Producción del 2003, que el pasado año se estrenó entre nosotros, pasando como un rayo por las carteleras, para al poco tiempo salir editada en dvd, concretamente el pasado Diciembre. Como en mi ciudad ni siquiera pasó por los cines, pues ha sido otra de esas películas que he visto en mi casa.
El film comienza con la detención de un menor llamado Leland, un joven muy inteligente pero que no muestra el más mínimo sentimiento. Ha cometido un asesinato y nadie sabe por qué, quitándole la vida a un descapacitado mental, por lo que será ingresado en un correccional. Allí conocerá a un profesor, que se interesará por él, intentando ayudarle, para saber por qué cometió el crimen. A partir de ahí, y mediante la técnica de los clásicos flashbacks, vamos viendo todo lo que sucedió con anterioridad al asesinato. También vemos una galería de personajes, con sus respectivos problemas, y como influyen directamente en la perspectiva que Leland tiene de la vida.
El film tiene un buen comienzo, y luego un buen final. Por el medio es bastante impreciso en lo que cuenta, aburrido y falto de interés. Sólo se destacaría alguna buena interpretación de su extenso reparto. Con guión del propio director, Mathew Ryan Hoge, estamos ante una de esas películas con chico problemático e inadaptado, pero extremadamente inteligente. Sin embargo, Hoge opta por un prisma totalmente equivocado. En vez de centrarse en el meollo de la cuestión, se pierde con toques trascendentales excedidos, dando palos de ciego. Utiliza una narrativa un tanto mareante, que hace que el espectador se distancie. Y al final, cuando la película descubre sus cartas, te das cuenta de que le han dado demasiadas vueltas para contar una enorme obviedad. Otro de sus peros es que los personajes no caen bien, y no porque hagan benas o malas cosas, si no porque ninguno resulta lo suficientemente atractivo, independientemente de sus intenciones, siendo casi todos bastante antipáticos. Sobre todo el principal, Leland, lo cual ya es un handicap bastante grande. Además, la interpretación de Ryan Gosling tampoco ayuda mucho; toda la película con cara de indiferencia, y como en una nube.
Don Cheadle, un actor muy de moda últimamente, está soberbio en su papel de profesor, pero su personaje tiene varios puntos que no están claros. Jena Malone, una jovencita con bastante morbo, en un personaje cuya relación con el protagonista no está bien expuesta, y su trato con cierta sustancia mucho menos. Kevin Spacey, que es uno de los productores de la película, se reserva el papel de padre del protagonista, en una de esas interpretaciones que piden a gritos un Oscar, por la supuesta importancia del personaje en la historia. Lena Olin, Michelle Williams y Martin Donovan interpretan personajes pésisamente tratados. Y por último, Chris Klein, que no sé que pinta en una película de estas características, en un papel decisivo en su tramo final, pero rayando lo ridículo de lo mal explicado que está, a parte de que es imposible creérselo.
El director naufraga en casi todo lo que propone, al no saber hacer interesante el guión, y luego al plasmarlo en imágenes denota mucha torpeza, dándole, por momentos, un aspecto de telefilm, que sólo aporta sosería al conjunto. Una película muy floja, que se entiende perfectamente su fracaso, y que por momentos resulta insoportable.
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