Se han dicho muchas cosas para justificar la más que previsible caída en taquilla de 'Dungeons & Dragons: honor entre ladrones'. A pesar de ser una de las películas más genuinamente divertidas de los últimos tiempos, se ha justificado no ir al cine porque parece un remedo de 'El señor de los anillos', no sabe adaptar bien la serie de dibujos de nuestra infancia o no es una IP conocida. Falacias y más falacias. 'Dungeons & Dragons' está a las puertas de su 50 aniversario y aún hay quien no sabe lo que es o cree que entrar en su mundo es demasiado complicado. Hoy vamos a romper mitos y forjar leyendas contando a los más herejes qué es D&D. Coged las espadas, las hachas mágicas y los dados de veinte caras: entramos a lo desconocido.
Rol antes del rol
La serie de animación que durante 1983 y 1986 asoló los hogares de medio mundo (aquella de "Tú el bárbaro, tú el arquero, acróbata, mago y yo el caballero") no es el material original en el que se basa esta nueva película. Vaya por delante. De hecho, ambas beben de lo mismo: el juego de rol que Gary Gygax creó tomando como base los wargames que estaban tan de moda en los años 60 y 70 y en los que se controlaban tropas completas con miniaturas que representaban guerras completas (especialmente la napoléonica).
No puedo vender a Gary Gygax como un outsider, al menos de primeras: realmente era un aficionado más a este tipo de juegos que, buscando su hueco en los mismos, creó un wargame realista llamado 'Chainmail'... en el que se permitió la osadía de introducir magos, elfos y -sí- hobbits. Fue el inicio de lo que después se convertiría en 'Campañas de wargames medievales fantásticas jugables con papel, lápiz y miniaturas'. Puede que tuviera que trabajar un poco en el márketing, pero había nacido 'Dungeons & Dragons'.
Puede que a estas alturas te estés preguntando qué demonios es un juego de rol. A grosso modo y con muchos matices, se trata de una historia contada colectivamente en la que cada jugador interpreta a un personaje que reacciona a la narrativa de un máster. Cada personaje tiene diferentes puntos divididos por habilidades (su fuerza, su ataque, su carisma o su inteligencia, entre otras) y sus actos se deciden con una tirada de dados. Como os digo, con muchos matices: el paso de los años ha creado juegos de todo tipo, desde los que no necesitan estadísticas o máster hasta los que pasan de los dados. Entonces, puede que estéis pensando, es un aburrimiento solo apto para frikis, ¿no? Resumido en una palabra: no.
Un mundo infernal
En los años 80, 'Advanced Dungeons & Dragons' se convirtió en un fenómeno estadounidense tal que destronó a los juegos de mesa clásicos. ¡Hasta en 'E.T el extraterrestre' jugaban una partida! De hecho, es raro mostrar la década en una pantalla sin, al estilo 'Freaks and geeks', permitir que los personajes jueguen a rol. Si nunca has jugado, puede ser extraño verlo (especialmente porque los diferentes medios se han empeñado en mostrar a los jugadores como obsesos), pero si le das una oportunidad, es la mar de divertido. Si hasta Homer Simpson acabó jugando durante tres horas hasta que le mató un duende, ¿vas a ser tú menos?
Como todo lo que tiene éxito entre una generación, acabó asustando a los más mayores: 'Dungeons and Dragons' formó parte del Satanic Panic (como bien mostró la última temporada de 'Stranger things'), con los padres insistiendo en que los roleros eran un peligro público y cometían los mismos actos violentos con unos dados que en la vida real. Y poco a poco, fue cayendo en el olvido a medida que películas como 'Monstruos y laberintos', en la que Tom Hanks acababa con el alma corrompida por Satán después de jugar, iban abriéndose paso en el imaginario colectivo.
No ayudó que la desastrosa tercera edición de 'Dungeons & Dragons', del 2000, coincidiera con la horripilante película con Jeremy Irons como villano desencajado y absurdo. El rol de mesa se fue perdiendo en favor de los videojuegos, algunos de ellos claramente inspirados en la creación de Gary Gygax, y se quedó en un reducto del que parecía que nunca iba a salir. Frases como "Tengo un elfo mago de nivel 10 que lanza bolas de fuego a sus enemigos gracias al báculo del poder" dejaron de sonar a fantasía... y empezaron a sonar a inadaptación. Y entonces llegó Twitch.
Twitchcraft
12 de marzo de 2015. Nada parecía presagiarlo, pero 'Dungeons & Dragons' estaba a punto de dejar atrás años y años de marginación y prejuicios y se iba a convertir en el divertimento número uno de Internet. Es en esa fecha cuando se estrena 'Critical role' en Twitch. Pronto, el público más general empezó a querer imitar a Matthew Mercer y los suyos y la red se llenó de partidas del juego de rol más famoso de todos los tiempos.
A partir de ahí, el boom ha sido innegable: quien no conoce el juego de rol o sabe de dónde viene es porque no quiere. Wizards of the Coast se ha hecho de oro vendiendo manuales de la quinta edición, Dan Harmon hizo su propia serie durante tres temporadas ('Harmonquest'), fue homenajeada por 'Community', 'Juego de Tronos' y 'Hora de aventuras', famosos como Stephen Colbert, Vin Diesel o Joseph Gordon-Levitt salieron del armario como fans y cada portal de entretenimiento quiso su campaña de 'Dungeons & Dragons'. Sacar tu espada y luchar contra orcos volvía a ser guay treinta años después.
'Dungeons & Dragons' no es solo un juego de rol: es una forma de expresión. Una manera siempre divertida de narrar, capaz de sacar lo mejor (y lo peor) de la gente, de salir por un momento del día a día, de imaginar solo con unos dados y una hoja de papel. Sí, es una IP conocida, quizá una de las más conocidas fuera de lo audiovisual. No, no es "una serie de dibujos". Sí, definitivamente y aunque nunca hayas tirado un dado de 20 caras, deberías ver la película. Y sí, deberías hablar con ese amigo tuyo que se compró el manual hace un par de años y siempre te dice que te crees un personaje para meterte en su grupo. Quizá encuentres que tus prejuicios siempre fueron absurdos. ¡Lanza carisma!
Ver 20 comentarios