A día de hoy 'Civil War' es mi película favorita de lo que llevamos de curso cinematográfico 2024. La road movie bélica de Alex Garland nos ha brindado una experiencia sobrecogedora en la que discurso, forma y narrativa reman en una misma dirección hasta convertirla en una de las cintas más trascendentes de lo que llevamos de siglo y generar algunas de las sensaciones más intensas que hayamos vivido en una sala de cine recientemente.
Además de por sus interpretaciones, por la extraordinaria dirección de fotografía de Rob Hardy y por un trabajo de planificación y puesta en escena soberbio, que juega con el fotoperiodismo como leitmotiv, la producción de A24 cumple con creces con sus objetivos gracias a la que, probablemente, sea su gran arma secreta. Esta no es otra que un diseño y un montaje de sonido capaz de helar la sangre a cada disparo que retumba en el patio de butacas.
Metal, cemento y retardos
He de confesar que, una vez concluyó el asfixiante tercer acto de 'Civil War', las palmas de mis manos estaban empapadas de sudor fruto del agobio y la tensión, y estoy plenamente convencido de que esto no hubiese sido posible sin la labor de Glenn Freemantle, editor de sonido ganador del Oscar por su trabajo en 'Gravity'. Un logro titánico en el que el realismo y el mimo por el detalle nos transportan como nunca al campo de batalla.
Tal y como explicó a Indiewire, Freemantle vio su participación en el proyecto como si de un programa de cocina se tratase, donde tienes muchos ingredientes que puedes mezclar para obtener resultados diferentes. Para hacer más comprensible el símil, explicó su aproximación a la primera parte del clímax, en la que las fuerzas de las F.O. —la alianza californiano-texana— asaltan Washington D.C. en una operación nocturna rodada en un parking de Atlanta.
En todas las setpieces, el análisis del entorno es la calve para confeccionar el mapa sonoro, y la combinación de materiales y distancias fue esencial.
"Esa batalla en particular es muy intensa porque golpea en todas partes y no muestra ningún tipo de piedad. Lo que se me ocurrió fue que la acústica sería única. Estás en las calles con todas estas [barricadas]. Todo es metal y asfalto, y tienes tanques, metralletas, lanzagranadas, armas de helicópteros, otras armas desde más lejos, y está todo a tu alrededor. Pero lo genial fue que sabíamos que no íbamos a luchar contra ninguna música".
Para prepararse, Freemantle y su equipo pasaron un fin de semana en los estudios Pinewood, a las afueras de Londres, disparando rifles de asalto M16 para analizar sus efectos acústicos.
"Fue un experimento científico para descubrir qué sonidos provenían de los edificios. Queríamos escuchar los disparos pero también los retardos. La la idea era que te llegase el ruido, pero que te golpease en el cine creando una conmoción".
Madera, oído y corazón
Por otro lado, el editor de sonido también aportó detalles sobre la segunda parte del clímax, en el que los militares —y los reporteros protagonistas— se infiltran en la Casa Blanca, que se reconstruyó en un set de tres plantas. En este caso, el metal y el cemento abrieron paso a la madera, y el campo abierto a grandes pasillos y habitaciones llenas de muebles del mismo material, lo cual generó un interesante contraste.
"Nos centramos en su viaje a través de la casa. Fue como intentar encontrar el sonido de unas ruinas, y todas las habitaciones tenían acústicas diferentes. No es tan dinámico como el exterior, así que suena mucho más amortiguado, lo cual es [bueno], porque crea un gran contraste con lo que acabamos de dejar".
Para terminar, Freemantle habló sobre el proceso de crear las mezclas Atmos, a medio camino entre lo terrenal y lo más instintivo.
"Estás sentado en medio de la habitación intentando crear esos retardos. Pruebas esto, pruebas aquello, pero intentas encontrar lo que tienes en la cabeza. Siempre digo que tu oído y tu corazón te lo dirán.
Lo llevamos más lejos de lo que teníamos porque cuando estás haciendo un gran final como este, en algún momento no estarás seguro de si vas a tomar la decisión correcta o no. ¿Cómo lo puedes hacer? Creo que lo dejas durante un tiempo, vuelves, lo escuchas y después lo descifras. Entonces te miras [con tus compañeros] y dices que has ido un paso demasiado lejos. Y, después, cuando lo consigues y sabes que lo ha hecho, te emocionas".
Y así es como se redondea una obra maestra que, sin duda, merece ser vista en la sala de cine mejor equipada y con el mejor sistema de sonido que tengamos a mano. Mientras sigan existiendo títulos como 'Civil War', la gran pantalla seguirá viva y coleando. Y de qué manera.
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