Aquella vez que Mari Trini casi pasa de cantar en un bar de Madrid a ser una estrella de cine internacional gracias al director de '55 días en Pekín'

Aquella vez que Mari Trini casi pasa de cantar en un bar de Madrid a ser una estrella de cine internacional gracias al director de '55 días en Pekín'

No es difícil imaginársela cantándole a Nicholas Ray "Esa niña sí, no, esa no soy yo"

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Mari Trini

Corrían los primeros años 70 y España, recién abierta al mundo exterior y a la modernidad, abrazaba la moda ye-ye que tanto promovía Conchita Velasco: era el inicio de un movimiento de aparente liberación feminista que pasaba de las largas faldas de vuelo alto a las minifaldas. Pero Mari Trini no estaba dispuesta a pasar por el aro. Ella quería cantar de negro y con pantalones vaqueros, y en vez de ser "una chica ye-ye" decidió "no ser esa que tú te imaginas". Marcó época, escribió más de trescientas canciones, se enfrentó al régimen casi sin darse cuenta, y no habría sido  posible sin un fracaso de taquilla: '55 días en Pekín'.

Un Ray-o de sol

Pero para eso tenemos que irnos hasta mucho antes de los vaqueros, las minifaldas y el 'Yo no soy esa'. El verano de 1962, musicalmente hablando, aún estaba coronado por Rocío Durcal, el Dúo Dinámico, Los tres sudamericanos o Tony Ronald. España estaba abriéndose un poco, y eso permitió que algunos rodajes extranjeros se hicieran en nuestro país, con la intención de sacar dinero a los que venían de fuera. Fue el caso de '55 días en Pekín', que empezó a rodarse en julio de aquel año en Las Matas, un barrio dentro de Las Rozas, en Madrid.

La idea era que Las Matas se convirtiera en el nuevo gran plató del cine americano, pero el caos del rodaje, el cartón piedra y el posterior fracaso en taquilla de '55 días en Pekín' lo mandó todo al traste. Si habéis visto la serie 'Arde Madrid', injustamente cancelada después de una temporada, ya sabréis que Ava Gardner, que co-protagonizaba la cinta, daba las mejores fiestas de toda la capital. La actriz estaba recién separada de Frank Sinatra y del torero Luis Miguel Dominguín y había encontrado en Nicholas Ray, su director, un buen amigo (y, hasta donde sabemos, solo eso, ¡el director estaba casado con Betty Utey!).

Imaginad el plantel: noches de locura y droga, mañanas de rodaje, más fiestas y vuelta a empezar. Samuel Bronston, el productor, acabó tan harto que acabó echándole del rodaje y dejando que lo completaran Andrew Morton y Guy Green. Pero Ray no se marchó de vuelta a Estados Unidos, no: abrió su propio local en Avenida de América y le puso como nombre Nicca's, un juego de palabras entre el nombre de su hija Nicca... y la frase "Nick's ass" ("El culo de Nick"). Quedaos conmigo, porque esto es importante para entender por qué Mari Trini acabó rompiendo moldes con sus vaqueros en la televisión una década después.

No le hagas Nicca'so

El Nicca's se convirtió, durante los dos años que estuvo abierto (aparentemente el director no sabía cómo manejar el dinero para no perderlo) en un básico de la noche madrileña, del mundo del cine y de la música. Un sitio para guapear, que se diría ahora. Allí se formaron grupos de música, cantaron mitos como Los Brincos o Los Seckers e hizo su primera aparición pública una quinceañera de familia bien y colegio religioso que había decidido marcharse de casa, vestida de cuero negro, a probar suerte en la música. Una rebelde sin causa, vaya. Cómo no iba a llamar la atención de Nicholas Ray.

En 1963, el director de 'Johnny Guitar' escuchó cantar por primera vez a Mari Trini. Lo hizo en francés, entonando sus temas propios, sola en el escenario con una guitarra. Ray lo tuvo clarísimo: delante de él estaba su próxima gran estrella internacional, la protagonista de su siguiente película, un diamante en bruto que solo tenía que pulir. Tanto fue así que se empeñó en que debía salir de Madrid y formarse en Londres en arte dramático para empezar a rodar pronto. La propuesta a la adolescente fue marcharse a gastos pagados. Y vaya que si lo hizo.

En ese Londres de mediados de los 60, en plena Beatlemanía, Mari Trini estudió con Peter Ustinov, Paul McCartney le tiró los tejos y conoció a todo tipo de famosos del mundillo del cine, desde Roman Polanski hasta Marlene Dietrich. Un año después, y viendo que lo de la película no seguía adelante (de hecho, Ray tardaría una década en volver a filmar otra película, en este caso experimental, titulada 'Nunca volveremos a casa'), se marchó, con su visto bueno, a grabar su primer disco a Francia. Cinco años después, con todo lo aprendido en París y Londres, Mari Trini se bajaba de un avión en un Madrid tan moderno para lo que era España como gris para ella.

Nunca llegó a rodar una película como otras contemporáneas de la época, pero la vida de Mari Trini, con su noviazgo lésbico de cuatro décadas con la misma mujer, su caída en desgracia cuando se negó a cambiar de estilo para competir con Alaska o su desnudo en Interviú que rompió todos los moldes, es absolutamente apasionante y os invito a descubrirla, aunque no tenga ya nada que ver con el mundo del cine. Siempre nos quedará ese rodaje frustrado, esas fiestas con Orson Welles y Ava Gardner en el 'Nicca's', ese Madrid aperturista, entre el glamour y el humo, para unos cuantos afortunados. Y una Mari Trini que podría haber sido, quién sabe, nuestra gran estrella del cine internacional.

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