A menudo asociado con Brian Yuzna, productor de más de una de sus películas, incluida 'Re-Animator', el inolvidable Stuart Gordon se ha considerado desde entonces, con total merecimiento, un maestro del terror. Por desgracia, también ha sido el último en abandonarnos tras unos años en que también nos hemos despedido de sus colegas Tobe Hooper o Larry Cohen. Va por usted, maestro.
Nace la leyenda
Nacido el 11 de agosto de 1947 en Chicago, Stuart Gordon comenzó a sorprender tanto a público como a su familia y profesorado al montar una parodia psicodélica y satírica de 'Peter Pan' en la Universidad de Wisconsin en 1968. En la obra, el niño eterno y sus aliados se habían convertido en hippies que luchaban contra piratas sospechosamente parecidos a la policía de Chicago, esbirros al servicio del alcalde de la ciudad entonces. Que también constase con un grupo de bailarines desnudos, supuestamente bajo el influjo de las drogas, fue suficiente para hacer dormir en prisión al futuro cineasta. La única nota triste de todo este asunto es que Stuart Gordon se nos fue sin poder llevar al cine esta visión tan personal.
Todavía con ganas de tablas, comenzó una carrera relativamente larga en el teatro dentro del Chicago Organic Theatre, una compañía experimental inspirada en los cómics de Marvel que ayudó a crear en 1971, y donde supervisó muchas obras, incluida 'Sexual Perversity in Chicago' escrita por David Mamet, quien terminaría siendo buen amigo de Gordon. Allí comenzó también una excelente relación de amistad con algunos de los actores, como Dennis Franz o Joe Mantegna.
En 1979, adaptó una de estas obras a la televisión, 'Bleacher Bums', una primera experiencia tras las cámaras nada fácil de rastrear en la actualidad.
A comienzos de los ochenta, sus deseos por el cine lo llevaron a su primer largometraje, adaptando muy libremente la obra de H.P. Lovecraft en la seminal 'Re-Animator'. Ahí comenzaría otra relación con el productor Charles Band (entonces jefe de Empire Pictures), Brian Yuzna (también productor) y los actores Jeffrey Combs y Barbara Crampton.
'Re-Animator' (1985)
¡La primera película de Stuart Gordon! 'Re-Animator' dio a conocer el nombre de Lovecraft fuera de los circuitos más minoritarios. También es justo destacar que se trata de una fiesta un poco traicionera con el espíritu bastante menos jovial de la obra general del escritor, aunque no tanto con la serie de desventuras que uno se encuentra en 'Herbert West: Reanimador'. Stuart Gordon tuvo una libertad total que se aprecia en su constante derramamiento de sangre y un erotismo retorcido que uno nunca sabrá si se tomaba en serio o no.
La película cuenta con un reparto descomunal, con Jeffrey Combs como el eterno reanimador Herbert West, Bruce Abbott, como ideal compañero de fatigas y la grandiosa Barbara Crampton aportando carisma, belleza y sufrimiento. Un clásico del cine que trasciende a la serie B y que aún hoy sigue siendo la mejor adaptación de Lovecraft a la pantalla. Gordon se aproximaría más veces al maestro, pero nunca hilando tan fino.
'Re-Sonator' (From Beyond, 1986)
Un año más tarde, la fiesta todavía estaba en pleno apogeo. Cogiendo como base una muy breve historia de Lovecraft, 'Del más allá', de apenas doce páginas, y repitiendo equipo, Stuart Gordon y los suyos se agarraban a un clímax atronador para sostener una película que con el paso de los años ha ido ganando adeptos y, si bien nunca llegará a la altura de su predecesora, sí se considera una más que digna nueva entrega lovecraftiana.
En Italia y de nuevo bajo la bandera de Empire y bajo el liderazgo de Brian Yuzna, el resultado fue un cuento de horror sadomasoquista con un éxito mucho más discreto que el de la película anterior. Su ritmo incasable y su no parar de situaciones extremas y grotescas hacen de ella una de las apuestas seguras para una tarde de pandemia aburrida.
Dolls (1987)
Junto a Ed Naha, colega con el que concebiría 'Cariño, he encogido a los niños', y veterano de la "escena" de Charles Band y compañía, Stuart Gordon se alejó de Lovecraft y de su equipo de estrellas habitual para una aproximación más tradicional al género en lo que sería su tercer largometraje.
Con un reparto que por primera vez no está a la altura de su director, 'Dolls' se queda un par de peldaños por debajo de sus trabajos anteriores, aunque eso no la convierta para nada en una mala película. Su atmósfera, la duración ajustada y algunas situaciones protagonizadas por los dueños de la mansión forman, junto al espectacular tratamiento facial de los pequeños seres inanimados (o no) alguno de los recuerdos más memorables de los videoclubs de finales de los ochenta.
Robot Jox (1989)
Con un presupuesto de 10 millones de dólares, esta película fue la más ambiciosa jamás producida por la Empire. Obviamente, también fue la que echó el cierre. Anunciada entonces como una experiencia "nunca vista antes”, las expectativas provocaron un cortocircuito entre un presupuesto demasiado ajustado en términos de ambiciones y la bancarrota de los estudios Empire durante el final del rodaje y la postproducción. La película pasó una buena temporada en el frío infierno de la nevera hasta salir directamente al mercado doméstico en más de medio mundo.
Originalmente un proyecto muy personal, 'Robot Jox' debería haber sido un proyecto de confianza entre Charles Band y Stuart Gordon después de varias colaboraciones, pero en realidad no fue así. Band pidió al director que le ofreciera una demostración (que finalmente servirá como secuencia de apertura) antes de involucrarse en el proyecto. Por su parte, Gordon contrató al novelista Joe Haldeman, autor de ciencia ficción galardonado por 'La guerra eterna', para escribir el guión sobre su propia historia. La relación entre ambos se inició un par de años antes, cuando Gordon pensó en adaptar su exitosa novela, publicada a mediados de los setenta.
El límite del destino (Daughter of Darkness, 1990) - El foso y el péndulo (1991)
Seguimos recorriendo las estanterías de los videoclubs de nuestra vida para reencontrarnos con otro pequeño clásico de Gordon y una película para televisión (en realidad ambos lo eran, puesto que la película con Lance Henriksen haciendo de Torquemada iba directa a vídeo) que en un principio debía rodarse en Rumanía y terminó en Hungría.
'El foso y el péndulo', la más accesible de ambas, fue una experiencia de rodaje. Henriksen y Gordon no se llevaron precisamente bien durante las tres semanas de rodaje. Tres semanas en las que el actor, para meterse del todo en la piel del inquisidor, se alimentó únicamente a base de pan y agua, aunque algo de alcohol también se trincaba durante las visitas de Oliver Reed al plató. La película es una visión mucho más modesta de la que Gordon tenía desde hace años en el punto de mira, y en la que Peter O'Toole, Sherilyn Fenn y Billy Dee Williams eran las estrellas.
Fortaleza infernal (Fortress, 1992)
Debido a un proyecto abortado titulado 'Thor', una historia de una tortuga asesina que se derrumbó debido al triunfo de, bueno, 'Las tortugas ninja', y un trabajo como productor ejecutivo en 'Cariño, he encogido a los niños', tuvimos que esperar un par de largos años para encontrarnos de nuevo con Stuart Gordon.
Primero como uno de los participantes en la escritura del guión del 'Body Snatchers' de Abel Ferrara (también Larry Cohen andaba por ahí), y ya luego dirigiendo la entrañable 'Fortaleza infernal', con Christopher Lambert y, cómo no, Jeffrey Combs. El presupuesto algo más elevado que el de 'Robot Jox', se tradujo en un éxito notable, sobre todo fuera de los Estados Unidos. De hecho, mucho tiempo más tarde el también desaparecido Geoff Murphy se encargaría de una secuela que no interesó a nadie, no sin que 'Escape de Absolom' también se apuntase al mismo carro.
Un castillo alucinante (Castle Freak, 1995)
Y a mediados de los años 90 volvemos al punto de partida. Charles Band había rehabilitado su salud financiera con su nueva compañía, Full Moon, y el equipo de 'Re-Animator' (excepto Brian Yuzna, liado por entonces entre 'Crying Freeman: los paraísos perdidos' y 'El dentista') se reunió para la ocasión. Ah, Lovecraft también se apuntó a la fiesta, puesto que la película adapta su relato 'El intruso'.
Extrañamente poética, evidentemente televisiva y tan teatral como debe ser viniendo de donde viene, la película cuenta con Jeffrey Combs y Barbara Crampton echando una mano a una historia que habría necesitado una buena inyección de suero verde fluorescente para revitalizar un poco el tono. Esta producción Full Moon es una película con un par de buenas ideas, pero es fácil comprender que, con la mitad de presupuesto que 'Re-Animator', también ofrezca la mitad de diversión. Lógico teniendo en cuenta que tras unos cuantos años era la primera película de Gordon con un control total y sin restricción alguna más allá de la presupuestaria.
Space Truckers (1996)
Una película que, como siempre en la filmografía de Stuart Gordon, da lo que promete: camioneros del espacio exterior. A simple vista todo esto puede parecer una broma, una parodia de otras epopeyas de ciencia ficción más 'serias'. En parte lo es. Pero solo en parte. Esta digna sucesora de 'Flash Gordon' debía ser una lanzadera definitiva para el cineasta tras el éxito de 'Fortaleza infernal', pero nada salió como debería. Los sempiternos problemas de distribución que acompañaron a Gordon durante toda su vida hicieron que el estreno norteamericano de la película fuera a través de HBO.
Gordon tuvo la idea de los camioneros espaciales durante años, y terminó reuniendo un presupuesto de 25 millones de dólares. Como buen cineasta curtido en el teatro, la química de los actores se logró con mucho tiempo de ensayo antes del rodaje. Solo hubo un integrante del reparto que no quiso hacer nunca un solo ensayo y al que vemos casi siempre en una primera y única toma. A ver si adivinas quién.
The Wonderful Ice Cream Suit (1998)
Otra de esas películas que nadie parece haber visto a pesar de estrenarse en Sundance en 1998. Disney presupuestó la película a nivel televisivo, puesto que el estudio se dio cuenta de que no podían estrenar la película en salas de cine sin aumentar los salarios de los actores, por lo que finalmente se lanzó directamente al video después de aparecer en algunos festivales de cine, Fantasporto o Austin entre ellos.
Adaptando una obra de Ray Bradbury escrita por el propio autor, está protagonizada por un atractivo reparto encabezado por Joe Mantegna, que ya había hecho lo propio con su versión teatral a mediados de los 70. Ojalá Disney+ la termine por incluir entre su oferta, aunque en terreno USA la película está disponible en Amazon Prime.
Dagon: la secta del mar (2001)
La tercera aproximación de Stuart Gordon al mundo de Lovecraft es sin duda alguna la mejor película salida de la Fantastic Factory, demencial fábrica de horror patria que posiblemente se adelantó a su tiempo.
'Dagon' es una película llena de luces y sombras que se complementan con gusto. La atmósfera es implacable y las localizaciones gallegas son uno de los grandes aciertos de la película. Su singular reparto presentaba a Ezra Godden, el héroe de la historia, evocando constantemente a Jeffrey Combs. Macarena Gómez debutaba en el cine como sacerdotisa y Paco Rabal se despedía del cine y del mundo de los los vivos como veterano alcoholizado conocedor de la oscuridad que rodea al pueblo.
A nivel visual, las máscaras de piel humana utilizadas por las criaturas resulta una idea tan económica como efectiva. Por desgracia, la infografía de la post-producción no estaba a la altura de todo lo anterior, dejando un regusto amargo a pesar de ser la más redonda, honesta y frenética epopeya de horror de la extinta FF.
King of the Ants (2003)
Esta modesta y punzante producción demostraba que detrás de la firma de Stuart Gordon había un autor con mayúsculas. Inicio de la que sería su trilogía final, la trilogía del pesimismo, era parte de un proceso de renovación que con el tiempo ha demostrado ser uno movimiento maestro solo a la altura de muy pocos elegidos. Inclasificable, seguramente la más compleja de su carrera, 'King of the Ants' es una obra asombrosa.
Nos encontramos ahora con los excesos habituales de un director que no quiso pasar al lado fácil, pero sin la socarronería de fondo que siempre manejaba hasta entonces. La violencia de la película perdura en el tiempo, cogiendo por sorpresa a cualquier aficionado despistado: las heridas de esta película no cicatrizan con el tiempo. Una de sus películas más ricas y personales, a pesar de no estar detrás de un guión de Charlie Higson que adaptaba su propia novela.
Edmond (2005)
Al fin los dos amigos encontraron la ocasión de trabajar juntos. David Mamet adapta su obra para que su amigo Stuart Gordon encuentre en William H. Macy a su protagonista ideal. Segunda entrega de la trilogía del pesimismo, el infierno de 'Edmond' evoca a Paul Schrader y al Scorsese de las noches locas, mientras el personaje desciende a un abismo fantasmal, estrellándose contra sus valores.
Por supuesto, sus diez millones de dólares jamás fueron amortizados en su trayectoria comercial, aunque puede que su estatus de culto y los quince años que han pasado desde su estreno hayan devuelto algún dólar más. Se lo merecería.
Stuck (2007)
Final de la trilogía y de una carrera en el cine, 'Stuck' mantenía la buena forma de sus últimos títulos, siendo la más cínica, fantasiosa y, a su manera, explícita. En una sociedad donde la indiferencia hacia los demás es casi obligación, Gordon y su guionista John Strysik consiguen que su fiesta resulte simpática mientras vomita toda la bilis que sobra en su interior gracias a la medida en que sus personajes son caricaturizados.
'Stuck' fue toda una sorpresa para quienes tuvimos el privilegio de asistir a su proyección en Sitges 2007. Una película sencilla, sin pretensiones que tiene el mérito de meternos de lleno en una historia demencial capaz de hacernos olvidar la triste realidad. Una obra a recuperar por muchos motivos. Pocos cineastas de género han dejado un epitafio tan certero. Ah, por cierto: la película está inspirada en un hecho real sucedido en 2001 en Fort Worth, Texas.
Con la pérdida de Stuart Gordon se nos va un cineasta del género irrepetible. Único y capaz de transmitir toda su personalidad a trabajos colectivos tan irregulares como los 'Masters of Horror' o 'Fear Itself'. Además, supo seguir a lo suyo y descartar una carrera entre millones y éxitos tras la creación de 'Cariño, he encogido a los niños' para seguir haciendo de las suyas con sus colegas de profesión y mundos bajos. Buen viaje, maestro. Aquí seguiremos disfrutando de tu legado hasta que nos encontremos otra vez.
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