Que el proceso de producción de un largometraje en Hollywood es un camino arduo, lleno de obstáculos, diferencias entre los diferentes miembros del equipo y dolores de cabeza no es nada nuevo; pero conocer este detalle hace más comprensibles algunos patinazos cinematográficos como la irregular nueva entrega de la franquicia 'Terminator'.
Gracias a una entrevista concedida por James Cameron al medio Cinema Blend, hemos sabido que el proceso creativo para terminar dando forma a 'Destino oscuro' ha sido un tanto convulso, con el productor interponiéndose en la visión del director Tim Miller después de ver una versión del montaje que, según palabras del propio James Cameron, era "demasiado irregular y demasiado larga".
Más que una producción, un "baño de sangre"
Este hecho fue el desencadenante de que el autor de las dos primeras entregas de la saga comenzase a participar activamente en el proceso de montaje para moldear la cinta a su gusto.
No era coser y cantar por aquél entonces. Sentía que muchos de los caminos que se habían tomado eran innecesarios. Soy montador, así que di indicaciones que eran extensas y, a la vez, muy específicas. Continué con ese proceso durante dos meses y medio cuando cerramos el rodaje... Nunca fui al set. Aún tengo que conocer en persona al nuevo reparto porque nunca fui al set. Pero estuve muy involucrado en la escritura y estuve muy involucrado en el montaje de la película. Para mí, el montaje es una extensión de la escritura.
Por si aún no ha quedado claro que la creación de 'Terminator: Destino oscuro' no fue un camino de rosas, James Cameron la describe como un auténtico "baño de sangre".
"Diría que hubo muchos desacuerdos. Y la sangre de esas batallas creativas sigue esparcida por las paredes. Esta es una película que fue forjada a fuego. Así que, sí, pero así es el proceso creativo, ¿verdad?"
Para terminar, en un gesto que, a título personal, no me parece demasiado cortés, Cameron compara su trabajo con Miller con la experiencia vivida con Robert Rodriguez en el rodaje y postproducción de la estimulante 'Alita: Ángel de combate'.
"Mi trabajo con Robert en Alita fue muy diferente. Robert adoraba el guión, lo adoraba todo; decía, 'Yo sólo quiero hacer la película, quiero hacer la película del modo en que la visualizas'. Y yo estaba en plan, 'No, tú tienes que hacer tu película'. Tuve la experiencia opuesta con Tim, que es que Tim quería hacerla su película. Yo pensaba, 'sí, pero yo se unas cuantas cosas sobre este mundo'. Así que he tenido la versión de materia y antimateria de la experiencia de producción".
Después de reflexionar sobre todo lo expuesto con anterioridad, tan sólo queda una pregunta por responder: ¿Por qué estudios y productores se empeñan en contratar a cineastas con ideas claras y visiones propias para después mutilar su obra, dando como resultado un producto a medio gas y sin una dirección concreta?
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