Al contrario de lo que esos autores de aires esnobistas tienden a afirmar, la conexión entre el consumidor de ficción y una obra es una relación simbiótica. En este vínculo juegan muchos elementos pero hay un concepto que resulta clave a la hora de acercarse a una ficción.
La suspensión de la incredulidad define ese acto del espectador de apartar de forma voluntaria el sentido crítico a la hora de juzgar el realismo de lo que está viendo. El espectador amolda los criterios bajo los que juzga la realidad de una historia a las reglas propias que genera cada narración. Samuel Coleridge puso el término sobre la mesa a principios del Siglo XIX cuando reflexionaba sobre géneros como la fantasía, cuya naturaleza exige este compromiso a quien quiera entregarse al disfrute de sus historias. Sin embargo, es un concepto que se aplica prácticamente a todos los ámbitos de la ficción pero cuya ejecución presenta más dificultad cuanto más realista sea su apariencia.
Entre las numerosas críticas que hemos podido leer sobre ‘The Newsroom‘, la nueva serie de Aaron Sorkin estrenada en HBO hace tres semanas, encontramos la mofa a esa mirada optimista e idealista del mundo del periodismo. Este estigma que ya consiguió Sorkin con su reflejo romántico del universo político en la brillante El Ala Oeste de la Casa Blanca, ha provocado rechazo entre los espectadores, que han decidido juzgar la serie bajo un patrón cortado por las reglas del mundo que conocen como real.
Es evidente, y lógico, que el espectador asuma más fácilmente las reglas internas de un mundo de fantasía en el que hay viajes en el tiempo o tecnologías futuristas que aquel universo presentado como aparentemente realista pero que juega con sus propias reglas. Es en relación a esto donde entra otro concepto esencial y directamente relacionado con la suspensión de incredulidad: La verosimilitud.
Verosimilitud vs. realismo
‘Breaking Bad’, que en breve nos honrará con su quinta temporada, presenta un mundo sucio, enfermizo y criminal, universo que aceptamos como tal sin plantearnos si es realista. No importa, porque es verosímil y coherente; una imposibilidad probable es preferible a una posibilidad improbable, que decía Aristóteles. Toda ficción crea una objetividad propia, unos principios universales que construyen una nueva realidad.
En la redacción de ‘The Newsroom’, al igual que en el despacho oval del Presidente Barlett, habitan personajes de saber infinito y elocuencia excepcional, personajes que luchan contra el morbo y la espectacularidad en la información y cuya pulcritud ética y moral resulta hasta un poco molesta. Estas son las reglas que ha decidido crear Sorkin para su universo.
Parece que la cruda realidad nos ha vuelto tan cínicos que nos resulta más sencillo creernos una representación pesimista y corrupta de la política y el periodismo como la de ‘State of Play‘ que la mirada idealista de ‘El Ala Oeste’ o ‘The Newsroom’. Y no es un hecho aislado. Los antihéroes, los villanos y la doble moral son más extensamente alabados y aceptados que los héroes o los optimistas, que son tachados de ingenuos, cansinos y menos creíbles que sus antagonistas.
La fantasía, la ciencia ficción, la sitcom o la acción son géneros que cuentan con ventajas inherentes a sus características. Bart Simpson lleva más de dos décadas en la adolescencia, Ally McBeal no estaba en un psiquiátrico, Jack Bauer salva países a golpe de tortura y Gleendale existe. En este tipo de planteamientos cómicos y dramáticos, la coherencia y verosimilitud habitan en terrenos más amplios y permisivos.
La supresión de incredulidad tiene más armas. Ese imaginario cultural y experiencia vital del espectador que han supuesto un inconveniente para ‘The Newsroom’, han sido y son beneficiosos para otro tipo de relatos. La medicina, la abogacía y otras temáticas en esa línea son abordadas asumiendo la entendible ignorancia de la audiencia ante estos temas. Pero todo tiene su inconveniente y ésta asunción juega en contra de la ficción cuando la ignorancia no es tal, resultando imposible que un médico suprima su incredulidad y acabe viendo ‘House’ como una comedia y no como un drama. El imaginario popular también juega un papel importante y aceptamos fácilmente que un vampiro se queme y derrita a la luz del sol pero nos burlamos de aquellos que brillan o que utilizan crema solar factor cien para protegerse (véase ‘The Gates’), cuando las tres posibilidades son, en realidad, igual de im-posibles.
¿Credulidad o acto de fe?
A veces, la supresión de la incredulidad no es tanto un juego de verosimilitud como un acto de fe. Como espectadores decidimos aceptar que Carrie Bradshow podía permitirse ese piso en pleno Manhattan o que los resultados de ADN para Grissom llegan en una hora. Estas incoherencias se colocan en una balanza. Algunos resuelven que les compensa aceptar que los adolescentes de ‘Dawson Crece’ hablaban como doctores en filosofía y otros exigen en su juicio más realismo a la ciencia ficción de ‘Fringe’ que a la fábula de ‘Once Upon a Time’ a pesar del carácter fantástico de ambas, que resulta engañoso por el aspecto de la verosimilitud en juego. Veronica Mars es un personaje que hay que consentir como probable para entregarse y disfrutar de su inteligencia, referencias culturales y réplicas ingeniosas.
Pero la fe del espectador no es infinita. La permisividad hacia el exceso, las pequeñas incoherencias o la violación de las propias reglas creadas tiene un límite y cuando el la audiencia lo alcanza, abandona la supresión de la incredulidad. En la jerga televisiva esto tiene un nombre: Jump the shark. De alguna forma, mediante un giro desesperado o injustificado o una acción fuera de lugar, la serie rompe la verosimilitud interna y con ella el contrato que tiene con el espectador. Por supuesto, es un concepto que se aplica de forma muy subjetiva porque los límites de cada espectador son distintos.
La animación es el formato en principio más adecuado para saltarse todas las reglas sin arriesgar la credulidad de la audiencia, y a raíz de esto quiero despedir el artículo con un vídeo tan curioso como informativo y entrañable. En 1954 se comenzó a emitir una serie documental producida por Walt Disney Company y presentada originalmente por el propio Walt que dedicaba episodios a educar a cerca de la animación, sus características, procesos, curiosidades, etc. Muchos de estos episodios pueden encontrarse en youtube, incluido el que habla de The Plausible Impossible (la imposibilidad verosímil).
En wikisource | Poética, de Aristóteles (lectura esencial y muy recomendable si os van estos temas de narrativa).
En ¡Vaya Tele! | Otras columnas de La Showrunner
Ver 49 comentarios
49 comentarios
Eric Mendo
Toda la razón del mundo. En clase nos han insistido algunas veces sobre este concepto, y tus argumentos no hacen más que justificar esa insistencia, aunque no estoy del todo de acuerdo en que esperamos exactamente lo mismo de series como OUaT y Fringe, por lo menos tal y como yo lo veo.
Considero la ciencia-ficción y la fantasía dos géneros, que aunque tengan ciertas similitudes, son completamente distintos, y uno de los factores es ese que tú comentas: exigimos más verosimilitud a Fringe que a Once Upon a Time, pero por la sencilla razón que Fringe es ciencia-ficción, y la otra es fantasía. La ciencia-ficción se define por ser un género que aborda en cierto modo una realidad que no existe, pero que podría existir en un futuro, y por esa razón (como mínimo yo), exijo un mayor grado de realismo y coherencia en sus reglas de juego. No me vale cualquier cosa si no me dan una explicación más o menos razonable. Por ejemplo, me valdría que me explicaran un viaje en el tiempo de Once Upon a Time por una alubia mágica o una maldición, pero si en Fringe me dijeran que viajan en el tiempo por las propiedades especiales de una alubia, me sentiría estafado.
Por eso también estoy de acuerdo contigo en que cada género y cada serie o película tiene su propia frontera y sus propios límites con la credibilidad, la verosimilitud y lo que el espectador está dispuesto a aceptar.
mackey
Adriana, llevas 3 entradas en este blog y todas han marcado la diferencia. Ésta en concreto trata un tema muy interesante. Yo siempre he dicho que acepto lo que me echen, que no tengo problemas en formar un vínculo inquebrantable con una serie sea de la temática que sea, se base o no en la realidad. Acepto las normas que me proponen sin razonar en exceso sobre si es o no creible lo que me muestran (hablo, obviamente, de las series que no son de fantasía o ciencia ficción). De hecho, me atrevería a decir que existen pocas, poquísimas series verosímiles (¿The wire?), por lo que el acto de fe al que haces referencia es práctimente vital si se quiere disfrutar de la ficción. Eso sí, al producto le exijo lógica interna y coherencia narrativa dentro de las normas autoimpuestas por la propia ficción. Ya sé que nadie habla como McAvoy o Mckenzie, pero me creo la lúcida incontinencia verbal de todos los personajes creados por Sorkin porque así me los presentan y así decido aceptarlos. Si critico la falta de verosimilud de The newsroom, no tiene sentido que siga viendo ficción, ya que tampoco podría ver las desventuras de los hijos de la anarquía, la vitalidad con la que Cathy Jamison afronta su cáncer o la facilidad con la que Hank Moody se folla a tias buenorras tras cruzar tres palabras. El que no sepa suprimir la incredulidad, que se pase a los documentales.
DrivE ThrougH
Precisamente ese es el problema. Cuando se empieza a ver una serie, sea de la temática que sea, se establece de forma implícita un "contrato" entre el espectador y el producto, y como todos los contratos, o se acepta o se rechaza, pero lo que no se puede hacer es cambiar las reglas a mitad de camino. Es decir, yo se que Bart Simpson lleva 20 años siendo adolescente, y no me importa, es más, es necesario para que la serie funcione, pero lo que hace que no seamos permisivos con series como "El barco" es que lleven un cargamento de cocacola que les dura toda la travesía o que casualmente en ese barco no haya duchas para hombres y duchas para mujeres. Esto es hacer trampas y hace que desistamos del contrato. Si quieren anunciar cocacola, que lo hagan y si quieren poner una serie erótica, que la emitan, pero que no nos engañen.
Isart
Interesantísimo el tema y cuánta razón, Adri. Me ha gustado especialmente cuando haces comparativas de cosas que fácilmente nos resultan inverosímiles pero pasamos por alto otras que deberían serlo igual. Casos de Fringe vs OUAT o el tema de los vampiros... Aunque yo diría que lo que sucede en el primer caso es que Fringe nunca "enseñó todas las cartas" desde el principio e hizo el famoso "jump the shark" que comentas, cosa que otras series no hacen y juegan limpio con el espectador desde el principio; "así es la serie y esto es de lo que vamos."
Y me ha encantado esta frase: "Los antihéroes, los villanos y la doble moral son más extensamente alabados y aceptados que los héroes o los optimistas, que son tachados de ingenuos, cansinos y menos creíbles que sus antagonistas." ...tiene toda la razón o al menos a mí sí que me sucede eso.
Caso similar en el cine y las películas, creo que una de las razones por las que nos ha entusiasmado tanto el lavado de cara que Nolan le ha hecho a Batman es porque ha dotado a la historia y a los personajes de todo esto que comentas, saliendo del "guión habitual" que solía y suele tener este tipo de cine.
236105
La suspensión de la incredulidad depende mucho de las expectativas que uno crea en el espectador. Si cuando entras en una historia fijas unas reglas de realismo, idealismo, fantasía o ciencia ficción lo más seguro es ajustarse a ellas hasta el final; hay que ser muy bueno para cambiarlas a medio camino, y cambiarlas al final (deus ex machina) resulta normalmente inaceptable.
Es lo que pasó con Lost, que presentó una situación de ciencia ficción (Dharma y todo eso) y acabó con un final mágico-religioso. Muchos nos sentimos estafados.
Por otra parte, si el espectador disfruta de la serie y se encariña con sus personajes es más fácil que pase por alto un "esto no puede ser" ocasional, o hasta frecuente. Eso me ocurre con Fringe, la veo porque me encantan Walter, Olivia, Peter, Astrid, Broyles y Nina Sharp, a pesar de que no me trago sus paranormalidades y me revienta eso del "poder del amor" y ya se pasan con tanto cambio de universo. No me ocurrió con Lost, ninguno de cuyos personajes me apasionaba.
Cuando se tiene un buen personaje, incluso series aparentemente "realistas" como House y Dexter consiguen que nos traguemos unos agujeros narrativos e inconsistencias que clamarían al cielo si nos fijáramos en ellos. En Dexter, concretamente, estamos tan hechos a su frialdad y astucia sobrehumanas que cuando se desespera y comete errores como un ser humano normal es cuando pensamos "esto no puede ser, no es propio de Dexter".
En el caso de las series de Aaron Sorkin como West Wing y The Newsroom, el trato con el espectador es que no nos está presentando el mundo como es, sino como debería ser (y como deberíamos intentar que fuese, si no fuéramos gilipollas). Nos lo dice claramente desde el principio, presentando un presidente de los USA que es premio Nobel (no de la Paz), o un periodista que dice "fuck" en público. Si no te gustan este tipo de historias, enseguida tienes ocasión de darte cuenta y dejarlo.
blacklynx
Que casualidad, este tema lo comentamos el otro día con mi familia. Decíamos que había series que dentro de su mundo de fantasía, tenía una reglas que definían, por regla general durante sus primeras temporadas", y que formaban ese mundo, y que como espectador aceptábamos, pero que cuando los guionistas se quedaban sin ideas, y se saltaban sus propias "reglas", la serie perdía el norte, y nos sentíamos estafados. Por ello, una serie como Buffy Cazavampiros me parece una de las mejores series que existen, pues todo el rato respeta su mundo, y no se salta sus propias reglas, dentro de la evolución de la misma historia.
Chupamel Piene
En mi caso, no suelo hacerme preguntas y suelo "creerme" lo que sea que quieran contarme. No he trabajado nunca en la policía científica y no tengo ni puñetera idea de sus métodos y su funcionamiento interno. Pero cuando veo un caso en el que sacan la cara del asesino de un píxel reflejado en un tornillo sacado de la foto de un satélite... entonces es cuando dejo de tomármela en serio y sospecho que, de hecho, me están tomando por tonto. Porque cualquiera puede abrir el MS Paint en Windows y comprobar lo que se puede sacar de un píxel. O ese capítulo en el que "rastrean una ip creando un interfaz gráfico en Visual Basic". Coger y juntar palabras sin ton ni son para sonar técnico no mola.
252933
Esta la suspension de la incredulidad y luego esta Buffy
Tejo
Me ha encantado que trates el tema; en clase nos insistían mucho en este concepto. Justo anoche veía un capítulo de Anatomía de Grey (vale, cualquier cosa mala que me suceda me la tengo merecida) y una paciente escritora le pedía una residente que le transcribiera una novela mientras ésta le dictaba. La doctora residente dedicaba toda su jornada laboral a transcribir y no a ejercer la medicina, y mi incredulidad despertó (aunque con Anatomía de Grey esto puede suceder varias veces por episodio, dicho sea).
Creo que todo guionista tiene que tener siempre en mente este mantra.
Genial como siempre.
i-chan
Excelente artículo, Adriana. Digo lo mismo que mackey: tus tres aportaciones hasta la fecha han sido de lo mejor publicado en este blog.
La suspensión de la credulidad es fundamental para el goce de historias de ficción, porque como ha dicho mackey, todas las ficciones son artificios que se rigen por reglas muy distintas a las del mundo real. Incluso series que parecen tan "realistas" como 'The Wire', analizadas al milímetro, se revelarían como artificiosos teatros de marionetas.
Quizás por eso me guste tanto el cine de M. Night Shyamalan, cuya carrera cinematográfica gira en torno a la importancia del acto de fe que es necesario realizar para dejar entrar lo fantástico en lo cotidiano.
Isart
Interesantísimo el tema y cuánta razón, Adri. Me ha gustado especialmente cuando haces comparativas de cosas que fácilmente nos resultan inverosímiles pero pasamos por alto otras que deberían serlo igual. Casos de Fringe vs OUAT o el tema de los vampiros... Aunque yo diría que lo que sucede en el primer caso es que Fringe nunca "enseñó todas las cartas" desde el principio e hizo el famoso "jump the shark" que comentas, cosa que otras series no hacen y juegan limpio con el espectador desde el principio; "así es la serie y esto es de lo que vamos."
Y me ha encantado esta frase: "Los antihéroes, los villanos y la doble moral son más extensamente alabados y aceptados que los héroes o los optimistas, que son tachados de ingenuos, cansinos y menos creíbles que sus antagonistas." ...tiene toda la razón o al menos a mí sí que me sucede eso.
Caso similar y salvando las distancias ha ocurrido en el cine y las películas, creo que una de las razones por las que nos ha entusiasmado tanto el lavado de cara que Nolan le ha hecho a Batman es porque ha dotado a la historia y a los personajes de todo esto que comentas, saliendo del "guión habitual" que solía y suele tener este tipo de cine. Al final acabamos aplaudiendo ese realismo en un ámbito que nunca lo ha querido ser.
harry82
Muy interesante el articulo y es curioso ver lo que uno decide pasar por alto porque forma parte del universo de la serie y lo que no. Aunque yo soy de los que deciden comprar el mundo de Sorkin, sabiendo ya de antemano lo que me iba a encontrar, no se de que se sorprenden ahora los críticos Americanos. Y sin embargo me chirría mas que en una serie de Ciencia ficción como "Fringe" decidan que (spoiler) Lo que va a traer de vuelta a Peter es el amor (fin spoiler) Para mi eso es cambiar un poco las reglas a la mitad.
Lorenzo Palacios Venin
Un ejemplo de Jump the shark: Perdidos. Llegó un momento en el que la serie ya no podría tener sentido ni en la realidad ni en su propia ficción :S
luisl
Los magnetos de alma fueron mí límite en Fringe. Te acepto que existan las almas en una serie sobrenatural pero acá no.
364326
Deben ser los tiempos que corren. Aunque el pesimismo no lo explica todo. Por un lado, sí, Game of Thrones, donde todos, o casi, son unos hijos de puta de cuidado, su retrato del ser humano es, más que oscuro, sucio, (aunque también divertido) tiene todas las alabanzas (hasta el punto que hemos pasado por alto que tiene elementos de fantasía, tan denostada en nuestro país). Esto del realismo de mucho barro, muchas bajas pasiones y tal también lo hemos visto ya (por eso Game of Thrones me deja igual) en otras series como Roma o Los Tudor, a diferentes niveles, o en los westerns televisivos. Pero corren tiempos cínicos.
Claro que, por otro lado, Once upon a time ha ido bien allí (aquí, no sé), donde, independientemente de la fantasía, el tono mayoritario ha sido tendiente a eso del "love conquers all", que es tan americano, y que, supongo, ha sido una estrategia de la cadena, de ofrecer una ficción que nos sacara justamente del pesimismo.
Supongo que le verosimilitud no es, o tal vez no pueda ser, un concepto objetivable. The Wire se presenta como una gran obra "realista", porque suponemos que TODA la policía y TODO el sistema es tan impotente contra el crimen... no porque sepamos, de forma racional (no creo que TODOS los críticos o analistas hayan vivido en la ciudad retratada ni hayan vivido el sistema policial o penal de allí), que esto es de veras así. Eso es lo que hace que las obras realistas se acepten como tal: más una sensación (nada racional) de que lo que vemos en pantalla (o en papel, o en pantallas de lectura) es veraz. Claro que The Wire contaba con una ventaja: lo del "basado en hechos reales" ( no tal cual, pero dejándonos ver que sus creadores trabajaron en la policía y como periodistas, si no recuerdo mal). Siempre es un plus; o una trampa, según lo veamos.
Pero siendo racionales hasta el final, siendo "científicos", incluso, es tan increíble que todos los personajes sepan hablar bien como que, qué casualidad, Dexter siempre se mida con otro psicópata, que Jack Bauer se enfrente ocho veces diferentes a una amenaza contra la seguridad nacional o que, quién sabe, no haya ni un solo policía, inspector o político en The Wire que sea eficaz.
Todo esto, por cierto, es un problema para los guionistas, porque, si la verosimilitud es subjetiva, ¿cómo saber que lo que escribes lo es, o sólo te lo parece? O dependerá del género, como apuntas en esta entrada.
enforex
buen articulo eh!
581862
Muy buen post, Adri. Es cierto que por ejemplo, Breaking Bad es de todo menos verosimil, pero nos lo creemos por los personajes y la negrura que desprende. Me recuerda a los que hace tu compañero El crítico de la Tele, con mucho humor. www.elcriticodelatele.com