Un día, Cuatro cogió su cestita y salió al bosque a canturrear con las ardillas y los conejetes; entonces, de detrás de un pino muy alto, apareció el trospidismo. Acababa de nacer y lloraba porque buscaba a su mamá. Cuatro lo acogió en sus brazos, lo acunó y lo convirtió en una estrella televisiva. Y todavía hoy son felices y comen perdices.
Ayer, Cuatro estrenó un nuevo paso de esa escalera que eleva lo freak hasta los altares de la diversión. Se trata de 'Inteligencia Artificial', un espacio de apenas media hora de duración con el que pretendía inaugurar una "noche tróspida" en la que el estreno de '¿Quién quiere casarse con mi madre?' era el plato fuerte. Tenía mucha curiosidad por saber qué era exactamente este programa, del que nos habían contado que se trataba de un tablón de anuncios para intercambiar, vender o comprar objetos y servicios. Pero, ¿cómo se aúna esto con una base tróspida?
En 'Inteligencia artificial' pudimos ver un muestrario de personajes que ofrecían y solicitaban todo tipo de productos: desde un carpintero aventurero a una chica que buscaba un novio moreno. Las piezas eran muy cortas y estaban amenizadas por la presencia de la eficiente Luján Argüelles que repetía a los espectadores que no dudaran en ponerse en contacto con ellos para grabar un anuncio y ofrecer sus mercancías y servicios al mundo entero.
He de decir que el resultado final de este programa no acabó de convencerme. Se trata de una sucesión de personas que encajan perfectamente con el universo tróspido y que aportan heterogeneidad y buen humor. Pero, para mi gusto, le falta algo para que enganche. Tal vez, un poco de continuidad para que generen empatía, para que nos caigan bien, pues todo iba a salto de mata y cada vídeo resultaba más peculiar que el anterior.
El programa hizo gala de los recursos que tan bien conocemos en Eyeworks Cuatro Cabezas: un montaje que aporta diversión, efectos musicales y sonoros, importancia de aquello que parece secundario: como ese señor que se asoma a su terraza mientras una ex-casada pretende vender su vestido de novia; pero, mientras lo veía, no podía dejar de pensar que este programa era realmente una travesura audiovisual, en la que, desde luego, el intercambio de objetos y servicios no es precisamente lo más importante; y que quien dio luz verde a este proyecto desde un despacho quería experimentar hasta dónde es capaz de llegar el poder de convocatoria tróspido.
En ¡Vaya Tele! | Cuatro estrena el martes 'Inteligencia artificial' y '¿Quién quiere casarse con mi madre?'
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