Las mañanas de Cuatro y Channel nº4 están atravesando probablemente su peor momento. Con una audiencia de 198.000 espectadores y un 4,9% de share, el programa de Concha García Campoy se hunde por la mañana. Aunque por la tarde, Channel nº4 está incluso peor: con un share del 4,6%, más propio de La Sexta que de Cuatro, es lo menos visto de la oferta vespertina de la cadena.
Esto lo que demuestra es un principio básico: si llegas el último, es mejor intentar diferenciarse que competir con las mismas armas. Aunque el caso de los dos magazines es diferente. Channel nº4 se vendió en un principio como un programa diferente a los habituales de las tardes, en una cadena que prometía una programación sin corazón. Poco a poco fue intentando parecerse más y más a lo que parecía tener éxito en otras cadenas: ¿que Telecinco y Antena 3 llenaban sus tardes de corazón y tertulias de realities? Channel nº4 hacía lo mismo, ¿que se ponen de moda las conexiones en directo? el programa de Boris Izaguirre se inclina también hacia ese lado. El caso de Las mañanas de Cuatro es distinto: desde un principio se planteó con las típicas características de un programa de las mañanas. ¿Cómo pudieron pensar que competirían en igualdad de condiciones haciendo lo mismo, pero con varios años de retraso? Si quieres arañar audiencia a unos formatos muy asentados en unas cadenas muy asentadas, tienes que plantear algo diferente. Si ni siquiera Antena 3, que le saca muchos años de rodaje, consigue hacerle frente a Telecinco en sus mismos términos, ¿cómo pensaba Cuatro que ellos si lo lograrían? ¿Por qué pensaba Cuatro que un Programa de Ana Rosa, sin Ana Rosa, podría robarle audiencia al original?
La Sexta sabe que hay un campo en el que no puede competir y ha renunciado a él desde el principio. Mucho más coherente, desde luego.
En ¡Vaya Tele! | Vuelve Channel nº 4
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