La primera temporada de ‘True Detective’ se convirtió en uno de esos fenómenos que tampoco abundan tanto en la pequeña pantalla, pero la segunda fue recibida en el mejor de los casos como una decepción y no faltaron los que la tacharon como una pérdida de tiempo. Por mi parte, creo que ni la primera es tan buena ni la segunda tan mala, pero la crisis ocasionada por esta última llevó incluso a pensar que la serie no pasaría de ahí.
Ahora HBO nos trae una tercera temporada marcada por las dudas sobre qué podíamos esperar exactamente de ella. Una vez vistos cinco episodios os puedo decir que se asemeja bastante más a la primera que a la segunda, aunque aquí la investigación se plantea en tres tiempos y hay un claro protagonista en lugar de dividir su atención entre los dos compañeros. El resultado es notable.
Encontrando su voz
Es durante el primer episodio cuando esta tercera temporada de ‘True Detective’ recuerda más a la primera, ya que la forma de plantear el eso guarda claros ecos con lo que habíamos visto en el debut de la serie. A eso se une el extraordinario cuidado técnico al que nos tiene acostumbrados HBO y hay que recurrir a ciertos detalles para encontrar la personalidad de esta nueva historia.
Uno de ellos es el mayor interés en los detalles íntimos que dan una mayor humanidad a los personajes, algo que curiosamente alcanza su punto álgido hasta ahora en el cuarto capítulo, el mismo en el que Nic Pizzolatto cuenta en el guion con la ayuda de David Milch, el creador de ‘Deadwood’. Hasta entonces es algo que va apareciendo en pequeñas píldoras, sobre todo en el presente con los problemas de memoria del protagonista y en cómo surge y se asienta la relación con su mujer.
Eso lleva a que el protagonismo de un estupendo Mahershala Ali sobre un solvente Stephen Dorff sea notable, ya que en lo referente a la investigación sí que existe cierto equilibrio, pero eso cambia radicalmente cuando Pizzolatto opta por centrarse en otros aspectos. Ahí sí que puede parecer por momentos que el caso queda de lado en beneficio de la vida personal de una forma mucho más acusada que en la primera temporada.
‘True Detective 3’ brilla más en lo personal
No obstante, la tercera temporada de ‘True Detective’ tiene muy claros cuáles son sus principales focos de interés. Por un lado, esclarecer la misteriosa desaparición de dos niños, cuyas raíces recuerdan a la primera pero que luego va encontrando su camino, tanto en lo referente a los sospechosos que van surgiendo y cómo se aborda su posible implicación como por los sucesos inesperados que se van sucediendo.
En eso último se aprovecha muy bien que la serie vaya saltando de un año a otro con una agilidad indiscutible, siendo innecesarias las aclaraciones porque uno entiende con gran facilidad en qué momento se encuentra. El único pequeño pero es que incluso la gran sorpresa no termina de tener el impacto deseado, ya que hemos visto tantas investigaciones a lo largo de los años que hace falta aún más que una intachable pulcritud para implicarnos en lo que sucede.
Pese a ello, uno sigue la evolución de los hechos con curiosidad y además hay alguna escena con una fuerza indiscutible -aunque no esperéis nada al nivel del famoso plano secuencia de la primera temporada-, pero es esa mayor preocupación por la vida privada del protagonista lo que permite a esta tercera temporada encontrar su hueco. Ahí resulta esencial la presencia de Carmen Ejogo como una mujer que no quiere limitarse a ejercer como esposa y que añade esa capa extra de humanidad que tan bien le viene a la serie.
En definitiva, ‘True Detective’ vuelve a sus raíces en una tercera temporada que parte de una base similar a la primera para luego ir desarrollando su voz propia. No esperéis una obra extraordinaria, pero sí con los suficientes alicientes para recuperar la fe en la serie si sois de los que quedaron desencantados con la segunda temporada.
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