No cabe duda que Anthony Mann es/será recordado por sus gloriosos westerns, especialmente por los protagonizados por James Stewart. Sin embargo, la grandeza de este director se demuestra también fuera del mencionado género y 'The Tall Target' es buena prueba de ello. Aunque se la pueda catalogar, con calzador y algo de esfuerzo, como un pseudo-western, el film es fundamentalmente un thriller, una magnífica obra de suspense con la que Mann nos mantiene pegados a la butaca de principio a fin. Perfectamente podría haber venido firmada por Alfred Hitchcock (que, curiosamente, estrenó 'Extraños en un Tren' ese mismo año, 1951); claro que en ese caso se hubieran producido algún pequeño cambio, como poner a Grace Kelly en el lugar de Adolphe Menjou por ejemplo, pero poco más. La intriga, la trama llena de sorpresas, el falso culpable, el asesinato, la elegancia, etc., todo eso ya lo pone Mann.
'The Tall Target' nos sitúa en Ohio, en 1861, durante la inauguración de la línea de ferrocarril que unirá esa ciudad con Baltimore, lugar donde Abraham Lincoln va a realizar un importante discurso. Un agente de la ley (de nombre John Kennedy) descubre una conspiración para asesinar a Lincoln pero por supuesto nadie le cree; tras dimitir de su puesto, subirá al tren y tratará de parar el crimen sea como sea.
Si en 'La Puerta del Diablo' eran unas tierras celestiales y en 'Winchester 73' era un rifle, en es el tren el elemento que une los destinos de los diferentes personajes. El ruidoso y arrollador ferrocarril no sólo como transporte sino, sobre todo, como metáfora de lo que realmente se está cociendo en el interior de la máquina, como aviso de que, tras esas tranquilas apariencias, se esconden violentos comportamientos. Atención al momento en el que cierto personaje, hasta entonces amistoso, revela su verdadero "rostro" criminal, o a la dura pelea que se desarrolla entre dos vagones, ya hacia el final del metraje; en ambas secuencias, es la tensa "música" del ferrocarril la que llega a nuestros oídos, provocando que se nos corte la respiración.
Sentados en las deterioradas butacas del cine club universitario de Granada, me preguntaba una buena amiga, programa en mano, si este tal Anthony Mann había hecho algo más que westerns. Estando acostumbrada, quizá demasiado, a mi raro sentido del humor, es muy posible que se tomara a broma la respuesta que le di. Afortunadamente, un par de días después asistimos a la proyección de esta intensa, casi asfixiante, demostración de maestría en el terreno del suspense titulada 'The Tall Target'. Un pequeño grupo de personajes a bordo de un tren y un crimen en el horizonte; y todo funciona a la perfección. Como suele decirse, ya no se hacen películas así.
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