He aquí una de los títulos más decepcionantes de lo que llevamos de 2009. Esperaba bastante más de esta ‘The International: Dinero en la sombra’, aparte de lo que ofrece, que se queda en una cuidada puesta en escena, interpretaciones correctas y muy poco más. Falta energía, acción, suspense, y también algo más de sustancia, que no se quedara en otro thriller más, sobre otra conspiración a nivel mundial que debe desmontar un único agente multiusos. Pues nada, eso es. ¿Habéis visto el tráiler? Si no, no lo hagáis ahora, además de revelar escenas del final (una desfachatez bastante habitual), da una imagen bastante engañosa de lo que es la película.
Aunque me pareció estupendo, no era por el tráiler por lo que esperaba mucho de ‘The International: Dinero en la sombra’; la razón fundamental era el alemán Tom Tykwer, director que empezó a ser conocido gracias a la simpática ‘Corre Lola, corre’ y que posteriormente dio un golpe de autoridad con la sorprendente ‘El perfume’, una de esas adaptaciones que llevaban la etiqueta de “imposible” (como cierta película de enmascarados que ha dado mucho que hablar). Tykwer también filmó, recientemente, el que en mi opinión es el mejor cortometraje de todos los que componen la estupenda ‘Paris je t´aime’, protagonizado por Natalie Portman. Para su nuevo trabajo, el realizador alemán debía levantar una producción de corte típicamente hollywoodiense, con una pareja de estrellas y ese toque setentero que vuelve a estar de moda. Y se queda a medias.
Además de ser lo nuevo de Tom Tykwer, las dos estrellas (británicas) del reparto eran también, a mi parecer, razones de peso para esperar mejores cosas de ‘The International’, porque no son sólo rostros populares, aportan calidad a las producciones en las que participan. Aunque en el caso de Naomi Watts creo que lleva ya un tiempo viviendo de las rentas, de éxitos pasados. Es una actriz con talento y ser guapa nunca le ha hecho mal a nadie, pero desde su memorable trabajo en ’21 gramos’ han pasado ya unos cuantos años. También tenemos su trabajo en la fascinante ‘Mulholland Drive’ y… ya está; porque en la estupenda ‘Promesas del este’ no me pareció que hiciera nada destacable, la verdad. En cuanto a la película que nos ocupa, la actriz cumple, pero su papel (ayudante del fiscal de Manhattan) es poca cosa, apenas está desarrollado y sale menos de lo que parece en un principio, resultando uno de los puntos flacos del guión. Uno piensa que había formas sencillas de integrarla mejor en la historia, aunque lo más probable es que tras varios borradores y mucho trabajo en la sala de montaje, su participación se haya reducido considerablemente, quedando un personaje claramente desperdiciado.
El otro protagonista de la película es Clive Owen, que no hace mucho estrenó otra película donde interpretaba a otro agente, la divertida ‘Duplicity’. Debo aclarar que personalmente me encanta este actor, a pesar de que ha participado en bastantes películas de las que es mejor olvidarse (como cierta chorrada donde dispara mucho y come zanahorias), me parece un tipo muy carismático que puede interpretar lo que sea sin despeinarse (nunca mejor dicho, casi nunca cambia de peinado). Sin su compañera durante gran parte del metraje (o compañeros, fugaces apariciones), Owen se queda muy solo, y puesto que su personaje no es ningún James Bond/Jason Bourne, o sea, no es un agente que deba sobrevivir a todo tipo de persecuciones, luchas cuerpo a cuerpo, explosiones y tiroteos, su periplo a lo largo de la trama queda bastante descafeinado, carente de interés.
Y esto es así porque este desesperado agente de la Interpol tampoco queda debidamente retratado, dejándose sólo un par de apuntes sobre su personalidad y su pasado. Como si no importara. Un personaje que no se caracteriza por nada, salvo por su gran necesidad dramática, que es desenmascarar a los dueños de la poderosa entidad bancaria. A esto hay que sumar que, básicamente, su personaje se reúne con gente, hablan y éste se sorprende, sin que por ello se consigan grandes avances para solucionar lo que tiene que solucionar; una excepción: el careo con Armin Mueller-Stahl, de lo mejor de la película. Así las cosas, sólo cuando Owen abandona el protocolo y empuña la pistola, en tres secuencias creo recordar (la imposible, espectacular, eterna ensalada de tiros en el Guggenheim destaca sobre las demás), la película sube de ritmo, se revuelve enérgica y viva, logrando que el espectador no se duerma. Lástima que sean sólo chispazos, piezas aisladas en un conjunto flojo, que no funciona como debería, puesto que carece de una sólida historia que permita mantener la atención cuando no hay armas en la escena.
Tykwer parece cómodo con el material pero no logra sacarle el máximo provecho, mareándose en frases y escenas mayormente vacías, a las que intenta aportar una bonita fachada. Compone una película que, a pesar de los bajones, se deja ver y no llega a aburrir, pero que en general, deja indiferente y con la sensación de que se ha liado todo más de lo necesario para darle un aire más sofisticado a la película. Una pena que ‘The International’ dé tantas vueltas para contar tan poco, y que se preocupe demasiado por la (vaga) conversación en lugar de por la acción, despreocupándose incluso del espectador, que puede quedarse con cara de bobo al llegar los créditos. Y es que la película culmina de forma brusca e inesperada, dando la impresión de que no han sabido rematar mejor la trama o que la cosa duraba demasiado y había que cortar. La claridad puede dejar en evidencia; si no tienes nada, es mejor liarlo todo y que la confusión se tome por complejidad.
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