Estos últimos meses del año toca despedirse de unas cuantas series. Una de ellas es 'The Deuce', serie creada por David Simon y George Pelecanos para HBO centrada en los bajos fondos de Nueva York y que ha estrenado esta pasada madrugada (noche en EEUU), su tercera y última temporada de la que hemos podido ver los tres primeros episodios.
Como ya vimos en el tráiler, esta temporada vuelve a dar un salto temporal (y temático) y comenzamos en diciembre de 1984. Las calles alrededor de Times Square están cambiando, pero a veces más a peor de lo que le gustaría a la ciudad, que está viendo la oportunidad de realizar un proyecto urbanístico en el Deuce.
Nada más comenzar nos ponemos al día sobre nuestros queridos protagonistas: Lori (Emily Meade) sale de nuevo de rehabilitación y busca reincorporarse a la industria pornográfica, aunque cada vez se ve más "fuera de juego". Una sensación similar tendrá Eileen (Maggie Gyllenhaal) que ve que sus años de éxito quedan atrás ante una competencia más feroz y la llegada de la cámara de vídeo doméstico en una industria que ve en el VHS su gallina de los huevos de oro.
Y, mientras, los Martino (James Franco) siguen a lo suyo. Es curioso porque hemos llegado a un momento de la serie en la que Vincent es completamente prescindible. No tanto Frankie como el simpático caradura, pero sí que es verdad que las tramas que rodean a ambos no terminan de estar a la altura de la visión global de la serie.
El costumbrismo marca HBO
El mayor handicap que se puede tener a la hora de acercarse una serie como 'The Deuce', sobre todo si lo comparamos con otras series del creador como 'The Wire', es precisamente su costumbrismo. En este sentido es bastante más parecida a 'Treme'. Su exploración de las gentes, de las prostitutas, chulos y dueños de antros en Times Square recuerda a la de los de la Nueva Orleans post-Katrina.
Aunque muchas veces se ha quedado en término medio entre ambas series, es innegable la intención de Simon por contar una historia del sueño americano. De desheredados que ven la oportunidad de prosperar y, en la tercera temporada, de hacerlo en una época que cambia a ritmo vertiginoso. Estamos en las puertas de la era Trump de las grandes inversiones inmobiliarias y cambios urbanísticos; en la era Reagan, su guerra contra las drogas y su controvertido manejo de la economia; y, además, en pleno auge del SIDA.
Y todo este costumbrismo, todo este lienzo que despliegan los guionistas es precisamente lo que hace más difícil poder evaluar la serie en términos de historia. Incluso intuir hacia donde va es complicado. Una sana incertidumbre que simplemente pide que nos sumerjamos de nuevo en la novela que propone David Simon. Si lo hacemos, quedaremos plenamente recompensados.
Resistir al cambio
Este inicio de temporada de 'The Deuce' pone sobre la mesa todo por lo que David Simon se ha ganado un puesto en la lista de los mejores showrunners del siglo en una historia sobre la vieja guardia. No solo sobre la vieja Nueva York criminal, la "fear city" de los 70, que se resiste a morir. Tampoco solo sobre la inminente extinción de los chulos, prostitutas y hombres de negocios turbios que pueblan unas calles a punto de ser cambiadas para siempre. Sino también sobre un mundo que empieza a globalizarse a golpe de capitalismo feroz, de un bosque en el que ya no estás solo.
Y sí, también parece un mensaje del presente de una HBO en busca de seguir siendo relevante en el cambiante mundo del streaming. Los dosmiles de sus obras maestras pasaron y 'The Deuce' reivindica ese modo preciso y completo de hacer series que parece haber pasado de moda.
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