Con dos años de retraso se estrena 'The Dead Girl', que por no traducirlo a 'La Chica Muerta', lo han dejado tal cual. Pues muy bien. Con un reparto interesante y una estructura pentagonal (lo que quiere decir que nos encontramos con cinco tramas independientes con un vínculo tangencial), 'The Dead Girl' tiene todos y cada uno de los ingredientes para ser un producto decente, y en su totalidad se queda a medias.
'The Dead Girl' parece el capítulo piloto de una serie de televisión. Afirmar esto podría parecer un halago, pero no lo es. Porque la ficción televisiva ha subido tanto de calidad (en relativamente poco tiempo), que últimamente es preferible ver un episodio de una serie que una película. La estrecha línea que podría separar ambas ramas es aquí rebasada totalmente, y todo porque la película intenta abarcar tantas tramas y temas, que da la sensación de que la idea habría funcionado como serie, y sin embargo, en ningún momento convence como largometraje.
Una chica es encontrada muerta por una amargada solterona de mediana edad. Esto da lugar a las cinco situaciones mencionadas, cada una con su sello característico, y con la suficiente coherencia como para ofrecer minutos a las estrellas de las respectivas historias.
La primera historia, la de la mujer que encuentra el cadáver, interpretada por Toni Collette, es desarrollada sin gracia ni interés, en la pretensión de reflexionar sobre la soledad, de forma tramposa y vacía, y con Giovanni Ribisi haciendo lo que puede en un personaje totalmente innecesario y poco definido.
Mejora con la segunda, en la que una atractiva forense no es capaz de superar la desaparición de su hermana quince años atrás, y sirve para que Rose Byrne y James Franco muestren sus (dudosas) virtudes actorales. En la tercera, se retrata el perfil del asesino, con histrionismo, simpleza y de forma muy previsible. La cuarta, es sin duda la mejor, porque se describe la vida de la víctima, y con Marcia Gay Harden (la madre de la chica) cumpliendo con creces, frente a una Kerry Washington flojita, encarnando a la compañera de habitación de la víctima.
Por último, un torpe flash-back nos conduce a la triste existencia de la víctima, interpretada por Brittany Murphy de una forma antipática e insoportable, de forma calcada a su papel de loca en el thriller 'Ni una Palabra'.
La supuesta unidad conceptual que conforma la fusión de las cinco historias en una serie de conclusiones comunes, es de corte pesimista e indudablemente trágico, con personajes que deambulan en una vida sin el menor atisbo de esperanza, sin saber cómo escapar de sus miserias interiores ni de la mala fortuna que les corroe. Bien dirigida por Karen Moncrieff, pero con un guión que se permite demasiadas licencias.
El mayor lastre de 'The Dead Girl' es en todo caso su preocupante irregularidad, obviamente marcada por su desarrollo dividido en cinco partes, de las que sólo me quedo con la segunda y la cuarta, que se centran precisamente en esa búsqueda en vano, en ese victimismo propio del trauma psicológico, con su correspondiente melancolía perpetua. El resto me parece, lo que más lo que menos, inocuo, poco profundo e innecesario. En concreto, resulta especialmente gratuita toda la moralina que rodea al anhelo de la víctima de ser una buena madre y llevar una vida mejor, a pesar de la espiral de drogas, prostitución y pobreza que la condiciona. En algunos momentos, no hay nada original, nada que no hayamos visto en la serie 'Twin Peaks' (otra vez la televisión) o en cualquier película de secuestros o desapariciones de medio pelo.
Está claro que por estos motivos, a pesar de que dura hora y media, 'The Dead Girl' se hace larga y aburrida, aunque deja el suficiente margen para que el espectador espere con paciencia una progresión que sólo llega a ráfagas, y desemboca en la quinta historia, que se carga las pocas cualidades que pudieran quedar en el conjunto. Flojo título cuyo retraso no es de extrañar, y un ejemplo más de que esta moda de las historias corales no es sinónimo de calidad.