Puede que siete horas de ensayos, conversaciones y ensayos reales de un grupo de música sean excesivos para sostener una miniserie para el público general, pero cuando hablamos de la mayor banda de pop-rock de todos los tiempos, un evento de esas características es posible y razonable. ‘The Beatles: Get Back’ es un trabajo esencial sobre los cuatro de Liverpool que Peter Jackson ha desarrollado minuciosamente para Disney+.
Un documental que se dirige al filo de la navaja, las horas más críticas de la banda que creó himnos y cambió el mundo musical. Casi una respuesta oscura al mucho más vitalista ‘The Beatles: Eight Days a Week - The Touring Years’ (2016) de Ron Howard, otro gran nombre del cine dedicado a repasar el legado de los británicos. Si en aquel vivíamos sus electrizantes años de conciertos y música en vivo, su fenómeno mundial y su actitud más reconocible, en el documental de Jackson vemos la coda a ese exceso, el desenlace, de una forma como nunca antes se había visto.
La historia de ‘Get Back’ tiene un trasfondo curioso, ya que Peter Jackson es conocido por su trilogía de ‘El Señor de los anillos’, pero también es un fan fatal de Los Beatles. El director tenía solo 6 años en 1968, el año en el que J.R.R. Tolkien se negó a darle permiso a la banda británica para hacer una versión cinematográfica de su novela que querían haber adaptado. Paul McCartney iba a ser Frodo, Ringo Starr Sam, John Lennon Gollum y George Harrison Gandalf y su intención era haber contratado a ¡Stanley Kubrick! Para rodarla.
Un trabajo farónico de un maestro de los desafíos
Muchos años después, McCartney le explicó la historia a Jackson en un encuentro en el que también le comentó que andaban buscando hacer algo con el metraje no usado de sus sesiones para el documental ‘Let It Be’, para lo que este se ofreció enseguida, con lo que fue elegido y pasó los siguientes cuatro años de su vida trabajando en ‘Get Back’. Para ello usó técnicas similares a las empleadas en su documental de la Primera Guerra Mundial ‘They Shall Not Grow Old ‘para limpiar las grabaciones en 16mm de los Beatles desde cero.
Jackson, que ha estado en la vanguardia de estas tecnologías durante más de dos décadas, restauró más de 55 horas de tomas descartadas y otras 150 de música para desarrollar una narrativa mucho más precisa y menos sensacionalista de lo sucedido en el estudio en enero de 1969. Para la mayoría de los profanos a este mes clave, el metraje puede resultar excesivo pero ‘Get Back’ se plantea casi como la solución de un Jeroglífico que ha creado teorías, debates y discusiones de fans durante décadas, con lo que cada pequeño detalle, cada gesto, cuenta.
Ver a un grupo de cuatro personas haciendo jams y trabajando en canciones durante sesiones interminables puede ser lo más opuesto a un espectáculo que nadie pueda imaginar, pero en realidad todas las conversaciones tiene su propia mítica, se han estudiado en libros y se han interpretado de formas muy diversas, con lo que la exposición de Jackson va rebatiendo hipótesis erróneas, o al menos dándole nuevas perspectivas a través del montaje y la limpieza de conversaciones y frases que nunca se habían escuchado bien.
Cambiando el relato: volantazo a la leyenda negra
De esta forma aclara puntos clave de los roces entre los miembros, pone en cuestión la implicación de Yoko Ono –que apenas molesta ni habla–, e incluso rescata jams pasándolo en grande con ella cantando o conversaciones distendidas en las que McCartney explica que el único problema que supone la novia de Lennon es que este no tiene en cuenta que no se puede llevar siempre a invitados para según que reuniones, pero que tampoco van a cambiarlo porque no es para tanto, de hecho bromea con que algún día se hablará de que Ono fue la causante de la ruptura de los Beatles, ajeno a la demonización real que se haría de la figura de la artista en los años posteriores.
Jackson deja fluir las sesiones para dar todas las pistas, un cansancio generalizado (muy en especial de Lennon), un entusiasmo no correspondido del bajista, la frustración de Harrison con algunos detalles de sus canciones, y la perplejidad de un Ringo servicial. Nada parece tan grave y dramático, y la cámara vibra de emoción cada vez que los cuatro encuentran momentos de júbilo al ir descifrando sus nuevas canciones y conectando en sus interpretaciones. Nada es tan feo como lo pintan, aunque la tristeza y la desilusión se cuelan entre toma y toma.
Pero ‘Get Back’ no es solo la búsqueda de respuestas por una separación, sino un episodio apasionante de ‘Misión imposible’ en la que cuatro personas extremadamente talentosas preparan canciones para dos discos y un directo desde cero, totalmente a contrarreloj. La forma en la que aparecen clásicos como ‘Get Back’ –un tema irónicamente más relevante que nunca en la era Brexit– o ‘Let It Be’ es casi incidental, muchas veces en segundo plano, a veces incluso oímos a alguno dando los primeros pasos mientras otros discuten con los productores el lugar donde realizar su regreso.
Misión imposible: una obra maestra en 10 días
Es realmente mágico ver como las estrofas de ‘Don’t Let Me Down’ pertenecen a otra canción y el resto es descartado para dejar la parte ya familiar, y cómo día a día va tomando forma hasta la versión que conocemos realmente. Un deleite para músicos ver cómo trabajan los mejores compositores de pop Británicos y no menos cómo improvisan y hacen versiones de sus temas favoritos solo para pasarlo bien. Pasar las horas con ellos es conocerlos íntimamente y Jackson crea una narrativa en la que se convierten en un grupo de superhéroes que logran llegar con éxito a su último concierto.
La representación de la mítica actuación encima de su edificio de grabación es una catársis tras todo lo que hemos pasado con ellos, con el abandono en medio de la tarea de Harrison que puso todo el proyecto en peligro incluido. Jackson usa el material enfocado a los músicos dividiendo la pantalla para ver la reacción de los londinenses y la llegada de la policía, con un divertidísimo ejercicio de distracción de estos por parte de los miembros del equipo, tratando de ganar unos minutos más de performance. La reacción de Los Beatles cuando llegan a la azotea es antológica.
‘Get Back’ es una experiencia única, una oportunidad sin precedentes para compartir un rato dentro de un momento histórico con cuatro genios, orquestados por un visionario haciendo exactamente lo que le gusta con un talento narrativo exquisito. Si ‘Gran Hermano’, ‘Supervivientes’ y otros realities vacíos tienen miles de espectadores a diario, pasar siete horas con los iconos que cambiaron la música pop en el siglo XX es uno de los mayores lujos que sí podemos permitirnos este año.
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