Hollywood está sacando pecho durante estos últimos días con los primeros avances de algunas de sus grandes apuestas de cara a 2017. Luego serán mejores o peores, pero está claro que se trata de una serie de títulos destinados a arrasar en un escenario en el que los sistemas de vídeo bajo demanda van comiendo poco a poco un espacio que hasta hace bien pertenecía prácticamente en exclusiva a las salas de cine.
Netflix es una de las empresas que más está haciendo por lograrlo, principalmente por su creciente catálogo de películas exclusivas que solamente podremos ver si somos clientes suyos. La última en llegar ha sido ‘Spectral’, un thriller sobrenatural que rescataron tras ser descartado por Universal y que hoy mismo ha llegado a la plataforma. Una vez vista queda claro que Universal no pasó de ella por ser mala, ya que, pese a sus problemas, es un espectacular pasatiempo.
Sencilla y sin rodeos
No era complicado encontrar ciertas obras previas de las que ‘Spectral’ podría haber bebido en mayor o menor medida, pero lo que yo temía es que acabase pareciéndose más de la cuenta a ‘La hora más oscura’ ('The Darkest Hour'), una cinta con un acabado visual llamativo, en especial teniendo en cuenta su ajustado presupuesto, pero que hacía aguas en prácticamente todo lo demás. Por suerte, no ha sido el caso.
Lo que propone el guion de George Nolfi no deja de ser un enfrentamiento bastante directo entre el bien y el mal a través del uso de elementos sobrenaturales que ayudan tanto a dotar a los combates de un toque mucho más espectacular como a justificar que los enemigos tengan una serie de características bastante inusuales -y ahí incluyo a su interesante diseño- que ayudan a que la monotonía no haga acto de presencia a las primeras de cambio.
Eso ayuda a que el enfoque un tanto convencional desde la puesta en escena de Nic Mathieu encaje mejor, ya que no es necesario incidir más de la cuenta en la singularidad de los villanos, unas extrañas criaturas que nadie termina de entender muy bien de dónde han salido y cómo se les puede hacer frente. Aquí quizá le hubiera sentado bien apostar por un tono más cercano al universo de los videojuegos -algo comparte con ciertos títulos, eso es innegable-, pero su trabajo resulta bastante solvente.
Mathieu evita las confusiones innecesarias para que uno pueda seguir todo de forma bastante sencilla, dejando también a un lado los subrayados innecesarios. Todo va bastante de frente para que el ritmo nunca llegue a decaer. Esto tiene como consecuencia que algunos personajes no dejan de ser bultos necesarios para que las criaturas pueden exhibir sus poderes o meros recursos narrativos. Tampoco es que puedan aportar más sin complicar más las cosas sin necesidad real de ello.
'Spectral' baja el nivel en su tramo final
De hecho, los propios protagonistas tampoco son un dechado de virtudes y están ahí introducidos para desempeñar un rol muy concreto en la trama en lugar de para respirar por sí mismos. James Badge Dale es el encargado de ir dando nuevos detalles sobre las criaturas, mientras que Emily Mortimer añade algo de conciencia al relato y Max Martini ejerce de tipo duro convincente –el resto de soldados ya tal-, un rol para el que su físico y voz encajan como un guante.
Este detalle no es para nada molesto -obviamente uno preferiría algo con más empaque, pero lo que hay funciona- mientras los descubrimientos se van administrando con cierta lógica en función de los hechos que van sucediendo. Realmente no es su historia, sino la del misterioso ataque de esos extraños seres, por lo que es en el tramo final cuando todo se resiente al sentir la comprensible necesidad de intentar explicarlo todo.
Ahí los avanzados conocimientos del personaje de un Dale convincente pero algo alejado del nivel que puede llegar a dar empiezan a parecer un poco demasiado convenientes, mientras que las dudas morales que aporta Mortimer no van más allá de lo superficial, abordando así de forma un tanto insatisfactoria uno de los aspectos claves del desenlace cuando hasta entonces lo habían sabido manejar con relativa soltura.
La acción en sí misma no se ve afectada y se nota que esas escenas son en las que más dinero se ha invertido, pero sí que pierden esa trascendencia especial que deberían haber tenido. En mi caso me encanta que no se haya basado todo en una posible secuela, lo cual abría la puerta a reducir las explicaciones por la posibilidad de dar respuestas más adelante, pero la fuerza de la premisa se diluye más allá de su componente como entretenimiento espectacular al que no se le puede pedir mucho más.
En definitiva, ‘Spectral’ no es una gran película y tiene unos cuantos problemas que alcanzan su apogeo durante el tramo final, pero como entretenimiento vistoso cumple de sobra, superando con holgura a no pocos de los largometrajes exclusivos de Netflix, pero luego la comparo, por citar un estreno bien reciente que ni tan siquiera es una gran superproducción, con el excelente nuevo trabajo de Mel Gibson y sale perdiendo por goleada.
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