La gran triunfadora del pasado Festival de Sitges fue 'Sisu', la confirmación del idilio de este certamen con el finlandés Jalmari Helander, pues en 2010 también se hizo con el premio a la mejor película gracias a su ópera prima 'Rare Exports: Un cuento gamberro de Navidad'. Lo que no tengo muy claro es que mucha gente se acuerde ya del triunfo de 'Sisu', pues su llegada a los cines españoles se producirá finalmente este viernes 28 de abril, coincidiendo también con su lanzamiento en las salas de Estados Unidos.
Uno de los aspectos que más se ha destacado sobre 'Sisu' es su brutalidad, hasta el punto de que puede quedarse la idea de que estamos ante una salvajada histórica. Por ahí pueden llegar pequeñas decepciones, ya que la triste tendencia a vender que todo es horrible o una maravilla parece que nos deja sin ningún tipo de punto intermedio. Y es que 'Sisu' sí destaca bastante para bien, pero tampoco nos pasemos encumbrándola.
Una mezcla muy particular
Pronto queda claro que Helander echa mano en 'Sisu' de ingredientes de todo tipo, desde el cine bélico hasta el weird western y el thriller de acción, pasando por un héroe que en algunos momentos te hace pensar en John Rambo pero en otros en John Wick, aplicando en ocasiones una lógica de dibujado y con una generosa utilización del gore.
Ese mezcla podría haber salido fatal, pero uno de los grandes méritos de la película es conseguir que cuaje y que sus excesos le sirvan como base para ir siempre yendo a más. Todo ello apostando siempre por una historia sencilla en la que la codicia por el oro que ha encontrado el protagonista se convierte en el principal motor narrativo. A partir de ahí, Helander opta por dividir 'Sisu' en varios episodios para así diferenciar que quiere conseguir en cada una de las set pieces con la que da forma a una película que apenas llega a los 90 minutos de metraje.
Sin embargo, Helander no quiere que 'Sisu' sea una mera sucesión de escenas de acción con un débil nexo entre ellas. Por ello, el hecho de situarla durante la etapa final de la II Guerra Mundial y coincidiendo con la salida de los nazis de Finlandia resulta clave a todos los niveles. Solo así se entiende tanto la reducida presencia de soldados alemanes como la situación actual de su protagonista, una fuerza de la naturaleza que ya ostenta la condición de leyenda entre la población local.
Al final, 'Sisu' es la historia de alguien que quiere que dejen de tocarle las narices y la sorpresa que provoca en sus enemigos descubrir que no es un ciudadano más que pueden quitarse de en medio con la misma facilidad que están aplicando la política de la tierra quemada para no dejar nada a su paso. Pero con un enfoque jocoso que no deja de ir a más en todo momento, ya que Helander se lo pasa en grande y quiere transmitir esa misma sensación al público.
La cuestión es que Helander también se limita un poco a sí mismo al no tener más soldados nazis para que todo sea más a lo grande. De hecho, en todo momento da la sensación de tener perfectamente bajo control lo que va a suceder a continuación, algo que juega tanto a su favor como en su contra, ya que por un lado evita desequilibrios extraños, pero por otro es difícil no pensar que todo podría haberse desmadrado más y convertirse en una fiesta realmente inolvidable. Y esa es realmente la única pega importante que se le puede poner es que le falta soltarse un poco más y darlo todo sin mirar atrás.
Ahí es cierto que quizá un presupuesto más elevado le habría sentado de fábula, ya que es cierto que luce mucho mejor de lo que debería con un coste de 6 millones de euros -ahí la aportación de Kjell Lagerroos en la fotografía es impagable-, pero me queda la duda de hasta dónde podría haber llegado Helander de no tener ningún tipo de limitación presupuestaria.
Entre lo positivo también resulta imprescindible destacar la autoritaria presencia de Jorma Tommila dando vida al incansable héroe, quien no deja de acumular golpes y heridas pero siempre logra salir adelante con autoridad. Por ahí es por donde 'Sisu' requiere que el público no se ponga tiquismiquis en lo referente a la credibilidad, pero es que ahí Helander sabe cómo ir nivelando este punto con la propia evolución de la historia. Y la notable presencia del humor también resulta determinante para que uno se sumerja de lleno en este salvaje pasatiempo.
¿Entonces merece la pena o no?
'Sisu' tiene en todo momento bien claro lo que quiere ser y no tiene ningún problema en abrazar cualquier tipo de exceso o absurdo necesario para conseguirlo. Violencia, diversión y espectáculo se dan la mano en una película que tampoco tiene nada de revolucionaria, pero con la que es muy fácil pasar un rato de lo más entretenido siempre y cuando no tengas algún tipo de rechazo de base a lo que propone aquí Helander.
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