El anuncio de una secuela de ‘Sicario’ me pilló bastante por sorpresa, ya que no era una película que realmente la necesitase y tampoco había tenido un éxito comercial tan grande -recaudó 84 millones de dólares en todo el mundo frente a un presupuesto de 30- como para que su existencia fuese inevitable. De hecho, se anunció prácticamente a la vez que la llegada a los cines de la primera entrega y parece que la idea es que acabe convirtiéndose en una trilogía.
Es evidente que las pérdidas de Emily Blunt en el reparto, Denis Villeneuve en la dirección y Roger Deakins en la fotografía se iban a dejar notar, pero ‘Sicario: El día del soldado’ se sobrepone a ellas para darnos un gran thriller que tiene muy poco que envidiar a la primera entrega. No llega a ser uno de esos raros ejemplos en los que la secuela supera a su predecesora, pero el resultado es muy satisfactorio.
Seca y directa
Ya conocimos a los personajes interpretados por Benicio del Toro y Josh Brolin en ‘Sicario’, permitiéndonos conocer un poco su particular relación profesional, pero ahí había mucho más jugo y Taylor Sheridan opta por concederles el protagonismo absoluto en el libreto de la secuela. Lo hace presentando una nueva amenaza fronteriza que se traduce en un ataque terrorista que se lleva por delante a varias personas, incluyendo un par de niños.
Eso permite a Stefano Sollima plantear una película seca en la que además la economía narrativa prima por encima de todo. De esta forma se pierde parte del esplendor visual de su predecesora, pero a cambio la película tiene una evolución más sencilla pero manteniendo los claroscuros de todos los personajes. Aquí esa búsqueda del realismo sucio va un paso más allá y 'Sicario: El día del soldado' se ve muy beneficiada por ello.
Aquí no hay realmente héroes y villanos al uso y eso hace que todo resulte más estimulante, dejando además espacio para sorpresas de todo tipo a lo largo de sus dos horas metraje, desde las más contundentes y físicas hasta otras de corte más emocional que funcionan como un tiro. Ahí la solvencia de Sheridan resulta esencial tanto para el planteamiento de las situaciones como la construcción de personajes y diálogos. Todo raya a muy bien nivel en el libreto.
Las múltiples virtudes de ‘Sicario: El día del soldado’
Sollima además sabe cómo exprimirlo para que todo encaje visualmente dentro del universo construido por Villeneuve pero optando por un enfoque algo más oscuro al no contar con un protagonismo todavía no contaminado por la realidad de esa forma de vida. Aquí de entrada se nos dice que va a haber que jugar sucio para completar la misión y no es algo que se haga solamente de boquilla.
Ahí es donde ‘Sicario: El día del soldado’ encuentra una de sus grandes bazas: la continua sensación de tensión en el ambiente, incluso cuando los personajes se encuentran en un momento de calma aparente. La aportación de Sollima desde la puesta en escena resulta esencial para conseguirlo, sabiendo cómo potenciar lo que propone Sheridan desde el guion y haciéndolo suyo para no limitarse a demostrar su solvencia como director.
No obstante, lo que realmente te conquista en ‘Sicario: El día del soldado’ es el gran hacer de su reparto. Ya esperaba una buena aportación de Brolin y Del Toro tras lo visto en la primera entrega, pero es que luego saben aprovechar a tope el hecho de que la película profundice más en sus personajes, sobre todo en el segundo. Y a eso le añadimos secundarios que cumplen con holgura, empezando por Catherine Keener y acabando por una Isabella Moner que está impecable como la víctima de un secuestro.
En definitiva, ‘Sicario: El día del soldado’ es una secuela notable que pierde algunas virtudes de la primera pero a cambio potencia con acierto otros aspectos del universo ideado por Sheridan y ejecutado primero por Villeneuve y ahora por Sollima. Además, deja con ganas de ver una tercera entrega ya prevista pero todavía no confirmada. De mantener el nivel, no llegaría a ser una de las mejores trilogías de la historia pero cerca se quedaría de lograrlo.
Ver 11 comentarios