Vive o muere, tú eliges. Es lo que le suelta, ni corto ni perezoso, el sádico y psicópata personaje de Tobin Bell a las víctimas de sus macabros jueguecitos en la saga 'Saw'. Sé que pido demasiado, no está la cosa para solicitar esfuerzos humanitarios a los empleados, tan malpagados, pero alguien en la taquilla del cine debería darnos una advertencia "similar" si le decimos que queremos una entrada para ver la nueva juerga sanguinaria de Jigsaw o Puzzle: muere de aburrimiento o vive haciendo otra cosa.
Porque 'Saw IV' no es sólo la peor entrega de la saga, sino que, abriendo el abanico, es una muestra casi insoportable del peor cine que se hace actualmente. De factura mediocre, guión absurdo y con unos actores que en ningún momento resultan creíbles (salvo Bell, que sólo con esa cara ya acojona), la película es un bodrio increíble. Increíble porque no puedo concebir que se gasten tanto dinero en hacerla ni que tanta gente vaya a verla para que hagan otro churro más. Como decía hace poco, es para preocuparse.
La "historia" de 'Saw IV' es la siguiente: tras conocer la muerte del detective Kerry, los agentes Strahm y Pérez llegan a la comisaría de policía para ayudar al detective Hoffman a investigar el último crimen de Jigsaw. Pero es entonces cuando el comandante Rigg, el único oficial al que Jigsaw aún no ha tocado, es secuestrado y obligado a formar parte de uno de sus terroríficos juegos. Rigg tiene noventa minutos para superar una serie de trampas conectadas entre sí. No sólo su vida está en juego.
Darren Lynn Bousman es el responsable de la saga de Puzzle desde la segunda entrega. Y hasta ahora, prefería su trabajo al que hizo James Wan la primera, a pesar de varios momentos, en la segunda y la tercera, que casi me provocaron un infarto con tanto flash, montaje frenético y movimiento alocado de la cámara. Personalmente, pasé un ratillo medianamente entretenido con 'Saw II' y aunque me aburrí casi todo el tiempo con 'Saw III', el final me pareció magnífico. A la primera no le perdono ese rollo de falsa inteligencia con pocos medios y tanto giro absurdo para provocar la sorpresa facilona en el espectador.
En todo caso, las tres, a años luz de lo que sería una película bien realizada, contienen algo de interés, mínimo, pasajero, anecdótico, como cuando pones la tele y te quedas a ver un episodio ya empezado de alguna serie de policías, médicos o abogados (y norteamericana, claro, hablo de quedarse a verla). Pero la cuarta entrega es que no vale ni para eso. Es una pérdida de tiempo absoluta. Y uno que tiene la estúpida manía de no abandonar la sala de cine antes de que se enciendan las luces, pues a tragarse el producto enterito. Bousman no para de incluir chorradas visuales, que pueden quedar bien, como las transiciones, pero en cualquier otra cosa, como un anuncio de coches o de colonia. El realizador se pierde contando una historia que no tiene ni pies ni cabeza, que no va a ninguna parte y que en lugar de provocar ansiedad o miedo, sólo consigue bostezos y alguna risa burlona (si tienes fuerzas, puedes encontrarle la gracia a algunas situaciones ridículas). Un desastre.
En cuanto al aspecto interpretativo, como he señalado, el más destacado sigue siendo Tobin Bell, aunque ya incluso no aparezca en la trama principal y se dediquen a cortarlo a trocitos; su pasado es todo menos interesante, pero su presencia se agradece. Del resto, casi mejor ni hablar. Lo de Scott Paterson es como si le hubieran dado el guión de su personaje un minuto antes de empezar a rodar y no supiera en que película está, Donnie Wahlberg se lleva todo el film colgado del techo y quejándose sólo cuando la cámara le saca un primer plano, Costas Mandylor tiene un personaje muy mal dibujado que sólo pretende tener lógica hacia el final, y Lyriq Bent es un tipo cachas que pretende ser actor pero no sabe ni mover una ceja. A modo anecdótico, aparecen un instante Shawnee Smith, Angus MacFadyen y un muñeco que simula ser Dina Meyer.
En resumen, y por si ha quedado claro, 'Saw IV' es uno de los peores títulos que han llegado a nuestras carteleras en lo que va de año (y más allá). Con todo lo que hay, interesante, en otras salas del mismo cine, en el videoclub, o en la sección de películas en venta de cualquier tienda, sencillamente, no merece la pena.
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