David Ayer ya tiene a estas alturas su estilo perfectamente definido, tanto en lo formal como en lo temático. Su libreto más conocido fue para la popular ‘Training Day' (id, Antoine Fuqua, 2001), en la que ye quedaba claro lo que serían sus temas principales en el resto de su obra. Personajes que representan a la ley de un modo u otro, y que en determinadas circunstancias cruzan la línea de lo legal, incluso de lo moral, teniendo que afrontar las consecuencias las cuales terminan afectando a todo su entorno, sobre todo el familiar.
‘Sabotage’ (id, 2013) contiene todo eso concentrado alrededor del personaje central al que interpreta Arnold Schwarzengger, en su nueva y madura etapa como atcor, que no está teniendo la misma respuesta del público que antaño. Lo cierto es que al que nos atemorizara siendo Terminator ya se le ve mayor para cierto tipo de cosas, aunque Ayer lo aprovecha para jugar con la propia imagen del actor. El resultado es un thriller desconcertante por momentos que mezcla el policiaco con el thriller de acción, misterio y hasta western.
‘Sabotage’ sigue las andanzas de un grupo de asalto de la DEA que en una operación se queda con diez millones de dólares de un cartel. A partir de ahí empezarán los problemas, y la cosa se divide entre el retrato de carácter grupal, eso sí, a bases de clichés de lo más esquemáticos, el aire realista que a veces le quiere impregnar Ayer al relato, montaje frenético y experimentos varios con la cámara. Una puesta en escena que parece vacilar y sacar lo mejor y lo peor de un director que parece pasárselo en grande con sus piruetas visuales, a veces de lo más efectivas, a veces no.
Exageración y violencia directa
Ayer brilla a gran altura en el inicio y el epílogo de la película. La primera por ofrecer una set piece en la que vemos lo compenetrado del equipo, y el epílogo, que casi parece otra película ofreciendo a Schwarzenegger, en el personaje más interesante del relato, un digno broche al film con ecos del western en un modo que recuerda al mejor Walter Hill de los ochenta, curiosamente la época donde todo comenzó de verdad para el actor austriaco. El problema del film está en su parte central, con un desfile de situaciones absurdas y diálogos por momentos ridículos.
Mezclada con la trama de misterio —averiguar quién se ha llevado el dinero y quiere liquidar al equipo—se ofrece un retrato demasiado básico del compañerismo en un equipo de esas características, sin duda realizado adrede, pero que alcanza momentos vergonzosos en algún instante —las demostraciones de hombría—, y donde además los actores —todos caras conocidas, y prácticamente desaprovechados— parecen pasados de rosca, con mención especial para Mireille Ennos, la fémina del grupo, personaje verdaderamente insoportable y exagerado. A los que hay que sumar el innecesario uso del montaje paralelo para engañar al espectador en un par de momentos.
Lo que sí interesa de ‘Sabotage’ es el uso de una violencia descarnada y visceral que alcanza momentos gore, que coquetean con el género de terror. Escenas sangrientas narradas con contundencia y sin miramientos para nuestro goce y disfrute, mientras todo gira, con piruetas de guión incluidas, alrededor de Schwarzengger, sí, ya mayor, pero al que Ayer trata con mimo, ensombreciéndole incluso en los puntos más atractivos de su personaje, y que termina convirtiendo la película en algo totalmente diferente de lo que parece en un principio. Una alegría en medio de un film demasiado simple en el resto, aunque entretenido.
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