De ayudante en la BBC a uno de los cineastas más influyentes en el género de ciencia-ficción. De ese chaval de veintitantos años que tenía un talento inigualable para el diseño de producción a ser considerado por la prensa británica como "el director más grande de la publicidad moderna". De mero empleado de la televisión pública inglesa a propietario de RSA Films, uno de los mayores emporios publicitarios que podemos encontrar hoy en día a escala mundial. Esos son algunos de los datos tempranos que comienzan a arrojar algo de luz sobre este británico llamado Ridley Scott nacido allá por 1937 en South Shields, una pequeña localidad costera del noroeste de Inglaterra.
Tras labrarse una carrera fulgurante en el mundo de la publicidad y conseguir una solidez a prueba de bombas en un campo en el que compitió codo con codo con nombres como los de Alan Parker o Adrian Lynne, el temprano prurito de llegar a dirigir algún día un largometraje para la gran pantalla era algo que, a principios de los setenta, ocupaba buena parte de la actividad mental de un artista que buscaba denodadamente poder aumentar la grata experiencia que, en su momento, había supuesto el rodaje de 'Boy and Bicicle' (id, 1967), un cortometraje protagonizado por su hermano Tony que le granjeó no pocos halagos en el momento de su difusión.

Determinado a que su puesta de largo en el cine fuera un western, la oportunidad de comenzar una carrera que ya alcanza los 37 años, le llegaría a Scott mientras leía ávido cualquier guión que caía en sus manos, cualquier novela, libro o relato con el potencial visual suficiente como para poder servir a sus ansias de plasmar en celuloide las muchas ideas estilísticas que le bullían en su inagotable mente creativa. Con sus miras fijadas en un momento dado en obras que estuvieran libres de derechos para que así la adaptación no comportara dineros extra con los que probablemente no iba a poder contar, Scott terminó llegando a la bibliografía de Joseph Conrad y, por ende, a ese pequeño relato titulado 'El duelo' —o 'Los duelistas' en algunas de las varias ediciones que ha conocido en castellano— que estaba llamado a convertirse en su ópera prima.
Una primera incursión en el séptimo arte que, tras la intención primigenia de ser rodada para emitirla en televisión de forma directa, terminaría llevando a Scott a las puertas de la Paramount, los estudios que finalmente, 900.000 dólares mediante, financiarían un filme que veían como una empresa pequeña, un filme de segunda fila con el que contentar a un insistente cineasta en ciernes que se expresaba con vehemencia y no se dejaba amilanar fácilmente. Poco podían imaginar los ejecutivos del estudio que aquél insistente británico que comenzaría el rodaje sólo dos meses después de la luz verde terminaría revolucionando el séptimo arte.

El filme es una adaptación precisa del pequeño relato de Conrad, que el escritor basó en los hechos reales que llevaron a dos húsares del ejército Napoleónico a batirse en todo tipo de duelos a lo largo de diecinueve años hasta que uno de ellos consiguió la suficiente ventaja como para por dar zanjada una disputa que nadie recordaba ya cómo había comenzado. Ésta era la simple guía con la que Scott y Gerald Vaughan-Hughes contaban para poner en pie las dos horas de metraje de que consta 'Los duelistas' ('The Duellists', 1977), un filme que bebe de fuentes muy claras —de hecho, tal vez habría que hablar de fuente en singular— y que es temprano aunque perfecto ejemplo de la principal virtud y el más llamativo desinterés que casi siempre ha arrastrado a Scott a lo largo de toda su trayectoria.
Derivado de su carrera como publicista, pero con raíces que se hunden en su más temprana formación y en la extrema filia que el realizador siempre ha sentido por la belleza plástica de la imagen y lo que puede llegar a conseguirse mediante el contrastado uso de la luz —un uso que ha comportado capital relevancia en la completa totalidad de su filmografía y con el que Scott ha conseguido esculpir imágenes bellísimas a 24 fotogramas por segundo—, creo que es de recibo aseverar que, ya en esta primera muestra de su cine, el preciosismo del que hace gala el tratamiento de la imagen dado por Scott y el director de fotografía Frank Taddy a 'Los duelistas' es de una entidad lo suficientemente sólida como para poder ser considerado como una de las más valiosas bazas del filme.

Cuidada ya con el mismo esmero que, dos años más tarde, podrá refrendar con autoridad por los oscuros y asfixiantes pasillos de la Nostromo, la forma en que la luz juega un papel determinante en la concreción de la belleza plástica del filme puede apreciarse a lo largo y ancho de un filme que queda marcado por la voluntad de Scott de acercar este fresco histórico a los postulados que Kubrick había cubierto en 'Barry Lyndon' (id, Stanley Kubrick, 1975), en palabras del británico "una de las películas más bellas que nunca había visto".
Forjada a través de estampas que, de similar manera a lo planteado por ese genio que fue el director de 'Espartaco' ('Spartacus', 1968), están extraídas de ciertas obras pictóricas de la época —en el caso que nos ocupa, podrían verse referencias a Gericault, aunque nada desdeñables son las influencias de Turner y los románticos—, las naturalezas vivas y muertas que Scott va dibujando a lo largo de la cinta concretan, en conjunción con la correcta labor que efectúan sus dos intérpretes principales —ni Carradine ni Keitel pasan de eso, de la mera corrección— y una dirección que es enérgica cuando asi lo requiere la historia —espléndidos los duelos— y a la que, no obstante, cabría calificar de contemplativa en su inmensa mayoría, los tres pilares básicos sobre los que descansa la firme creencia del que esto suscribe de estar ante uno de los mejores filmes del cineasta.

Pero cuidado, maticemos tal aserción, ya que si hay algo que debería dejar claro desde este primer momento es que, salvo casos muy puntuales —como los dos próximos que cubrirá este especial dedicado al cineasta— cuando hablamos del cine de Scott podemos, y hasta diría que debemos, hacerlo en términos de separación entre lo que el cineasta oferta en lo visual y aquello que de la cinta llega o no a dimanar en términos de historia. En el discurso de esa búsqueda insaciable de la imagen por la imagen, del bello plano y poesía desaforada de la secuencia —ese minuto final de metraje es sublime—, es inevitable atisbar el favoritismo del director por el continente en detrimento del contenido, que en muchas ocasiones no pasará de ser una breve nota al pie al servicio de una fascinante puesta en escena, algo sobre lo que volveremos constantemente a lo largo de este especial.
Y en esa ambivalencia, 'Los duelistas' navega sin arredros, mostrando sus muchas virtudes plásticas —aunque en ciertos momentos, y por mucho bagaje publicitario que arrastrara, Scott no pueda esconder su bisoñez cinematográfica— y haciendo descansar en la poca o mucha tolerancia del espectador hacia el lento desmadejado de la breve trama el peso de un visionado que, como decía un poco más arriba, siempre me ha embelesado, más aún teniendo en cuenta lo bien que la cinta ha sabido tolerar el paso de un tiempo que se ha cebado de forma cruenta en otras producciones suyas más recientes y con muchos más medios.
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gustafsson
Cuando la vi por primera vez me resultó muy peculiar,una película sin argumento,dentro de un contexto histórico rico y convulso que solo sirve de escenario,de referente espacial y temporal;porque esta es la historia de dos hombres que apenas se conocen y sin embargo se convierten en enemigos íntimos durante años por una cuestión de honor un tanto desvirtuada.
Me sorprendió la recreación pictórica constante en sus imágenes,con referencias muy reconocibles y que a veces,algunas,fueran tan porque sí,sólo para darse el gusto como ese primer plano de un bodegón junto a una ventana y después un zoom out(está bien dicho?) nos sitúa en la escena.
Los actores creo que están correctos y apropiados como perfectos antagonistas,incluso físicamente,además me gusta que sea Carradine el que tenga más protagonismo durante el film porque compartes su desconcierto y hartazgo ante la terquedad del otro al que imaginas pendenciero,testarudo,impulsivo,orgulloso..pero al que nunca llegas a conocer,por lo tanto las razones siguen siendo un tanto difusas.
Geniales los duelos,con un final inmejorable.Y ese aire,como dices,contemplativo,romántico y nihilista que la envuelve la hace una película curiosa,interesante y magnética.
Bueno,pues a esperar a la próxima.
fresh14
Maravillosa y con mucho romanticismo.
Dax
Excelente post Sergio,has dado en la tecla definiendo el cine de Scott,un esteta preciosista,"el continente en detrimento del contenido",imposible decirlo mejor.Lamentablemente,desde hace bastante el gran Ridley ha descuidado tambien su mayor virtud, el precisismo visual,eso sumado a la falta de sustancia y vigor dramatico de algunos de sus films,la decepcion solo fue contenida por el recuerdo de la gran admiracion que despiertan sus primeros films."Los duelistas" y sus dos siguientes films,"Blade runner" y "Alien" son sus obras cumbres,3 films que te hacen no perder la esperanza de toparte con una nueva obra de arte en cada nueva peli de Scott.
jar84
Un gran post de una de las mejores películas de Ridley Scott, yo la vi hace 1 año en una sesión doble que hice junto con la mítica Barry Lyndon.
Para mi los duelistas es una de las mejores películas que describen la obsesión de dos hombres por tener varios duelos a muerte, simplemente magistrales sus dos actores principales con un enorme Harvey Keitel.
Sin duda de lo mejor de Ridley Scott junto con Alien y Blade Runner, de lo más nuevo de Scott solo me mola Black Hawk Derribado.
yussufjones
Esta es una de las pocas que tengo pendientes de este señor, sera cuestión de corregir eso.
Aunque no puedo negar que ese Kietel con trenzitas me resulta turbador...
Black Emperor
Los demás editores deberían tomar tu ejemplo, ejem ejem. Gran crítica y qué bien que no se demore en llegar.
Time Paradox
Porrrrrr finnnnnn!!! Una gran 'opera prima' y que, como bien dices, tolera muy bien el paso del tiempo.
agege
Esta es una vieja reivindicación mía por estos lares cuando se hacían (¿aún se hacen?) las críticas a la carta, qué bien.
Para mí, la principal virtud de esta ópera prima de Scott está en que, efectivamente, cuando terminas de verla, no recuerdas cómo empezó todo entre los dos protagonistas.
Me gusta mucho el ritmo pausado de la película y su preciosismo en la composición de los planos. Creo que Scott ha ido perdiendo ese tempo contemplativo con el paso de los años y que, aunque en casi todas sus películas se te quedan grabadas algunas escenas o algún plano, ya trabaja con el piloto automático. Y aún así, si su nombre aparece en cartelera hay que ir al cine con la esperanza de ver algo que merezca la pena.
Bob
No está entre mis favoritas de Ridley Scott, pero teniendo en cuenta que es una ópera prima y a pesar de que algunas escenas están ejecutadas con una cierta torpeza (meros pecados de novato, totalmente perdonables), considero que 'Los Duelistas' es una "joyita" a su manera. La fotografía es brutal, los duelos cojonudos y el final es grandioso.
PD: debo ser el único ser humano que ha visto esta película sobre la faz de la tierra que iba de parte de Harvey Keitel en esta historia; Keith Carradine, madre de dios, vaya grima de hombre; luego lo hizo tan bien como Wild Bill Hickcok en la genial 'Deadwood' que me reconcilié un poco con él, pero en sus años mozos...buf-buf-buf qué cara más hostiable.