Ridley Scott: 'Hannibal', digna secuela

Ridley Scott: 'Hannibal', digna secuela
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Eran otros tiempos, y uno todavía prestaba mucha atención a lo que los Oscars iban dictaminando acerca de lo mejor que la industria del cine nos había dejado el año anterior. Todavía recuerdo pues la algarabía personal y los aplausos —no muy sonoros, que el resto de mi familia dormía plácidamente— cuando en la gala de los premios de 1992, 'El silencio de los corderos' ('The Silence of the Lambs', Jonathan Demme, 1991) se alzaba con las cinco estatuillas más importantes de las siete a las que estaba nominada, entrando a formar parte del grupo de elegidas que han conseguido Película, Director, Actor, Actriz y Guión en la citada gala.

A fin de cuentas, el filme de Jonathan Demme había sido uno de mis tres favoritos del año junto a 'Terminator 2: El juicio final' ('Terminator 2: Judgement Day', James Cameron, 1991) y 'La bella y la bestia' ('Beauty and the Beast', Gary Trousdale y Kirk Wise, 1991) y el ver a sus máximos responsables subir al escenario y soltar su discursito formaba parte indeleble por aquél entonces de las satisfacciones personales derivadas del séptimo arte por las que, a mi entender, cualquier cinéfilo tenía que pasar.

La secuela de los once años

Hannibal novela

Publicada en 1988, Thomas Harris llevaba ya tiempo trabajando en la que sería la tercera novela con protagonismo de Hannibal Lecter cuando sobrevino el exitazo de taquilla —el filme recaudó casi 300 millones a nivel mundial para los 19 que Orion invirtió en su realización— de la adaptación llevada a cabo por Demme. Un éxito que raudo comenzó a transformarse en cada vez más constantes rumores acerca de esa inevitable secuela que permitiría al público podría volver a reunirse con esa encarnación de los deseos más primarios de la condición humana que es el psiquiatra caníbal creado por el literato estadounidense.

Y hete aquí que apareció en escena Dino de Laurentiis. El productor, al que siempre han acompañado sus muchas injerencias en el trabajo de todos los cineastas con los que ha colaborado, había sido el responsable de llevar a la gran pantalla la primera de las encarnaciones que conoció Lecter: filmada por Michael Mann en 1986 'Hunter', un ejercicio de aprendizaje de estilo por parte del responsable de 'Collateral' (id, 2004), era un fracaso de taquilla que conseguía que el italiano dejara pasar de largo la opción de compra de los derechos de adaptación de 'El silencio de los corderos'.

Equivocada decisión donde las haya, el productor no estaba dispuesto a obviar la oportunidad de embolsarse cuantiosos dividendos sobre la secuela en la que Harris trabajaba y consiguió hacerse con la opción de su adaptación previo pago de la cifra récord de 10 millones de dólares. La idea inicial de De Laurentiis era volver a contar con Demme, Jodie Foster y, por supuesto, Anthony Hopkins, para sacar adelante la secuela, pero a lo truculento del material escrito por Harris se unió la poca voluntad de Demme de dejarse mangonear por le productor, y ni él ni Foster decidieron repetir en el malsano universo que rodea al Dr. Lecter.

No es Aníbal, es Hannibal

Hannibal 1

Ante la negativa de Demme, Dino de Laurentiis comenzó la búsqueda de un cineasta con el suficiente nombre como para respaldar un proyecto de la envergadura que iba a tener esta secuela de presupuesto cuatro veces superior a su predecesora. La casualidad quiso que, al mismo tiempo que Ridley Scott rodaba 'Gladiator' (id, 2001) en Malta, el productor y su esposa estuvieran en la isla supervisando a Jonathan Mostow mientras se sentaba en la silla de director de 'U-571' (id, 2000).

Solicitando del director británico una breve visita al set de la producción protagonizada por Russell Crowe, Laurentiis propuso a Scott la posibilidad de ser el responsable de llevar a la gran pantalla 'Hannibal', una propuesta que el cineasta rechazó cortesmente afirmando que no quería repetir género una vez hubiera finalizado 'Gladiator'. Toda vez aclarado que no se trataba de un biopic de Aníbal Barca, el general cartaginés, sino de una adaptación de la novela de Thomas Harris, Scott se subió al carro de la producción tras haber leído una novela que le pareció fascinante.

Con Anthony Hopkins confirmado de forma temprana —cualquier otra opción para encarnar a Lecter, por muy bien que lo pueda hacer Mads Mikkelsen en la pequeña pantalla, me sigue resultando impensable— quedaba pues la duda de quien sería la encargada de dar vida a Clarice Starling, siendo el propio Hopkins el que señalaría a la bella Julianne Moore tras barajarse su nombre entre los de otras actrices como Helen Hunt, Angelina Jolie, Hilary Swank, Gillian Anderson o Cate Blanchett.

'Hannibal', un gran Scott

Hannibal 2

Demostrando que con un guión sólido a sus espaldas es capaz de desarrollar su mejor cine, Ridley Scott consigue con 'Hannibal' una de sus mejores apuestas de este siglo XXI, muy por delante de algunas de las que tendremos ocasión de repasar a partir de la semana que viene. Y aunque ciertas señas de identidad hay que siguen hablando de su estilo —las inevitables neblinas, el espléndido uso de la luz...— resulta curioso lo mucho que invisibiliza el cineasta su presencia para potenciar de forma consciente las fortalezas del filme, ya sean éstas el guión firmado por David Mamet y Steve Zaillian, ya las interpretaciones de Hopkins, Moore, Giancarlo Gianninni o Gary Oldman.

Al primero pocas trabas podemos ponerle salvo aquella zancadilla que, personalmente, considero que es el tramo final donde la pareja de escritores y el cineasta peor manejan lo establecido en el texto de Harris, optando por mostrar de forma explícita una escabrosa cena con Ray Liotta como inusual comensal que parece sacada de las ideas extremas que suele barajar el guionista de cómics irlandés Garth Ennis en alguna de sus creaciones —y se me vienen a la cabeza muchas imágenes de su magistral 'Predicador'.

Hannibal 3

Quitando dicho momento, y considerando un error que el guión del filme no opte por cerrar el metraje de similar manera a como lo hace la novela original —hubiera sido increíble ver las reacciones ante el arriesgado movimiento que plantea el texto de Harris— 'Hannibal' discurre con ritmo preciso y sabe como hacer uso del magnético carisma que despliega ese monstruo de la interpretación que es Anthony Hopkins, un actor que nació para encarnar a Lecter y que se merienda, por mucho empeño que la actriz quiera ponerle, a una Julianne Moore algo gélida si se la compara con la vehemencia de la que hacía gala Foster una década atrás.

Con las mejores secuencias del filme puestas al servicio de ese mefistofélico personaje que es el Lecter encarnado por Hopkins —atención a la escena en el palacio, simplemente genial—, y punteado el metraje por el sutil trabajo en los pentagramas de Hans Zimmer, que volvía a colaborar con Scott tras lo contento que éste había quedado con 'Gladiator', es 'Hannibal' como afirmaba más arriba un espléndido ejemplo de lo que Scott es capaz de desarrollar tras las cámaras si así se lo propone, algo que volverá a hacer, y de qué manera, con el enérgico ejercicio que supondrá su siguiente producción.

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