Como ya sabéis, publiqué la entrada con la encuesta sobre la película animada de 2011 que más os había gustado a los lectores de Blogdecine y también una que desvelaba los resultados de la votación, en los que ‘Rango’ (‘Rango’, 2011) quedaba en el tercer puesto por muy poquito. Por ese motivo y por los efusivos comentarios que dejasteis al respecto, me animé a ver este homenaje de animación a las películas del Oeste, que había dejado pasar cuando se estrenó en salas.
El comienzo de ‘Rango’ es brillante, tanto por su capacidad de sorprender con la actitud del protagonista, como por algunos de los encuadres que plantea Gore Verbinski, por ejemplo el del armadillo medio aplastado en mitad de la carretera. La animación en 3D –no de gafitas, sino de forma de animar– resulta perfecta, con algunas texturas tan conseguidas que podrían colar como efecto en una película de imagen real. No en vano ha colaborado Industrial Light and Magic.
La personalidad del lagarto –al que nunca llaman concretamente camaleón, pero que tiene el aspecto y las capacidades propios de este animal– está lograda gracias a la interpretación de gestos, movimientos y voz de Johnny Depp. Aunque en un principio él mismo se sienta indefinido y vaya adaptándose a los papeles que interpreta, pues es aficionado al teatro, los espectadores en seguida encontramos en él una serie de constantes que nos lo determinan, como las ganas de agradar y la fácil e imaginativa verborrea. Acompaña a Rango un despliegue de personajes inspirados en diferentes alimañas, que no deja de sorprender y que son asimismo carismáticos, más en el lado de los antagonistas que en el de los buenos. La captura de movimientos ha dado lugar a unas interpretaciones muy realistas. Isla Fisher, Abigail Breslin, Ned Beatty, Alfred Molina, Bill Nighy, Harry Dean Stanton o Timothy Olyphant son algunos de los que prestan su voz en la versión original.
Pasada esa genial presentación, sigue habiendo originalidad en el hecho de que sean animales, la película continúa regalándonos momentos divertidos de mucha acción y la espectacularidad de las imágenes nunca decrece. No obstante, lo que se nos cuenta desde que Rango llega al pueblo, se me antoja formulario y no me resulta difícil ir anticipando cada giro o el desenlace final. Puede tener similitudes con la trama de corrupción de ‘Chinatown‘ –alguien está soltando agua en el desierto durante una terrible sequía–, pero ni por asomo se mueve a esa altura, ya que la parte investigativa es secundaria con respecto al tema del héroe, que a mí particularmente, me llega bastante menos. La versión extendida, que es la que se puede encontrar si nos perdimos la de cines, puede resultar excesiva, pues la historia no necesita casi dos horas para ser contada.
Guiños para adultos en un cine infantil
Aprecio las referencias cinéfilas, como la encarnación de Clint Eastwood del Espíritu del Oeste, la persecución de ‘La guerra de las galaxias’ o la cara de Johnny Depp en el coche, sacada de ‘Miedo y asco en Las Vegas’, así como todos los planos que homenajean los más célebres Spaghetti Westerns o el tributo directo a ‘Django’. Pero me resulta más ingenioso el metalenguaje que saca a la luz el absurdo de constantes del lenguaje cinematográfico, en lugar de recrear momentos de películas prexistentes. Por ejemplo, el que señalé que se incluía en ‘Phineas y Ferb’ que, en mi opinión, requiere una observación más cercana de los mecanismos narrativos del cine. En la de los niños inventores el humor es absurdo y la locura se aplica no solo a conceptos visuales, sino también a la forma en la que se desarrolla la trama. ‘Rango’, por el contrario, aunque tenga momentos chiflados, sigue estando muy pegada a la tierra en cuanto a lo que cuenta y esa locura no se permite que afecte al avance argumental.
Agradecemos que el cine pensado principalmente para niños tenga una posible lectura más, que nos guste a los adultos. Lo ideal es que sea eso: una segunda lectura, es decir, que todo lo dedicado a los mayores quede integrado en lo que los niños disfrutan. Aquí, sin poder afirmarlo porque no he observado a ningún pequeño viéndola, me temo que lo introducido como guiño a los adultos pueda descolocar a los infantes. Es decir, que en lugar de funcionar al mismo tiempo para ambos, va dando una a cada una, separadas en diferentes instantes y ya que los menores pierden la atención muy rápido, se corre el riesgo de que se despeguen de la película cuando se está introduciendo una reflexión –la paradoja de que un camaleón no sepa adaptarse– o una parodia a ‘Piratas del Caribe III’. A nosotros no nos importa, pero entre los niños y niñas, ¿habrá funcionado?
Conclusión
No quiero poner mal la película ni extraer una conclusión negativa, a pesar de que he señalado algunos puntos en contra. Mi impresión final con respecto a ‘Rango’ es que es una película muy disfrutable, que cuenta con un potente arranque y con numerosos elementos de gran originalidad. Es admirable la consecución física de las animaciones, tanto en el estilo de diseño de los personajes y fondos, como en los movimientos y texturas. El camaleón resulta tan carismático que me dispondría ya mismo a ver una serie protagonizada por él. Los creadores de esta cinta han demostrado mucha imaginación y se han dejado llevar ligeramente por el humor absurdo, pero permitiendo que esté presente solo en detalles y no que su trama se arrebate por él, lo que habría hecho que para mí resultase perfecta.
Otra crítica en Blogdecine |‘Rango’, por un puñado de agua, por Juan Luis Caviaro.
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