Es difícil adivinar los gustos de los responsables de contenido original de Apple TV+ en base a lo que están estrenando últimamente, ya que la estrategia parece ser la de ir poniendo huevos en diferentes canastas a ver cuál eclosiona. Eso puede hacer que un servicio acabe pecando de indefinición, pero por el momento están permitiendo cierta libertad que favorece a los creadores para darles un toque distintivo que no tengan otras series ahora mismo.
No hay mejor ejemplo actualmente en todo su catálogo que 'Separación' ('Severance'), una serie dirigida (mayormente) por Ben Stiller y creada por Dan Erickson que propone una fascinante sátira sobre el entorno laboral finamente espolvoreado con detalles de ciencia ficción. Aunque sería fácil venderlo como una versión estrafalaria y prestigiosa de 'The Office', o como si el combo de Charlie Kauffman y Spike Jonze ofreciesen su propia interpretación de 'Trabajo basura' ('Office Space'), lo cierto es que la serie esquiva tendencias complacientes para dar forma a un estilo propio.
Trabajo basura 2022
Ya os hablamos de 'Separación' pero os recordamos el punta de partida por si estáis oyendo hablar de ella ahora: una potente corporación biotecnológica patenta un procedimiento que permite a sus empleados separar sus recuerdos personales de los del ámbito laboral. Dicho de otra manera, los trabajadores entran en la oficina y pasan a "olvidarse a sí mismos", entrando en acción una pequeña facción de su personalidad cuyo mundo son las cuatro paredes del edificio y la única información que conoce es la que la empresa decide compartir con ellos.
La propia serie también va administrando la información que disponemos sobre cómo funciona esta corporación y qué papel juegan realmente estos trabajadores que sólo existen en este confinado espacio, además de introducirnos a la versiones del mundo externo de dichos trabajadores y por qué han elegido participar de un procedimiento así. Sus primeras tomas de contacto pueden resultar algo frustrantes precisamente por lo poco que vamos sabiendo de este mundo y lo extravagante que llega a ser el entorno laboral que dibuja, pero Stiller y Erickson saben crear cierta tensión dentro de este desconocimiento.
Ayuda que, aunque su componente de comedia absurda pueda exagerar ciertos elementos, todo lo que cuenta sobre cómo las grandes corporaciones tratan a sus empleados se mantiene anclado hasta cierto punto en situaciones de oficina plausibles. No todos hemos trabajado para una corporación como Industrias Lumon, pero sí podemos ligar con la realidad cómo explota a sus trabajadores como meras piezas de engranaje, cómo disfraza con sonrisas y términos vacíos de significado imposiciones poco amables, cómo mantiene la opacidad sobre sus cuestionables prácticas, o cómo se salta en ocasiones esa división entre ámbito laboral o personal. Y también conocemos a gente que compra la filosofía empresarial de manera casi parecida a un culto religioso.
Somos piezas en un engranaje
Al principio puede dar la sensación de que su metáfora está comiéndose el espacio para el desarrollo de personajes, primando un misterio que administra de manera efectiva, respondiendo las suficientes preguntas para mantenernos en la intriga, pero tampoco hasta el punto donde se nos plantean demasiadas preguntas nuevas partir de dichas respuestas. No obstante, su trabajo en los arcos emocionales de los personajes, tantos los de dentro como los de fuera de la oficina, son también desarrollados con meticulosidad, estableciendo elementos que luego desencadenan en los diversos puñetazos emocionales que suelta su trepidante episodio final.
No vamos a detallar lo que sucede en dicho episodio para respetar las sorpresas, pero basta decir que da una progresión bárbara a todo lo que hemos ido conociendo de estos trabajadores, y da conclusión lógica a sus ideas en torno a la pérdida de la inocencia sobre la realidad laboral y sobre la necesaria solidaridad entre empleados de mismo rango. Erickson, guionista de dilatada trayectoria, vuelca aquí parte de sus experiencias laborales y de las diferentes luchas colectivas realizadas por su gremio para no ser devorados por una industria despiadada.
'Separación': un final trepidante a la altura de lo que promete
Por eso, aunque Separación nos introduce una distopía de ciencia ficción, lo que cuenta se siente bastante real. El adecuado desarrollo de su historia y su efectividad emocional es posible también gracias a la fabulosa dirección de Stiller y sus colaboradores, que mantienen siempre un tono equilibrado entre lo absurdo y lo trágico, sustentando en un thriller de pulso firme. La exquisita dirección de actores, el impresionante diseño de producción y la peculiar banda sonora ayudan a solidificar este mundo y la estética de una serie que permanece fiel a sí misma hasta el final.
Su impresionante episodio final resulta un triunfo en todos los apartados que ambiciona este proyecto, y también deja a los espectadores asombrados y con ganas de que comience lo antes posible la producción de una segunda temporada ya confirmada.
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