El episodio 4 de la serie '¿Qué pasaría si...?' (What if...) ya está disponible en Disney+ , siguiendo con su disección del Universo Marvel con una nueva mirada a los caminos que se abrirían en el MCU si las películas hubieran tomado un camino diferente. Esta vez, el episodio se centra en el Dr. Strange, el hechicero supremo, con Benedict Cumberbatch repitiendo su papel poniendo su voz.
Aquí veremos una versión diferente del Doctor, una en la que que todavía está felizmente enamorado de Christine, aunque esta felicidad tampoco dura mucho, ya que el episodio se convierte rápidamente en una historia de amor desesperadamente trágica que lleva al mago por un camino oscuro con horribles resultados que funciona como lección moral sobre lo que podría haber sucedido con un sentido de la responsabilidad más egoísta, el clásico dilema de los superhéroes.
SPOILERS del episodio en todo el texto
Atrapado en el multiverso
Hasta este momento, la serie ha mostrado un sano sentido de la diversión, una buena administración de la acción y un sentimiento de pertenencia al mundo de los cómics que las de acción real nunca podrán simular. El gran acierto de '¿Qué pasaría sí...? es su diseño, con dibujos que emulan el trazo de cómics clásicos con una solidez no demasiado común el panorama actual, quizá el mayor problema es la animación con movimiento 3D.
Un movimiento extraño que puede despistar pero al que uno se acaba acostumbrando, puede que un problema menor pero no uno que no comparta también este episodio 4. Sin embargo, esta variación de la historia del Doctor Strange toma un giro sorprendentemente oscuro y sin disculpas, no solo para lo que acostumbra la serie, sino para lo que llevamos visto hasta ahora del MCU.
Aquí asistimos a un destino del cigujano Stephen Strange similar, sin embargo en vez de perder las manos, asiste a la muerte de su amor, Christine Palmer. En este universo, Strange no puede superar su pérdida y está decidido a traerla de vuelta de entre los muertos. Pero no sirve ni con la Piedra del Tiempo recién adquirida, y a través de un montaje brutal de escenarios de muerte entre 'Destino final' y 'Atrapado en el tiempo' vemos caminar al personaje por una senda inesperadamente oscura.
Doctor Orfeo y la pata de mono
Para alterar el Punto Absoluto de la muerte de Christine, Strange debe absorber los poderes de innumerables criaturas místicas para crecer constantemente en poder, en un tramo central de invocaciones lovecraftianas típicas de literatura weird, llenas de monstruos, criaturas y seres que recuerdan a viajas portadas de cómic de terror de los 70 a las que los mejores años de los cómics originales del personaje se parecían en no pocas ocasiones.
La trama muestra variantes y luchas en vano para evitar que el universo colapse a su alrededor, cuando la bajada a los infiernos del superhéroe para rescatar a su amada acabe en un ángulo muerto que parece recrear El mito de Orfeo y Eurídice pero con un twist sorprendentemente tenebroso, casi una broma del destino que sirve de cura de humildad al lado más egoísta del personaje interpretado por Cumberbatch, estupendo aquí retratando distintas visiones del mismo.
No podemos decir que no sorprenda una coda tan nihilista en un producto Disney, pero en el germen de los cómics había esas posibilidades locas en las que nada acaba saliendo bien. Otro episodio que acerca el conjunto a una especie de versión de 'The Twilight Zone' o 'Amazing Stories' de Marvel, que aquí se corona con muchos detalles terroríficos, guiños a 'La pata de mono' de W. W. Jacobs y una pequeña indicación de los mundos por los que se moverá el Doctor Strange en el Multiverso de la locura, y algo como esto en manos de Sam Raimi promete.
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