En 1978 el excelente artesano Joe Dante —realizador que posee más personalidad que muchos denominados autores— dirigió bajo la supervisión del gran Roger Corman —director que demostró con creces que no era necesario un gran presupuesto para realizar grandes películas— la simpática ‘Piraña’ (‘Piranha’), una de las respuestas que tuvo el bombazo de Steven Spielberg ‘Tiburón’ (‘Jaws’, 1975). En verdad se trata de una de las mejores imitaciones, por llamarlas de alguna manera, que tuvo el trabajo del Rey Midas, quien años más tarde trabajaría estrechamente con Dante en varias películas. De una segunda entrega de ‘Piraña’, dirigida por James Cameron, mejor ni hablar, porque hasta el mismo director reniega de esa película.
Hace dos años, en plena fiebre del 3D, fiebre que va a más, Alexandre Aja, experto en remakes, alguno de ellos muy superior al original —‘Las colinas tienen ojos’ (‘The Hills Have Eyes’, 2006)— decidió subirse al barco de realizar una nueva versión del entrañable film de Dante. El resultado, totalmente catastrófico, e indigno de Aja. Lo sorprendente es que ahora nos llega una secuela de dicho film, titulada de forma delirante ‘Piraña 3DD’, y que realmente se filmó en tres dimensiones alejándose de esas superproducciones que aplican la 3D en la postproducción. El secreto de su receta, lo mismo que la anterior, incluso peor, mucha sangre, muchas tetas, una excusa argumental absolutamente ridícula, y para redondear todo la presencia en el reparto de David Hasselhoff, interpretándose a sí mismo.
(Spoilers) Danielle Panabaker, una de las últimas chicas del terror, da vida a la dueña de las piscinas en las que ocurrieron los terribles acontecimientos narrados en el anterior film, que ve como su padrastro lo convierte todo en un lugar lleno de preciosas chicas haciendo top less para atraer clientela. Por supuesto las pirañas prehistóricas volverán a hacer de las suyas provocando todo un festival de sangre mientras las reacciones de los protagonistas van desde el miedo más absoluto hasta la aplicación de venganza, pasando por la indiferencia más desconcertante en personajes como el del propio Haseelhoff cuya presencia en el film no es más que un chiste rancio bastante aprovechado y en el que se apoya la película durante un buen tramo.
Al igual que el anterior film, ‘Piraña 3DD’ comienza su trama despachando a un personaje interpretado por un famoso. Si en aquella era Richard Dreyfuss, en claro homenaje al mítico film de Spielberg, ahora la toca el turno a Gary Busey, alguien con una cara que invita a no meterse con él, salvo que seas una piraña mutante. Luego nos presentan a la chica del relato, a su amigo secretamente enamorado de ella y con el detalle de que no sabe nadar, al padrastro, absolutamente imbécil, y que por supuesto pondrá todo su empeño en no cerrar las piscinas y así evitar el desastre, al policía del lugar, más imbécil todavía, y a un paródico David Hasselhoff, que está en el lugar para promocionarlo con su presencia. Por supuesto, las bromas alrededor de su rol Mitch Buchannon en la serie ‘Los vigilantes de la playa’ (‘Baywatch’) no se harán esperar.
John Gulager, el firmante de ‘Atrapados’ (‘Feast’, 2005) y sus secuelas, dirige todo sin garra ni sentido del ritmo, desaprovechando cada una de las set pieces protagonizadas por las pirañas a la hora de merendarse a alguien. A veces el film levanta un poco el vuelo gracias a un sentido del humor bastante directo y sin prejuicios de ningún tipo. Hay al respecto una escena de sexo que merecería pasar a los anales de la historia por su conclusión, y también tenemos el regreso de un Ving Rhames no acreditado, esta vez con piernas metálicas que ocultan una sorpresa para las pirañas que le arrebataron media vida. Con una música épica de Elia Cmiral, Rhames despacha a los antipáticos pececitos a golpe de cañonazo, mientras uno no da crédito a lo que está viendo y toma la decisión de reír antes que lamentarse.
Christopher Lloyd, repitiendo un rol que recuerda a su mítico Doc en ‘Regreso al futuro’ (‘Back to the Future’, Robert Zemeckis, 1985), nos avisa al final que las pirañas han evolucionado aún más y pueden salir del agua caminando, amenazando con una tercera entrega, pero el respetable está tranquilo. A pesar de que un niño muere decapitado por una de esas pirañas todos sacan sus teléfonos móviles para fotografiar y filmar algo tan llamativo como una piraña caminante mientras los títulos de crédito bañan la pantalla y la consabidas tomas falsas nos entretienen y divierten más de lo que hizo la propia película.
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