Woody Allen ha creado escuela, y eso es así. Es fácil encontrar personajes y tramas inspirados e inevitablemente influenciados por las paranoias del director de Manhattan y la verborrea psicoanalítica. Con 'Paris-Manhattan', la francesa Sophie Lellouche ha querido demostrar que ella forma parte de esa escuela, además de utilizar a Allen como guía espiritual (vale, más bien como psicoanalista fantasma) de su protagonista.
En su primer largometraje, Sophie Lellouche saca adelante como puede una ligera comedia romántica siguiendo las pautas del cine del norteamericano, y consigue, además, caer simpática a Allen, quien presta su voz (y algo más) a la película. Y todo ello, sin perder un ápice de su identidad parisina.
Siguiendo los consejos de Woody Allen
En 'Paris-Manhattan' conocemos a Alice, una guapa y joven soltera farmacéutica que siente una insólita fascinación por Woody Allen. A pesar de que su soltería no le preocupe demasiado, su entorno familiar vive obsesionado por encontrarle pareja, aunque ella siempre ha pensado que el hombre perfecto es el marido de su hermana. Como en todas las historias de amor, Victor aparecerá en la vida de Alice sin aviso, para instalar una alarma en la farmacia que ella ha heredado de su padre. Él lo tendrá claro desde el primer momento, pero tendrá que luchar por hacerla ver, con ayuda de los consejos imaginarios de Woody Allen que el amor ha llamado a su puerta.
Sí, 'Paris-Manhattan' es cursi y previsible pero también tiene ese extraño encanto de las comedias neoyorquinas que junto al bohemio 'charme' francés consigue que su trama algo llevada al extremo y caricaturizada funcione de forma práctica y sin grandes pretensiones, como todo lo que se busca para esas tardes de domingo con poco que hacer. Hecho que bien puede jugar en su contra para aquellos cinéfilos exigentes que la comparen demasiado con la brillantez de las comedias de Woody Allen a las que Lellouche y su personaje protagonista recurren en su búsqueda de respuestas.
Un póster de Woody Allen es el psicoanalista del personaje de Alice, que le responde con frases y diálogos seleccionados de varias películas del neoyorquino, adecuándose a los problemas existenciales y amorosos de la joven. Así como el videoclub clandestino que esconde en las estanterías de su farmacia, llena de las películas del director y de grandes clásicos norteamericanos que receta a sus clientes. Todo esto es, quizás, lo más interesante de la cinta, junto con el breve y previsible cameo del mismísimo Woody Allen y la química y encanto de sus protagonistas Alice Taglioni y el ya mítico Patrick Bruel.
A pesar de su falta de profundidad, simpleza y previsibilidad 'Paris-Manhattan' termina siendo una ligera comedia romántica que no creemos tenga más interés y objetivo que el de hacer más agradable tu tarde de domingo con un poquito de referencia cinéfila.
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