Las pocas cintas alemanas que llegan hasta nuestras salas cinematográficas están haciendo empalidecer a buena parte del grueso de otras filmografías con mejor suerte de distribución en este, nuestro querido país. Quitando las películas que aquí hacemos, o las salidas de la gran industria hollywodiense, la distribución de productos provenientes de otros lugares que no sean ésos, depende muchas veces del éxito alcanzado en su país de origen, o por lo premios recibidos en festivales, y a veces ni con esas.
Para el espectador que no puede acudir a uno de esos festivales, y que no reside en ciudades como Madrid o Barcelona, revisar la cartelera puede resultar muy frustrante. O espera al mercado del dvd, o sueña con casos parecidos al de la espléndida ‘La vida de los otros’, cuya distribución masiva pocas veces se repetirá con un film de aspecto no comercial. ‘La ola’, también procedente de Alemania, ha tenido casi la misma suerte. El tema además, es de los que invitan al debate, y por supuesto provocan polémica.
La historia de ‘La ola’ está inspirada en un hecho real acaecido en los Usa, concretamente en una escuela de California en el Abril de 1965. Allí ,un profesor realizó un experimento conocido como ‘Third Wave’ en el que prácticamente demostró que movimientos tan peligrosos, y repugnantes, como el nazismo, podrían volver a repetirse con suma facilidad, llegando a ser una forma de vida por encima de todo lo demás. Es la primera vez que se lleva a la gran pantalla, pero en 1981 ya se había realizado un telefilm, protagonizado por Bruce Davison, que ganó algún que otro premio. Lo llamativo del asunto es que, tratándose de un suceso ocurrido en suelo norteamericano, y que critica el pasado histórico de Alemania (algo que a muchos alemanes les pesa como una losa en sus conciencias), hayan sido precisamente los alemanes los que se hayan atrevido con esta historia. Tema espinoso, y que no deja indiferente a nadie.
Dennis Gansel ya había ahondado en el pasado de su país en la correcta ‘Napola’, película que ponía al descubierto cosas que no suelen decirse en las clases de Historia, y que curiosamente guarda puntos en común con su última película. Ambas retratan, en cierto modo, lo fácil que resulta lavarle el cerebro a los jóvenes y hacer de ellos lo que le venga en gana a uno. Si aquélla estaba enmarcada en un contexto histórico del que todos han oído hablar (o eso quiero creer), ‘La ola’ se sitúa en plena actualidad, en un colegio alemán, lleno de chicos y chicas normales y corrientes, como en cualquier otra ciudad del mundo. Lo interesante de su argumento es eso, el revivir (a modo de experimento) en la actualidad, el nacimiento de un nuevo movimiento que bien podría haber desembocado en lo que desembocó el nazismo a finales de los años 30. Gansel le echa valentía, y aunque cae en errores ya cometidos en su anterior película, consigue incomodar como seguro pretendía.
La historia se desarrolla a lo largo de una semana, en la que los alumnos sometidos al experimento de su profesor (quien se alza como líder de todos ellos), van cambiando poco a poco, y uniendo sus mentes en una sola. Esta rapidez en los acontecimientos sirve para enfatizar el hecho de lo fácil que sería volver a caer en dramáticos errores pasados. Gansel no se anda con florituras ni metáforas inútiles, al fin y al cabo la historia ya tiene el suficiente potencial por sí sola. Incluso el director carga un poco las tintas al “recordarnos” que estos alumnos alemanes rechazan el nazismo por razones históricas. No se han parado a reflexionar, no lo han vivido en sus propias carnes. Les parece horrible porque todo el mundo lo considera horrible. Un dato a tener en cuenta en su posterior lavado de cerebro. Si odian el nazismo porque se lo han dicho, pueden abrazarlo por la misma razón. Para mí es el apunte más atrevido de la película. Convincente, terrorífico, real como la vida misma.
Dos o tres voces discordantes con el resto suponen el verdadero conflicto a lo que está a punto de nacer. Es evidente que el espectador se pondrá de parte de ellos, y tal vez el film entre en caminos más previsibles en su tramo final. Tampoco evita algunos efectismos, como toda la secuencia final en la que aparecen todos los personajes del relato. Aún así, Gansel nos ha metido en una historia impecablemente filmada, con un ritmo muy adecuado y sobre todo, unas interpretaciones más que decentes. Jürgen Vogel da vida al profesor que enseña autocracia, aunque su deseo era enseñar anarquía (una de las razones por las que somete a sus alumnos al citado experimento). Su impotencia se va convirtiendo en seguridad absoluta de sus acciones, y es el único personaje imprevisible. Max Riemelt, que ya trabajó en Gansel en ‘Napola’, tiene un personaje parecido al de aquella película, hasta se podría decir que su cometido es exactamente el mismo. Los dos actores encabezan un reparto poco conocido en estos lares.
‘La ola’ no es un film perfecto. En su rápido interés por resultar didáctica, se olvida de elementos como los padres (absolutamente necesarios en un film de estas características) o tal vez los obvia intencionadamente. El personaje del chico más entregado a la causa camina por derroteros algo maniqueos, y su final es de lo más previsible (sí, ocurrió en la vida real, pero eso no significa que en una película funcione). No obstante, y a pesar de todo esto, Gansel llega más lejos que en su anterior película. No sólo nos ofrece un producto cinematográfico de calidad (técnicamente es irreprochable), sino que además logra que lleguemos a plantearnos ciertas cosas a nivel educativo, y que incluso nos preocupemos por ello. La sinceridad de su puesta en escena, cuidada y nada artificiosa, nos entra por los ojos llegando hasta nuestra conciencia para recordarnos que no podemos, ni debemos, olvidar. ¿Cuántas películas son capaces de conseguir eso en la actualidad?
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