Hoy, 7 de septiembre, se estrena en España la cuarta entrega de la mal titulada 'Jungla de Cristal' ('Die Hard' en el original). ¡Vuelve John McClane! Es lo que dicen alegremente todos los medios pagados para promocionar adecuadamente la película dirigida por Len Wiseman y protagonizada cómo no por Bruce Willis. Un Willis que aún tiene las fuerzas necesarias para meterse en estos berenjenales o, quizá, necesita mantener su lujoso nivel de vida y no tenía otro proyecto mejor pagado a la vista. A saber. Lo que sí se sabe es que en 'La Jungla 4.0'. se ha optado por lo mismo que ha optado la gran mayoría de los blockbusters, un reparto completito con caras más o menos conocidas, efectos visuales por un tubo y secuencias de acción tan gratuitas como imposibles (¡lanzar un coche para derribar un helicóptero!). Por lo visto en el aspecto de recaudación, les ha ido como se esperaba, muy bien. Incluso se piensa ya en la quinta parte. Sin embargo, se han olvidado de una cosa fundamental. Se han olvidado de McClane. Si lo hubieran llamado Smith o Van Dummie, daría lo mismo.
En 'La Jungla 4.0' ('Live Free or Die Hard') nos encontramos al detective John McClane en la ciudad de Nueva York, que tras tener otra discusión con su hija adolescente Lucy, ha recibido una misión de rutina en la que debe detener a un joven hacker, para ser interrogado por el FBI. Pero McClane pronto descubrirá que la tarea no será nada corriente, teniendo que enfrentarse a un grupo de asesinos que también iban a por el joven. Con la ayuda de éste, McClane comienza a comprender que se está llevando a cabo un ataque terrorista a la vulnerable infraestructura de los Estados Unidos, con el objetivo de provocar el caos en toda la nación. Por supuesto, el héroe no va a permitirlo.
Terroristas informáticos. Por favor, ¿hay algo menos interesante? Con lo fácil que habría sido incluir a un iraquí loco que secuestra al presidente y le fuerza a retirar las tropas de su país. Por poner un ejemplo, vamos. Incluso tenían ya a Cliff Curtis fichado, ¡ideal para el papel! Pero no, toca hablar de las tecnologías y del rollo este de que cada vez dependemos más de ellas, y de que un tío cualquiera con los conocimientos suficientes puede jodernos la marrana. Unas dos horas emplea el mediocre Les Wiseman (habilidoso para ligar pero torpe para la puesta en escena) en contar una historia a la que le sobra media hora por lo menos. Pero se trata de meter acción con calzador, incontables planitos de ordenadores y el cameo de la estrellita de turno; un cansino Kevin Smith que sólo sabe escribir diálogos para sus clerks. De la mujer de McClane, por ejemplo, ni rastro. El pesado de Justin Long sale más de la cuenta, porque parece que si no pones a un compañero jovencito al lado del héroe, no vas a llegar a la audiencia que te interesa. Y como el prota tenga hija (Mary Elizabeth Winstead), ya está todo resuelto. La planita Maggie Q se limita a pasearse un par de veces, luchar un poco con McClane y besar al malo para que sepamos que es su novia. Incluso a éste le da igual. Está todo narrado sin nervio y a los actores se les nota. El único que da el pego es Willis, que parece hecho de acero. A ver si su personaje de 'El Protegido' va a estar basado en él mismo...
'La Jungla 4.0' es la peor de la saga, claramente. Es cierto que la tercera no era precisamente para dar saltos de alegría, ya se notaba un cierto bajón. Pero McClane seguía siendo reconocible, teníamos al mismo personaje que Willis hizo famoso en la magnífica 'Jungla de Cristal' y en la divertida 'La Jungla 2: Alerta Roja'. Además, le acompañaban un par de actores estupendos como Samuel L. Jackson (genial cuando McClane confunde su nombre) y Jeremy Irons, en el papel del villano de turno, algo confuso en sus intenciones pero lo suficientemente válido como para poner en problemas al héroe con sus "sofisticados" planes. La cuarta es tan floja que no aguanta ni la comparación con ésta. Porque la primera es intocable y la segunda es encantadoramente entretenida. Muestras de buen cine de acción, del que cada vez hay menos. Donde cada personaje hace lo que debe, los puñetazos duelen, las explosiones queman y los diálogos valen su peso en oro (justos, y a veces geniales). Personalmente, y creo que aquí coincido con la gran mayoría, el mejor enemigo de McClane sigue siendo Alan Rickman, despachado de forma memorable, y aunque la segunda no está al nivel de la primera, tiene momentos para enmarcar, como el explosivo final.
Aquí tenemos a un malo que da risa, el cara-palo Timothy Olyphant, que se supone que es un genio informático, pero más bien tiene pinta de chulito de playa. Su repertorio de expresiones se reducen a una sola: "estoy mirando atentamente". A veces parece que sonríe pero son efectos especiales, creedme. Nada de lo que hace tiene sentido y pasa automáticamente, con vaselina, al puesto de peor villano de toda la saga. Uno de sus matones, el mono de circo ese que salta como Spider-Man y pelea contra McClane una vez como si fuera un hámster ultravitaminado, tiene más personalidad.
Desgraciadamente, esta nueva jungla digital que nos estrenan ahora, tan tarde, no tiene ni el encanto de sus predecesoras, ni el buen hacer de los realizadores anteriores, y ni tan siquiera al personaje que, supuestamente, protagoniza las cuatro películas. Aquí se ha vuelto más soso, más correcto, menos imaginativo y, sobre todo, menos humano. Esperemos que Willis se dé cuenta que así no merece la pena seguir y no facilite el rodaje de otra entrega más. O que si lo hace, cuente con Joe Carnahan o Zack Snyder. Ellos sí podrían aportar algo interesante.
Puede que 'La Jungla 4.0' os valga para pasar el rato, como le pasó a mi colega Red Stovall. Tampoco estamos ante un bodrio. Es espectacular y a ratos puede pasar hasta por entretenida. Incluye, además, un vídeo bastante curioso donde los terroristas ponen su mensaje en boca de diferentes presidentes de los Estados Unidos; toda una delicia. Pero son migajas en un conjunto flojísimo. Si vais al cine, tenedlo en cuenta. Michael Bay estaría encantado de firmar lo que vais a ver.
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