-Te voy a dar un consejo, Kumail. El amor no es fácil. Por eso lo llaman amor.
-No lo pillo.
-Yo tampoco. Pensé que si empezaba a hablar saldría algo inteligente.
Mientras Hollywood concentra sus esfuerzos en franquicias y blockbusters, como estrategia desesperada para combatir la pérdida de espectadores y el auge de las plataformas de streaming, los cineastas alejados de los grandes estudios están demostrando que todavía hay vida, hay mercado, para las producciones más modestas.
Nos encanta ir al cine para disfrutar de un gran espectáculo pero nuestra capacidad de asombro y curiosidad es limitada. ¿Salvar el mundo? ¿¡Otra vez!? Sin embargo, no nos cansamos de ver cómo se intenta salvar una relación, los personajes y sus conflictos se sienten más cercanos. Todos los años surgen pequeños grandes éxitos de taquilla y la sorpresa de 2017 en el trillado género de la rom-com es 'The Big Sick', título que como quizá sonaba un poco grave ha llegado a España como 'La gran enfermedad del amor'. Otra joya para la lista de "traducciones" memorables.
Una peculiar historia real, una comedia romántica diferente
Con más de cien años de cine, podemos pensar que ya lo hemos visto todo y desde luego hay ciertos clichés, arquetipos y esquemas que se repiten en los diferentes géneros. En las historias románticas, ya sean dramas, comedias o una mezcla, lo habitual es presentar a un chico o una chica cuya rutina cambia al conocer al amor de su vida, pero para estar juntos tienen que superar un gran conflicto que amenaza con separarles.
Puede ser un trauma, la distancia, una adicción o, en este caso, barreras culturales. En principio, 'The Big Sick' parece lo mismo de siempre, con la particularidad de que el protagonista es un cómico de origen paquistaní. Aunque Kumail lleva casi toda su vida en Estados Unidos y ha adoptado el modo de vida estadounidense, por completo, su familia no lo sabe (a veces recuerda a 'Master of None'). Y sigue actuando como si él fuera a seguir el "camino correcto": un matrimonio concertado con una joven paquistaní y musulmana.
Aquí surge el gran obstáculo en términos románticos. Kumail no está interesado en ninguna de las pretendientes que su familia le busca incansablemente; se opone al modo de vida musulmán y quiere ser libre para elegir pareja. Y así, un día, Kumail conoce a Emily, y aunque todo va sobre ruedas el conflicto cultural-racial se interpone entre ellos. Cuando parece que toda la cuestión se resume en Kumail superando este problema, surge "la gran enfermedad"...
Emily está hospitalizada, en coma, y Kumail tiene un obligado primer encuentro con los padres de ella, que están muy al tanto del problema que surgió en la relación de su hija. Es muy incómodo. Pero el protagonista no se rinde, se dispone a cambiar lo que va mal en su vida, y crear una situación donde pueda arreglar las cosas con Emily... En este punto conviene recordar que la película es una comedia, pero sobre todo que está basada en una historia real del propio Kumail Nanjiani.
Podría decirse que Nanjiani (conocido por 'Silicon Valley') hace de sí mismo, más o menos, mientras que Zoe Kazan interpreta a su esposa, Emily V. Gordon; Nanjiani y Gordon son los autores del guion y, básicamente, han convertido su historia de amor en la comedia indie del año. Con la esencial colaboración de, entre otros, Judd Apatow en la producción, Michael Showalter en la dirección y secundarios como Holly Hunter, Ray Romano, Aidy Bryant o Anupam Kher, una leyenda de Bollywood.
Sin ser una maravilla, 'La gran enfermedad del amor (The Big Sick)' destaca notablemente en su género
En los detalles está la diferencia y esta película se siente única, fresca y auténtica. Podría haberse quedado en otra comedia romántica más pero las peculiaridades que le aporta la historia real, más el notable cuidado que han tenido con el guion para mantener el equilibro entre el humor y el drama, y un sensacional casting elevan este título muy por encima de la media. Es una de las películas más encantadoras y divertidas de 2017. Y tal como están las cosas, se agradece un retrato normal de personajes musulmanes, en situaciones y conversaciones cotidianas.
La escena sobre el 11-S es antológica. Kumail domina este personaje basado en su propia vida y las incómodas situaciones familiares, tanto con los padres de él como de ella, aportan momentos muy disfrutables. Parece sencilla pero hay mucho talento aquí. No me sumo a los que la ponen por las nubes aunque pocas películas (o series) me han hecho reír tanto este año. Lo que menos me convence es que, pese a todo, hay cierta comodidad en su estructura.
Es decir, sabes que todo se va a resolver y va a acabar bien, incluso sin conocer la historia verdadera. Como si la película tuviese permitido desviarse en ciertos momentos, lo justo para que resulte atípica, con la seguridad de que, al final del viaje, va a tirar por la ruta establecida y aparcar donde siempre. Claro, ha recaudado más de 50 millones de dólares (costó 5), quizá es el precio que hay que pagar para que el film independiente sobre tu vida tenga suficiente público para ser un éxito. Al menos no han arruinado el corazón de este estupendo entretenimiento.
Quizá necesitas ver el tráiler antes de decidirte a ver la película, ahí lo dejo, pero... ejem, te voy a dar un consejo. No lo veas o, al menos, no entero. Revienta momentos que son muy divertidos y es posible que descontextualizados pierdan su gracia. Déjate sorprender.
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