La parada de hoy en el especial de Jerry Goldsmith va a ser, espero, bastante breve por cuanto, ya sea desde el punto de vista cinematográfico, ya desde el musical que dio pie a la idea de revisar la filmografía del maestro, lo que 'Los pasos del destino' ('Fate is the Hunter', Ralph Nelson, 1964) ofrece es, como mucho, escueto y de un calado en la trayectoria del compositor que no pasa de ser un apunte a pie de página comparado, por ejemplo, con lo que pudimos revisar la semana pasada.
Adaptación de una novela superventas firmada por Ernest K.Gann en 1961 que narraba sus experiencias como piloto, 'Los pasos del destino' sería no obstante muy criticada por el escritor por no tener relación alguna con lo que se contaba en las páginas de su libro, rechazando en última instancia aparecer en los créditos del filme y renunciando de esta manera a una buena tajada de beneficios de los múltiples pases televisivos que la cinta conoció al cabo de los años.
'Los pasos del destino', anodina
Que la cinta guarde poco parecido con el original literario no debería ser, al menos a priori, indicativo de ningún problema grave. Es más, sin haber leído el libro, poco importan los orígenes de la producción cinematográfica y sí los resultados que ésta deja. Y estos son, como decía al comienzo, tremendamente escuetos y limitados por cuanto el argumento del filme, que gira en torno a la investigación de un accidente aéreo, no podría atesorar menos interés.
Ni la presencia de Glenn Ford —fantástico como siempre— y Rod Taylor, los dos actores principales, consigue animar 106 minutos que podrían haberse quedado en media hora. A fin de cuentas, aquello en lo que reside algo de interés tiene lugar en los primeros minutos de proyección y, a continuación, el metraje comienza a transitar por la desidia más absoluta cuando el personaje interpretado por el primero comienza a recabar testimonios sobre la personalidad del segundo, principal figura sobre la que recaen las responsabilidades del siniestro.
Yendo de aquí para allá, de personaje en personaje, sin que parezca que lo que se pretende conseguir sea algo de relevancia, el filme concluye, primero, con una desangelada escenificación del juicio en el que los directivos de la aerolínea deben dar cuenta de lo sucedido. Una secuencia de nula repercusión más allá de lo obvio que resulta lo que en ella se expone a tenor de lo que se ha visto hasta entonces y que, no obstante, es superada por la estupidez de partida sobre la que se asienta el clímax de la acción.
'Los pasos del destino', la música
No me cansaré de decirlo: Jerry Goldsmith sabía leer con precisión las producciones en las que se implicaba. Y ante un filme como el que hoy ocupa nuestro tiempo, la elocuencia del maestro desde los pentagramas no podía ser mayor: limitar al máximo su huella durante la proyección para sólo aparecer en contadísimas ocasiones. Tan contadísimas como los escasos nueve minutos que llega a ocupar los siete temas que Intrada recogía en 2013 en el compacto en el que aparecía el score junto al correspondiente a 'Tratamiento de Shock' ('Shock Treatment', Denis Sanders, 1964).
Pero mayor aún es la locuacidad del compositor cuando escuchamos dichos temas y nos apercibimos de que no son más que ligeras variaciones atrubibles a las orquestaciones sobre un mismo tema, el que os hemos incluido en el vídeo que encabeza estos dos párrafos. Un motivo que es 100% Goldsmith y cuya presencia en el metraje realza los créditos iniciales y algún momento suelto cuya relevancia en la historia queda amplificada, si bien de forma modesta, por la labor de un maestro que pocas veces fue tan invisible como aquí.