Uno de los estrenos más relevantes de mañana en España, aparte de la épica ‘John Carter’, es la comedia ‘Intocable’ (‘Intouchables’), el nuevo trabajo de los franceses Eric Toledano y Olivier Nakache. Como no se cansa de recordar la distribuidora del film en nuestro país (A Contracorriente Films), se trata de uno de los mayores éxitos del cine europeo; acumula más de 120 millones de euros y 19 millones de espectadores en Francia, donde se mantuvo durante 10 semanas en el número uno de la taquilla, y en Alemania lleva 44 millones de euros y más de 6 millones de espectadores. Pero ‘Intocable’ no es solo un fenómeno popular, ganó el premio César al mejor actor (Omar Sy se lo arrebató a Jean Dujardin), triunfó en el festival internacional de Tokio (galardonada con el gran premio del jurado y la mejor interpretación masculina para sus dos protagonistas) y fue la encargada de clausurar la sección oficial del certamen de San Sebastián, donde cautivó a los asistentes. También fue elegida para cerrar un festival mucho más modesto, el FICC (Cartagena), allí tuve la oportunidad de verla.
No es que ‘Intocable’ sea divertida, de estas historias que ves con una sonrisa durante casi todo el metraje, no, es que te hace reír, te hace reír a carcajadas. Lo que más me sorprendió fue que, como os podéis imaginar, en la gala de clausura del FICC había gente de toda clase, desde cinéfilos a políticos que iban solo para hacerse la foto, era un público muy heterogéneo, y la película funcionó para todos, se oían risas por toda la sala. Cuando terminó, y todos aplaudimos con fuerza, comprendí el éxito de esta historia. Transmite esperanza, contagia el optimismo y la alegría de vivir. Y eso es algo impagable. Ya lo he dicho en otras ocasiones, la comedia es un género infravalorado, encontrarse con una buena película cómica es una auténtica gozada, uno de los motivos por los que yo personalmente amo el cine. Durante un par de horas dejas atrás tu vida, lo dejas todo atrás, y te entregas por completo a una ficción construida únicamente para hacerte feliz. ¿No es maravilloso? Así lo creo yo. Necesitamos más películas como ésta.
Nakache y Toledano dirigen un guion propio basado en una peculiar historia real que descubrieron a través de un documental, ‘A la vie, à la mort’ (2003), sobre un adinerado hombre de negocios, tetrapléjico tras sufrir un accidente mientras practicaba parapente, y su cuidador, un joven de barrio pobre que había tenido problemas con la justicia. Los actores François Cluzet y Omar Sy dan vida en la gran pantalla a estas dos personas, Phillipe y Adbel (Driss en la película, ya que se cambian las raíces del personaje), unidas por el destino desde que el primero entrase en una etapa de depresión por la muerte de su esposa. Culto y apagado, en torno a los 50 años, Phillipe necesita a alguien a su lado, que le ayude de verdad, no un simple empleado que lo mire con lástima, y cree encontrarlo en alguien tan diferente a él como Driss, un chico avispado e inculto de origen senegalés, que se presenta en su despacho para el puesto de asistente, sin experiencia y ninguna intención de conseguir el trabajo, solo por cumplir el trámite y poder seguir cobrando el paro. Sabe que no va a volver a ver a ese triste aristócrata, inmóvil en su silla de ruedas, por lo que incluso se atreve a robarle un pequeño objeto de decoración. Pero se equivoca, lo verá de nuevo…
Puede que a alguno le parezca una barbaridad lo que voy a decir, pues el director es una figura endiosada en ciertos círculos, pero considero que en el género de la comedia, más que la puesta en escena (que por supuesto es importantísima, como en cualquier tipo de película), lo fundamental es el guion y la química entre los actores. ‘Intocable’ funciona porque está dirigida con elegancia y bien escrita, pero sobre todo, porque la pareja protagonista funciona a la perfección, Cluzet y Sy se compenetran de maravilla. Esto es lo más valioso, oro puro, y los cineastas sacan provecho de ello con inteligencia. He leído que Nakache y Toledano suelen trabajar el guion de manera constante incluso durante el rodaje, mantienen vivo el texto para incluir situaciones imprevistas, afortunados percances, para aportar naturalidad y frescura a la historia. Se logra el efecto. No siempre, hay escenas que sobran, que no aportan nada o que resultan repetitivas, pero el resultado general es muy positivo, la historia resulta creíble y honesta, a pesar de que en un principio la amistad entre estos dos individuos tan dispares pueda sonar increíble o falsa.
Desde la primera secuencia, o prólogo, la película se encarga de tumbar los muros de prejuicios que pueda haber construido el espectador antes de sentarse en la butaca. Enseguida cobran vida y te crees a estos dos discapacitados, uno por lo físico y el otro en el ámbito social; entiendes por qué conectan y cómo se forma su vínculo. Cada uno ofrece al otro una perspectiva distinta de la vida, y ambos aprecian el humor sincero y libre. Éste es uno de los puntos fuertes de ‘Intocable’, no se corta un pelo plasmando la cómica relación entre los protagonistas, salta la barrera de lo políticamente correcto y ofrece momentos tan incómodos como desternillantes; dudo mucho que el remake estadounidense que ya tienen en marcha los Weinstein siga esta misma senda hasta sus últimas consecuencias, no creo que se atrevan con lo puritanos que son en EE.UU. Hay que destacar que Phillipe, el auténtico y el interpretado por Cluzet, está harto de la compasión de los demás, no está muerto, desea saborear lo que aún le ofrece la vida, que es mucho, y por eso agradece tanto la compañía de Driss/Abdel, que lo trata con normalidad, incluso con despiadada sinceridad. La película de Nakache y Toledano se mantiene fiel a este deseo y no solo han conseguido el apoyo de los auténticos protagonistas de esta historia, sino también el de millones de espectadores. Hazte un favor y ve a ver ‘Intocable’.
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