'El internado' fue una de las últimas series españolas que veía coincidiendo con su emisión en televisión. Por aquel entonces fue un paso adelante para la ficción de nuestro país ideada para la pequeña pantalla y la recuerdo con cierto cariño pese a que adolecía de unos problemas evidentes, sobre todo a medida que avanzaba la historia, llegando a resultar delirante en más de una ocasión.
Por ello, la idea de una serie a caballo entre el reboot, el spinoff y la secuela me daba cierto respeto pero también la sensación de que podían ir mucho más allá de lo que vimos en la Laguna Negra. El público ha cambiado desde entonces y además el hecho de estar pensada para Amazon Prime debería haber dado más libertad a sus responsables. Lamentablemente, la primera temporada de 'El Internado: Las Cumbres', que se estrena este viernes 19 de febrero, dista mucho de ser memorable, aunque sea justo reconocer que va cogiendo algo más de interés a medida que avanzan los episodios.
Una mezcla fallida
'El internado: Las cumbres' tiene misterio, también terror y no falta sexo, tanto entre adolescentes como para proponer otra trama centrada en el dilema moral de uno de sus protagonistas adultos. Sobre el papel parece una mezcla estimulante, y es que además la serie no tiene miedo en ser mucho más oscura e intensa que su predecesora. De hecho, su arranque incluso trae más a la memoria el clásico del cine español 'La residencia' que la serie madre, pese a esa pequeña y poco lograda concesión para vincular todo lo posible ambas series.
Y es que este nuevo internado es más una cárcel para adolescentes problemáticos que cualquier otra cosa, incidiéndose a menudo en las estrictas reglas que se aplican desde la dirección del centro. Eso supone la ausencia total de esas tramas infantiles tan presentes en la serie de Antena 3, pero también que todo es muy intento, tanto la personalidad de los alumnos como de los profesores. No hay ningún paso inicial para que uno pueda conectar mejor con ellos, aquí todo es intentar ir hacia delante sin que nos importe lo que pueda ser de ellos más allá de lo que puedan representar dentro de la serie.
Ahí surge uno de los principales problemas de 'El internado: Las Cumbres': sus personajes. Ahí no es tanto el trabajo de los actores, aunque ninguno de ellos esté especialmente inspirado, como la forma en la que están perfilados desde guion, en parte porque quizá sean demasiados para el tiempo que manejan. Resulta muy difícil cogerles cualquier tipo de cariño para que esas fricciones que surgen tanto entre alumnos y profesores como en el choque entre adolescentes y mayores de edad tengan un impacto real en lugar de sentirse como una forma de retrasar entrar de lleno en el auténtico misterio que está sucediendo dentro del internado.
Con esto no quiero decir que la serie se olvide de ir dándonos detalles para alimentar la idea de que lo que sucede allí dentro no es para nada normal, incluso teniendo en cuenta la dura disciplina que imparte su directora, pero resulta insuficiente para enganchar a un espectador que no esté entregado de inicio. Es como si se conformaran con que pareciera más interesante de lo que realmente es, como si con que sucedan cosas a menudo, sean relevantes para la trama de largo recorrido o para el desarrollo de personajes, fuera suficiente.
Va mejorando pero no lo suficiente
Eso también daña a los vínculos entre los propios personajes, algo que va ganando importancia según pasan los episodios, hasta el punto de que cuando quieren elevar la tensión poniendo en peligro a alguno de ellos, el resultado es que quizá sintamos curiosidad por ver si se atreven a eliminar personajes tan pronto -recordemos que la primera temporada de 'El internado: Las cumbres' consta de apenas ocho episodios-, pero que el impacto de las decisiones que tomen pierda relevancia.
A su favor merece la pena destacar que la serie tiene una marcada tendencia a ser muy directa. Es cierto que eso provoca en parte algunos de los fallos mencionados, pero a cambio es complicado aburrirse viendo 'El internado: Las Cumbres', sea por incredulidad ante lo que sucede en pantalla o porque uno sí que percibe siempre que detrás de todo está sucediendo algo de lo que realmente queremos saber más.
En base a eso, la serie se centra más en las tramas de los alumnos, donde no faltan los amoríos y las rivalidades, pero le falta punch a todos los niveles, tanto por el material que tienen entre manos para manejar los actores como por las decisiones de casting. Es verdad es que quizá no se les deja respirar lo suficiente para brillar en sus papeles, pero tampoco da la sensación de que vaya a haber alguien que realmente destaque. La serie original fue una cantera de jóvenes estrellas y aquí no parece que vaya a ser el caso.
Más allá de eso, queda una curiosa sensación, ya que es cierto que tiene un enfoque bastante directo pero al mismo tiempo no deja de ser una mera introducción a este universo. No resulta difícil pensar que lo más jugoso está todavía por llegar y que habrá más sorpresas a lo largo del camino, pero esta primera etapa presenta serias dudas sobre si va a merecer la pena seguir adelante con ella. Porque después de ese final está claro que Amazon tiene que seguir adelante con ella.
En resumidas cuentas
'El internado: Las cumbres' es más oscura y ambiciosa que la serie original, pero, por desgracia, nunca termina de saber cómo utilizar con acierto los ingredientes que maneja. Es verdad que va creciendo según pasan los episodios, pero le falta hacerlo mucho más para llegar a ser una serie que realmente uno espere con ganas en lugar de ser una rellenadora de huecos por la estima que uno pueda sentir hacia 'El internado'-
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