‘La influencia’ es una nueva demostración del creciente interés del cine español hacia el género de terror. En su momento ya hubo un gran boom a finales de los 60 que acabó dejándose de lado en la segunda mitad de los 70, pero desde hace un tiempo abundan más este tipo de producciones que lo tienen más sencillo para conectar con el público, tanto el español como el de otros países.
Esa tendencia nos ha dado grandes alegrías como ‘Rec’ o ‘Secuestrados’, pero cuando algo se potencia también llegan propuestas menos logradas. Eso es lo que ha sucedido en el caso de ‘La influencia’, el debut en la dirección de Denis Rovira von Boekholt que cuenta con algunas ideas interesantes a las que no consigue sacar partido.
Un arranque estimable
Se da la casualidad de que Rovira von Boekholt ha elegido para su ópera prima una novela del británica Ramsey Campbell, el mismo escritor que tomó como referencia Jaume Balagueró en ‘Los sin nombre’, su primer largometraje. En ambos casos el eje del relato está en una familia desestabilizada, pero aquí todo se concentra en el regreso al hogar de una mujer para atender a su madre moribunda, con la cual no tenía precisamente una buena relación.
El primer acto de ‘La influencia’ se dedica a sentar la relación entre los diferentes personajes y a dar pequeños detalles sobre ese pasado siniestro que llevó al personaje interpretado por Emma Suárez a coquetear con el satanismo y otras prácticas de dudosa naturaleza. Es un trabajo de exposición razonablemente conseguido que se asienta en la efectiva casa que habita la familia.** A su manera es como si tuviese vida propia, añadiendo cierta dosis de inquietud al relato.**
Poco a poco van mostrándose las cartas con las que va a jugar la película y uno no puede evitar una sensación de deja vu que le hace atar cabos con rapidez sobre cuál va a ser el punto de llegada. Ser previsible no es necesariamente malo, aunque en un relato de estas características sí que resta intensidad, pero para ello hay que saber hacer que el viaje merezca la pena, hacerte disfrutar pasándolo mal. Me temo que no es el caso.
Los errores de ‘La influencia’
A su favor conviene señalar los reiterados esfuerzos de Rovira von Boekholt por crear una atmósfera opresiva y poner en pantalla algunas imágenes siniestras que capten la atención del espectador -al respecto merece la pena destacar el conseguido trabajo de caracterización de Suárez-, pero siempre hay algo que lo sabotea. Sea la utilización de algunos jumpscares que el cine debería haber dejado atrás hace mucho, detalles de guion un tanto burdos o decisiones interpretativas incomprensibles.
Eso es algo que va afectando la credibilidad de la película hasta el punto de que resulta complicado tomárselo en serio. Varios aspectos pueden ser achacables a que hay que conocer mejor los mecanismos del terror para controlarlos, ya que todo lo referente a la planificación de la puesta en escena no desentona, pero sí lidias con esos lastres y tú aportas alguno más es muy complicado impactar al espectador por los motivos adecuados.
Por el camino hay otros ingredientes algo más conseguidos como la actuación de Manuela Vellés, quien logra transmitir el deterioro emocional que va sufriendo su personaje. Es una lástima que no se juegue mejor con esa inevitable rivalidad con Suárez, pero ella sí que transmite esa credibilidad de la que ‘La influencia’ adolece en otros frentes. El resto del reparto adulto tiende a lo funcional pero poco destacable.
En definitiva, ‘La influencia’ no arranca mal, pero luego comete demasiados errores por el camino, complicando bastante que te la puedas tomar en serio. Confiemos en que su director tome nota de ello y vaya mejorando en sus siguientes trabajos.