Hay una regla no escrita en el cine de terror que nos advierte como espectadores para huir cuando una película lleva en el título el hombre del saco. Normalmente en inglés “Boogeyman”, este año hemos comprobado que la norma funciona incluso para la adaptación de uno de los mejores relatos de Stephen King, y ‘The Boogeyman’ resultó ser la versión más genérica posible del texto, por lo que había una nueva oportunidad para romper la maldición en la española ‘El hombre del saco: el origen del mito’.
Anunciada como el nuevo trabajo del director Ángel Gómez Hernández, que sorprendió con la muy a reivindicar ‘Voces’, la figura del director ha estado en boca de los aficionados al asociarse al nombre de Sam Raimi, que supuestamente iba a producir un largo basado en su corto ‘Behind’. También se asoció su nombre a ‘El exorcista del Papa’, un proyecto resuelto finalmente por Julius Avery que daba a entender que Gómez iba a continuar su camino en el género en España.
Cuando se anunció ‘El hombre del saco’ parecía que iba a llevar una leyenda española al terreno del terror sobrenatural latente en Hollywood, pero en realidad la película no ha acabado de jugar sus cartas de promoción de manera cristalina y esconde una operación comercial extraña: llevar el macabro mito derivado del Crimen de Gádor de 1910 a la pantalla, engalanado con las formas de un producto infantil dirigido a los posibles fans del fenómeno ‘Stranger Things’.
Una Hawkings con tortitas de camarones
Esto lleva a una propuesta estimable como puerta hacia el terror para chavales, con un nivel de terror no muy distinto al de un episodio de ‘Pesadillas’, pese a que en su primera media hora no tiene claro si quiere ser o no una película de terror de sustos, en una indefinición de tonos marcada por una nefasta banda sonora que tan pronto usa pistas de comedia televisiva como fusila la sintonía de la serie de los hermanos Duffer sin rubor, dejando la impresión de que hay un productor en la mesa de montaje diciendo “que suene más como lo de Netflix, si, un poco más”.
El problema de adaptar un true crime como una película con monstruo de Javier Botet es que tiene poco interés en rescatar los elementos idiosincráticos que podrían marcar la diferencia y acaba siendo una colección de referencias americanas ya vistas sin aportar nada a nivel formal o argumental. Un guion vago, de plantilla, repite los greatest hits de este tipo de propuestas sin ni siquiera usar pistas de sonido que puedan dar carácter y raíces, limando la personalidad geográfica de lo que presenta, más allá de que los niños digan palabrotas.
‘El hombre del saco’ comete el pecado de ponerse extremadamente cursi en su tramo final, en donde resulta embarazoso ver a un Manolo Solo desaprovechado mientras los niños dan clásicos discursos en la plaza del pueblo y se decide resolver todo por la misma vía de guerra psicológica al monstruo de la dupla de ‘IT’ (2017-2019). El experimento tiene un resultado televisivo, con actuaciones infantiles sin carisma y una concepción visual que muestra las carencias de un presupuesto que trata de hacer más de lo que puede, dejando desnudos los olvidables resultados de intentar imitar éxitos internacionales a nuestra cinematografía.
Imitar lo de fuera omitiendo el toque ibérico
Es sintomático que se siga insistiendo en las bicicletas y el sabor ochentero a tantos años del estreno del hit de Netflix, pero lo curioso es que en España esto ya se hizo una década antes de la serie de los Duffer. En ‘Cuento de Navidad’ Paco Plaza sacaba oro de su casting infantil y se servía de Mercero y Joe Dante para ofrecer una historia oscurísima con lo puesto, que no trataba de ser para niños a pesar de estar protagonizada por ellos. Y es que cuesta entender que incluso siendo ‘Stranger Things’ despiadada con sus muertes y explícita con el gore cuando se intenta fotocopiar se trata de adaptar como aventuras para toda la familia.
Por cada ‘Aux yeux des vivants’ (2014) que hay en Francia aquí tenemos una ‘Paraíso’ (2020). Pese a ejemplos que van en el buen camino como ‘La niña de la comunión (2022), muchos intentos de adaptar las tendencias del terror y el fantástico a nuestro territorio están siendo decepcionantes por intentar ampliar el rango de público al máximo, con tiros al aire como ‘Feria’ (2022), que comenten el mismo error de mirar hacia fuera para buscar parecerse a éxitos que han quemado toda la pólvora disponible.
‘El hombre del saco’ es un tropiezo en la prometedora carrera de Ángel Gómez, que hace lo que puede en lo que parece un encargo a base de retales, una oportunidad perdida que confirma el mal de ojo asociado a ese título, pero también resulta un buen contrapunto para ver que se están haciendo cosas bien, con ’30 monedas’, ‘Venus’, ‘La abuela’, ‘Caminantes’, ‘O corpo aberto’ e incluso varios episodios de las nuevas ‘Historias para no dormir’, que recogen la fórmula para que esto funcione: hacerla nuestra, darle personalidad y sustituir el gran espectáculo con cercanía.
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