‘Hellion: El ángel caído’ es una película que se estrena en nuestras salas este próximo viernes, viene con algo de retraso (como casi siempre) y su única razón de existencia es el aprovechar el tirón de actores protagonistas de dos exitosas series de televisión: ‘Lost’ y ‘Prison Break’. A falta de ver la cuarta temporada de la primera (en estos momentos estoy concluyendo la segunda de ‘The Wire’ que es simple y llanamente la de Dios, eeeeso sí es una serie) creo que va a mejor a pesar de que Abrams estira las ideas más que un chicle; y la segunda, creo que es un engañabobos de mil narices llena de personajes de lo más soso.
Josh Holloway, que da vida al carismático Sawyer en ‘Lost’, y Sarah Wayne Callies que interpretaba a la doctora Sara en ‘Prison Break’, se reúnen en ‘Hellion: El ángel caído’ (traducción casi literal de ‘Whisper’), una rara mezcla de thriller y película de terror bebiendo de fuentes tan evidentes como ‘La profecía’ con niño maldito y todo.
Max es un ex-convicto que decide junto a su novia Roxanne vivir su vida decentemente lejos de asuntos peligrosos que le puedan devolver a la cárcel. Su sueño es pedir un préstamo para poder levantar un pequeño bar y ganarse la vida lo mejor posible, aunque no le faltan ofertas de un antiguo socio que le propone uno de esos trabajos con los que ganar una importante cantidad de dinero. Evidentemente, el banco le niega el préstamo, y Max se verá obligado a aceptar la oferta de su ex-socio: secuestrar al hijo de una millonaria mujer y pedir un suculento rescate. Las cosas empezarán a complicarse cuando noten que el niño es algo más que un niño.
‘Hellion: El ángel caído’ camina por senderos de lo más predecible, a pesar del intento de mezclar géneros e intentar ser original. Todas las situaciones planteadas resultan de lo más banal y el film no produce ni la más mínima sensación, no hay clima ni tensión, ni siquiera sustos que puedan coger a uno por sorpresa. Los clichés son el pan de cada día en esta película: niño con cara de mosqueo que tira para atrás, tanto que hay que ser imbécil para secuestrarlo, lobos protectores alrededor del niño, ruidos nocturnos y diurnos, y muertes horribles para muchos de los personajes. Personajes por otro lado un poco idiotas, teniendo en cuenta que cualquiera con dos dedos de frente enseguida se hubiera deshecho del niño de las narices por no ser trigo limpio. No obstante, esto es una película y el guionista se esfuerza por alargar lo insostenible con muy poca convicción hasta llegar a una pobre conclusión.
‘Hellion: El ángel caído’ adolece sobre todo de poseer unos personajes más planos que una tabla de surf y sin ningún tipo de carisma. Tópicos hasta decir basta, unidimensionales: el ex-preso con buen corazón (de hecho Josh Holloway parece estar repitiendo su personaje de ‘Lost’ pero con mucha menos fortuna), la novia preocupada porque las cosas no se desmadren, el compinche tonto sin cerebro, y el malo más malo de todos, y que apenas está aprovechado en la historia, algo raro teniendo en cuenta que lo protagoniza Michael Rooker, actor con enorme capacidad para inquietar, algo que aquí no consigue.
Pero ‘Hellion: El ángel caído’ no es un film del todo desdeñable. Aislados aciertos impiden que caiga en el saco de los bodrios. La fotografía de Dean Cundey, experimentado director de fotografía que trabajó con John Carpenter y Steven Spielberg, consigue en la mayor parte del metraje que no tengamos la sensación de telefilm barato a la que huele el film. Por otro lado, la excelente banda sonora de Jeff Rona (salido de la factoría de Hans Zimmer) le proporciona a la película cierta atmósfera, algo que el director, el debutante Stewart Hendler, no es capaz de hacer con su puesta en escena, de lo más impersonal. También habría que apuntar alguna idea en la historia, como todo lo referente a los dibujos que el niño hace en la pared. Una pena que se produzca alguna incongruencia importante al respecto.
‘Hellion: El ángel caído’ es un flojo film de terror que nada aporta al género, y que simplemente intenta tirar de la fama de sus dos protagonistas principales, los cuales parecen moverse como pez fuera del agua. Y los susurros a los que hace referencia el título original, esas voces que los personajes oyen dentro de sus mentes, se convierten en algo que alcanza niveles risibles. Para olvidar.