La primera gran película sobre la abolicionista Harriet Tubman había despertado muchas expectativas. La vida y el coraje de la liberadora exigía un relato con la historia sin demasiadas alteraciones, equilibrado con el entretenimiento y el compromiso de la idea que significó su lucha en la actualidad, y ‘Harriet’, más o menos, consigue llevar su relato a buen puerto, pero perdiendo la oportunidad de hacer algo verdaderamente relevante.
El film sigue el viaje de Harriet Tubman (Cynthia Erivo), comenzando en los días de su vida como esclava en Maryland. Tras la muerte de su amo, la amenaza de ser vendida y enviada lejos de su familia y su esposo, hace que huya hacia el norte. Después de viajar sola durante decenas de kilómetros, llega a Filadelfia, donde un grupo de trabajadores del ferrocarril subterráneo la ayudan a establecerse en una nueva etapa de libertad. Pero, creyendo que Dios la llama a volver a Maryland para liberar a su familia, Harriet regresa al sur para comenzar su gesta de liberación de esclavos.
Un relato necesario
Lo bueno de esta historia es que, más que una película biográfica típica de temporada de premios, en ‘Harriet’ no falta la tensión e incluso las escenas de acción esperables en la puesta de largo de un héroe de la vida real, que luchó con las dificultades para obtener la libertad de muchos. En sus dos horas, hay edición y reelaboración de partes para ajustar el relato a una narrativa familiar en otros personajes similares llevados al cine. Pero en este caso, la directora, usa esta licencia artística para mostrar una interesante transformación del personaje.
Una esclava callada, tímida y analfabeta llamada Minty, se convierte en una mujer valiente y segura llamada Harriet, arriesgándose para guiar a cientos de esclavos hacia la libertad. El camino del héroe clásico se refleja de forma cristalina y en ello tiene mucho que ver la convincente actuación de Cynthia Erivo, logrando elevar al personaje a una especie de superhéroe histórico de libro. Una mujer fuerte pero cuyas acciones desinteresadas cambiaron la vida de mucha gente, material casi para adaptaciones de Marvel con raíces reales y fechas.
Kasi Lemmons hace un buen trabajo dosificando el potente elenco de personajes fundamentales en el desarrollo de la trama, sin dejar de profundizar en la vida personal de Harriet Tubman y la gran oposición a la que se tuvo que enfrentar mientras buscaba la libertad para sí misma y los demás. Erivo caracteriza a Harriet como una mujer fuerte e intrépida que, una y otra vez, ponía en peligro su propia vida y, en última instancia, la organización que la salvó, en busca de más afroamericanos libres.
Cynthia Erivo, el epicentro de ‘Harriet’
Leslie Odom, Jr. También hace un buen trabajo como el protector implacable de la Unión que representaba y ayuda a recrear la conexión con Harriet, que ayuda a dotar de matices históricos lo que podría haber sido un retrato a lo ‘Espartaco’ (1960). Sin embargo, pese a todos los factores de interés, la dirección del film es bastante plana y la música de Terrence Blanchard no ayuda por su condición de sucedáneo repetitivo de Thomas Newman o lo que Hans Zimmer propuso para ‘Figuras ocultas’ (Hidden Figures, 2017).
Es difícil no ubicar a Erivo como nominada en los Óscar, pero estas películas biográficas tan conscientes de sí mismas empiezan a cantar, de la misma forma que ‘Judy’, como artefactos de temporada de premios que no están por encima de tantas otras obras independientes con muchos más valores cinematográficos premiables. No es que ‘Harriet’ sea ningún desastre, pero su principal logro es llevar una historia real notable al mainstream, sin poder quitarse el manto de obra de presupuesto limitado que no acaba de elegir si ceñirse a los hechos o hacer una ficción creativa más arriesgada que podría haberla elevado a algo mejor.
La representación de la libertadora como un ser humano con conexión terrenal y mística es positivo, pero su arco en el transcurso de la película funciona más por la buena actuación de Erivo como una fuerza impulsora, que por el guion hecho a medida, y la actriz acaba llevando la película sobre sus hombros. Al final, ‘Harriet’ luce como uno de esos biopics de prestigio bienintencionados que los profesores de instituto te ponen en una de esas tardes que no les apetece dar apuntes, entretenido y sencillo de digerir, pero no lo suficientemente interesante o complejo como para destacar.
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