Las novedades en la carrera hacia los próximos Oscar van a ser una constante en la actualidad sobre el séptimo arte durante los próximos meses. Varios títulos irán quedándose por el camino y puede que incluso acabe colándose entre las nominadas alguno con el que prácticamente nadie contaba. Esto cada año es más complicado, principalmente porque los medios cada vez abarcan más para intentar que no se les escape ninguna posible candidata.
Aún falta para que podamos ver las grandes favoritas a día de hoy, pero este viernes al fin se estrena en España ‘Florence Foster Jenkins’, un título que no hay que descartar para la lucha -Stephen Frears ya nos sorprendió en su momento colando la discreta ‘Philomena’ en la categoría reina-, sobre todo en apartados interpretativas. Justo es señalar que eso es lo más destacable de una película bastante insípida sobre un extraordinario caso real.
La escasa entrega de Stephen Frears
No es raro que se recurra a ese concepto tan peculiar que es la corrección académica para valorar muchas películas, en especial en lo referente a la tarea de su director. Hay en ese tópico una mezcla de pereza y realidad muy conveniente que sirve para describir de forma somera títulos con una puesta en escena meramente funcional al servicio de otras facetas más elevadas que sirven para convertirla en carne de premios.
Algo en esa línea podríamos decir de ‘Florence Foster Jenkins’, puesto que Frears no realiza esfuerzo alguno para elevar la película, confiando en que el solvente diseño de producción y el talento de los actores sea suficiente gancho como para que la película nos conquiste. Es posible que eso suceda con no pocos espectadores, pero a mí me resultó un tanto frustrante ver cómo no hacía nada por potenciar las virtudes del guion de Nicholas Martin y también para compensar sus claras debilidades.
Yendo al corazón de la película, encontramos que ‘Florence Foster Jenkins’ no es tanto la historia de una mujer empeñada en realizar un sueño imposible como en el hecho de que las apariencias importan más que la realidad. Ahí la película plantea una serie de ideas atractivas y muy vigentes -¿cómo no va a ser algo bueno si todo el mundo dice que lo es?-, pero nunca va más allá para centrarse en lo meramente personal y en las mentiras no tan piadosas de todos los que rodean a la protagonista.
Es ahí donde ‘Florence Foster Jenkins’ flaquea, pero, curiosamente, lo hace por motivos diferentes a lo que suele suceder en este tipo de biopics. Seguro que muchos estaréis esperando una actuación portentosa de Meryl Streep y que básicamente todo esté a su servicio, pero lo cierto es que la verdadera estrella de la función es un inspirado Hugh Grant y también hay espacio para más personajes, lo cual provoca cierto problema de foco en lo que debería ser la historia principal.
’Florecen Foster Jenkins’, digna pero insatisfactoria
En ningún caso criticaré a una película por intentar abarcar más de lo que podría parecer a simple vista, pero la cosa cambia si no lo haces especialmente bien en ninguno de los temas que tocas -las dudas del pianista y de la amante del personaje de Grant- y encima dañas ese absurda pero encantadora historia de la protagonista. De hecho, hay momentos en los que incluso cuesta creerse que el personaje sea tan crédulo por mucho que Streep haga todo lo posible por dar verosimilitud a su peculiar personalidad.
Esos desajustes se podrían haber compensado en parte si Frears los hubiese vinculado de forma más directa a través de la puesta en escena en lugar de dejarse llevar por la pereza y pensar que ya sería suficiente el esfuerzo ajeno. Esa elementalidad visual también provoca que otros apartados técnicos luzcan peor de lo que deberían, aunque sin llegar nunca a caer en el fatídico acartonamiento. Lo que sí sucede es que todo sea muy plano, y lo peor es que eso provoca que algunos momentos muy concretos casi resulten grotescos.
Todo ello también quita emoción a las propios interpretaciones, más contenida y física en el caso de Grant -atención sobre todo a sus gestos cuando descubre algo que frustra lo que tenía pensado-, mientras que Streep juega con el exceso sin caer nunca en los habituales problemas de una actuación de esas características. Los dos tienen bastante mérito y eso evita que ‘Florence Foster Jenkins’ sea directamente mediocre, pero su trabajo tampoco es tan maravilloso como para que compense su visionado.
En definitiva, ‘Florence Foster Jenkins’ es una película para ver y olvidar en la que destaca el trabajo de sus dos protagonistas y alguna idea que plantea, pero también puede ser una experiencia bastante frustrante por ser incapaz de aprovechar una historia real muy llamativa. En ningún caso llega a ser una pérdida de tiempo como la reciente y espantosa ‘El futuro ya no es lo que era’, pero sí que me dejó insatisfecho y pensando que ojalá hubiera visto otra cinta.
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