'The Apprentice' era uno de los estrenos más esperados del Festival de Cannes, sobre todo por descubrir la interpretación de Sebastian Stan como un joven Donald Trump, pero también porque es la nueva película de Ali Abbasi, director de 'Holy Spider', con la que ya compitió por la Palma de Oro en 2022. Tras verla, puedo decir que Stan sobresale con su transformación, pero Abbasi queda algo enterrado.
Los orígenes de Donald Trump
Escrita por Gabriel Sherman, coguionista de la miniserie 'La voz más alta' (que ya exploraba parte del contexto más reciente en el que triunfa Trump), 'The Apprentice' arranca con un discurso de Richard Nixon para situarnos en el momento de la película y trazar una comparación irónica con el protagonista y su destino. Stan sólo va a encarnar a Trump en una etapa temprana de su carrera, su ascenso como "rey" de Nueva York, pero hay referencias y guiños a su posterior carrera política.
Tras el breve prólogo llega el momento de conocer al ambicioso joven empresario que protagoniza esta comedia negra que cuestiona el camino al éxito. Nos encontramos en un lujoso club nocturno y Donald J. Trump está intentando impresionar a su cita señalando a toda la gente que conoce allí, afirmando que es el local más importante de la ciudad y que ha conseguido ser admitido como miembro antes que nadie. Una escena que retrata rápidamente al protagonista y su objetivo.
Precisamente, allí se cruza con Roy Cohn (Jeremy Strong), un famoso y polémico abogado de fuerte carácter que va a ser fundamental para la evolución de Trump, quien en ese momento estaba frustrado trabajando para la empresa de su padre. De hecho, el título de 'The Apprentice' hace referencia al reality show liderado por el magnate donde juzgaba las habilidades de los candidatos para hacer negocios: aquí, él es el aprendiz. Una vez que se gana la confianza de Cohn, éste le enseña todo lo que debe saber para triunfar.
Desde unas reglas básicas de conducta a una supuesta defensa de "América" como justificación para lo que sea y una actitud general de depredador (en la película insisten en ser un "killer") que básicamente se resume en que vale absolutamente todo para ganar. La moral y las normas son para los demás, para los débiles, para los perdedores. Roy Cohn se convierte en la figura paterna que necesitaba. Un mentor que sustituye al padre de Trump, dibujado como un hombre despreciable que tiene atemorizada a su familia.
Ambas figuras modelan la mente de Trump, que llegará a superar a sus maestros y convertirse en la imagen del éxito en Estados Unidos. Una imagen monstruosa, consecuencia del pacto con el diablo. Esta corrupción se refleja tanto en su aspecto físico como en las relaciones con su entorno más cercano. Su historia de amor con Ivana Zelníčková (Maria Bakalova) es un claro ejemplo del deterioro humano del protagonista.
Y hablando de transformaciones, Sebastian Stan triunfa con su trabajo en 'The Apprentice'. Llega a desaparecer en el papel para hacer su propia versión de Donald Trump, llevando a cabo una sutil transición (con el evidente apoyo de la caracterización física) hasta llegar a los tics, detalles y palabras más reconocibles del magnate. A estas alturas es complicado tomarse en serio una interpretación de un personaje tan reconocible y tan parodiable pero Stan supera este complicado reto. A su lado destaca un extraordinario Jeremy Strong, que casualmente encarna a otro "Roy" tras la adictiva 'Succession'.
Strong aprovecha un papel secundario para lucirse y dejar otra actuación memorable que le podría proporcionar un Óscar el año que viene. Las dos estrellas brillan y el que queda más eclipsado es el director, Ali Abbasi; no hay rastro del autor de 'Shelley', 'Border' y la mencionada 'Holy Spider'. Quizá por rodar en inglés, por abordar un escenario real tan ajeno o por girar más al humor, lo cierto es que la narrativa funciona y se nota que hay una visión clara de lo que debe ser la película, pero la podría haber dirigido cualquier otro (buen realizador).
De hecho, 'The Apprentice' encaja en la tendencia de biopics recientes, tanto en cine como en series de televisión, que están abordando la historia reciente de Estados Unidos desde una perspectiva más cómica que dramática, con tono sarcástico y protagonistas grotescos, igual como única vía de escape sana ante una realidad a veces tan disparatada que supera a la ficción. En definitiva, Abbasi no entrega un producto muy original que rompa con lo que hemos estado viendo, pero la película es muy entretenida y tiene dos interpretaciones sensacionales.
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