'Fanboys', Star Wars es la vida

'Fanboys', Star Wars es la vida

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'Fanboys', Star Wars es la vida

‘Fanboys’ (id, Kyle Newman, 2009) es toda una declaración de amor, mediante la risa, a la saga que estos días está dando que hablar a todo el mundo, hecho nada extraño si consideramos que estamos ante el estreno más esperado, y taquillero, de la historia del cine. Sin embargo la película de Kyle Newman no es demasiado conocida, y tuvo muchos problemas, sobre todo en postproducción. Está producida por los hermanos Weinstein, lo cual ya nos da una idea de los problemas. Su estreno, previsto para el 2006, sufrió varios retrasos hasta el 2009, y se tuvieron que filmar más secuencias, dado que los temidos hermanos creían que la película no estaba dirigida a las grandes masas.

Realizada tras la segunda trilogía que ideó George Lucas, el film pasó sin pena ni gloria por las carteleras de medio planeta —aquí se editó directamente en DVD en 2014—. Parece que todo el mundo ama Star Wars, pero nadie quiere ver cómo les retratan. Creo que la película llegó en el momento equivocado, de hacerlo ahora el resultado, y sobre todo el eco, habría sido otro completamente diferente. No obstante, es toda una curiosidad que sirve de perfecto complemento a la fiebre que está despertando la película de J.J. Abrams, y que sólo valorarán los fans de la mítica saga, que son muchos.

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Porque más allá del amor y pasión hacia el universo ideado única y exclusivamente por George Lucas, ‘Fanboys’ posee una estructura argumental bastante manoseada. El viaje de “liberación”, a modo de catarsis que cambia la vida para siempre, de cuatro amigos de la infancia, en busca de una copia de ‘La amenaza fantasma’ (‘Star Wars: The Phanton Menace, George Lucas, 1999), meses antes de que se estrene, recorre todos los tópicos habidos y por haber. Cuatro frikis, dos de ellos en estado extremo, más el guaperas que abandonó la pasión galáctica hace tiempo, y el enfermo de cáncer. El equipo perfecto para la locura que cambiará sus vidas (cinéfilas).

Un periplo en el que por supuesto los cuatro protagonistas se encontrarán a sí mismos, unos más que otros. El destino, el rancho de Lucas en el que introducirse para robar una copia de tan ansiada película. La ironía de un film como ‘Fanboys’ es comprobar todo el tipo de locuras que hacen los protagonistas para conseguir una película que realmente no merece ni una sola de ellas. La pasión desbordada, el fanatismo exagerado, pero tratado con cierto respeto, con cariño incluso —a todos los que gozamos con la saga nos cuesta poco empatizar con los protagonistas, LES ENTENDEMOS—, y sorprendente por cuanto no carga las tintas en el personaje enfermo, el único que logra ver el film, porque cuando se estrene, estará muerto.

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Para starwarsadictos

Lucas —personaje en la sombra que nunca aparece, concede al moribundo el deseo, detalle argumental que vaticina un hecho real acaecido con relación al film de J.J. Abrams— es una de las múltiples referencias citadas en ‘Fanboys’, que por otro lado está llena de cameos. Desde los más evidentes, caso de Carrie Fisher realizando una broma sobre su línea de diálogo más famosa, Billy Dee Williams parodiando el nombre del actor Judge Reinhold, o Ray Park como uno de los guardas en el rancho de Lucas, hasta colaboraciones como la de Seth Rogen, pasado de vueltas hasta decir basta, en un doble personaje confrontado: un chulo fan de Star Wars con el cuerpo lleno de tatuajes —el chiste sobre Jar Jar Binks no tiene precio—, y el de fan de la saga que compite con Star Wars, Star Trek.

Dichas apariciones suponen lo mejor de una función que se pasea libremente por el universo galáctico de ficción más amado, y que reproduce el argumento del film de 1977, en una operación más digna que la efectuada por Abrams y Lawrence Kasdan. En ella hay momentos delirantes e ingeniosos —el enfrentamiento contra toda una legión de trekkies, o la aparición de William Shatner para un cometido muy especial—, otros no tanto, pero sobre todo pesa el hecho de que Star Wars rige las vidas de los protagonistas, al principio de forma obsesiva, más tarde con la madurez metiendo mano sin que ello mengue la pasión que sienten.

Por supuesto el apunte referencial —hablamos de una película que es continua referencia— termina jugando en contra del film, por caer en la repetición, provocando cierto hastío. Con todo un film entretenido en su justa medida, y que se atreve con teorías divertidas sobre Luke y Leia —que sean hermanos es algo que Lucas se sacó de la manga, como otras muchas cosas— y concluye con una pregunta, justo antes de la proyección en el estreno del film del 99, que todos sabemos ya, y que desnuda el verdadero valor del fanatismo ciego.

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