Hay un tipo de película que cualquier clase de espectador reconoce rápido. Suele estar vendida con nominaciones a premios como los Oscars, pero suele ser una y siempre en la misma categoría: actor o actriz. Suele estar basada en hechos reales, pero sobre todo tiene una historia inspiradora y ocasionalmente importante (aunque se suele remarcar lo último).
Es, por supuesto, lo que desde hace tiempo se denomina como anzuelo de Oscars. La conversación en torno a ella se va reduciendo cada vez más en torno a su protagonista, y verla se acaba convirtiendo en una especie de tarea de colegio que puede sorprender o no con una factura notable. Pero ante todo sigue una fórmula que no falla para estar en esos premios. ‘Rustin’ es una de esas películas este año.
Marchando hacia la victoria
Protagonizada por el nominado Colman Domingo, uno de los intérpretes más carismáticos actualmente, y dirigida por George C. Wolfe, esta película fue una de las apuestas de Netflix el año pasado. Abordando la importante marcha de Washington en 1963 por los derechos civiles a través de uno de sus artífices más importantes.
Bayard Rustin fue, junto a activistas como Martin Luther King Jr., uno de esos hombres afroamericanos que se atrevió a soñar con una libertad que era imposible para gente para él. Entre bambalinas fue un estratega importante para la marcha en Washington, siendo también una voz prominente y desafiante por sus opiniones y su orientación sexual. Sin embargo, fue relegado rápido en el olvido.
La película parte con ese noble intención de remarcar un personaje histórico que se abocó al ostracismo, a pesar de tener un papel relevante en uno de los grandes eventos de la historia americana. Sabe valerse de un actor notable como Domingo para vender una personalidad que contiene multitudes, y quiere meter el dedo en la llaga en la clase de discriminación que experimentó.
'Rustin', todo en la superficie
No cambia que la manera de trasladar el material termina siendo una potente recopilación de clichés y fórmulas de biopic que eliminan cualquier interioridad o complejidad del personaje. Su drama termina siendo muy superficial, de igual manera que la anterior película de Wolfe, ‘La madre del Blues’, mostrando que es un dramaturgo con poca chicha cinematográfica, lo cuál le hace idóneo para trabajar con una compañía de streaming que suele preferir que sus productos sean visualmente indistinguibles.
Los primeros compases ya parecen como sacados de un sketch de Seth Meyers parodiando esta clase de películas, y tu tolerancia a ese torrente de lugares comunes será clave para que sepas si quieres seguir hasta el final ‘Rustin’. Sus ganchos están bien expuestos, porque saben que funcionan y son muy vendibles. Es, por desgracia, la única manera que un actor como Domingo tenga cierto reconocimiento en temporadas como esta.
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