Afortunadamente, de un tiempo a esta parte, gracias a la polémica globalización cultural y a que cada vez la demanda debe ser mayor, hay cierta facilidad para adquirir cine asiático en DVD. Sin embargo, claro, hay que ir con cuidado, porque mucho de lo que llega no es merecedor del precio que se le pone. Aprovechando el tirón comercial de cintas como 'The Ring' o 'La Casa de las Dagas Voladoras', o por contar con alguna de las estrellas más conocidas, desembarcan películas de todo tipo para cubrir esta nueva sed de consumo. Es comprensible, desde luego, hasta cierto punto, todo esto, ya que si dices que una película está dirigida por Wilson Yip, poca gente en este país considerará valioso ese dato. Por eso, en el DVD de 'Dragón Blanco' nos encontramos con que nos han intentado vender otra "casa de las dagas voladoras". Ahí tenemos el gancho. Y sólo es eso, un gancho comercial, porque ambos films tienen muy poco en común, casi nada.
'Dragón Blanco' se centra en una joven noble que se enamora de un príncipe perteneciente a la Casa Imperial. Accidentalmente, la joven adquiere el dominio de las artes marciales de El Dragón Blanco, y con sus nuevos poderes descubre las ventajas de hacer buenas acciones bajo el nombre de "El Pequeño Dragón Blanco". Cuando averigua que el famoso asesino ciego, Plumas de Pollo, planea matar a su amado príncipe, intenta evitarlo. Pero después de una terrible lucha, "El Pequeño Dragón Blanco" conocerá el verdadero objetivo de su enemigo. A pesar de este argumento y de que el exterior del DVD nos quiere vender algo serio, 'Dragón Blanco' es una comedia. Una comedia romántica con un par de secuencias de lucha (por cierto, nada del otro mundo). Realmente, la película parodia en varios momentos el género de las artes marciales, le interesa otro género; de lo que va es de una chica arrogante y caprichosa que adquiere poderes para luchar, con los que se enfrentará a un poderoso asesino (ciego), que la derrota pero, en lugar de matarla, cuidará de ella. Así se gesta el centro de la historia, el acercamiento progresivo entre Dragón Blanco (Cecilia Cheung) y Plumas de Pollo (Francis Ng). La caracterización de ambos es de lo más pintoresca, sobre todo en el caso de Plumas de Pollo (ya el nombre es para tomarlo a broma), una especie de Zatoichi cómico que resulta invencible y que asesina para curarse la vista. A Dragón Blanco le quedan rarezas como la de los granos que desaparecen cada vez que roba a los ricos para dárselo a los pobres o haber adquirido sus poderes gracias a una transferencia de archivos al más puro estilo Windows (en serio, tal como suena).
Dejando a un lado gags más o menos afortunados, lo cierto es que la película tiene muchos aciertos, entre ellos el de lograr que los dos protagonistas evolucionen frente al espectador de una forma coherente y creíble, aparte de hacerlos divertidos y conseguir que el público les coja cariño. Por supuesto, con un director como Wilson Yip y unos actores como Francis Ng y Cecilia Cheung, todo es más fácil. Yip, quien ya demostrara en la excelente 'Juliet in Love' que puede ponerse romántico como nadie (y no resultar cursi en absoluto), vuelve a contar con Ng para una desarrollar una historia que en principio corría el riesgo de quedarse en poca cosa, pero que retoma el vuelo gracias a un estupendo giro de guión (dato: la película es un remake de un film de 1968) que ofrece un sensacional encuentro entre las dos estrellas del film. Un encuentro que conjuga a la perfección la comedia con la emotividad y el romanticismo, logrando una parte central de gran nivel. Resulta extraño pero destaca más el film por esto que no por la acción, muy justita. En cuanto a los protagonistas, Francis Ng quizá está un pelín histriónico, pero hay que "culpar" al género de la película, y fijarse en las escenas realmente importantes, donde el actor está inmenso, demostrando su gran talento. Cecilia Cheung, se maneja muy bien en la comedia y su bellísimo rostro aporta más de lo que ella realmente pone sobre el asador. En conclusión, una entretenida comedia romántica que los aficionados al cine asiática no deben dejar pasar; al resto, puede resbalarle totalmente.