Para X.
‘Los puentes de Madison’ (‘The Bridges of Madison County’, Clint Eastwood, 1995) es uno de esos extraños casos de cine intemporal, una obra de una gran sencillez y que transmite un gran amor y cariño por lo que narra. Para muchos supuso una especie de punto y aparte en la trayectoria de Clint Eastwood por adentrarse de lleno en el melodrama romántico, pero lo cierto es que ya era la segunda vez que se adentraba en él. Una de sus primeras películas como director fue la magnífica ‘Primavera en otoño’ (‘Breezy’, 1973), una historia de amor entre un hombre maduro y una jovencita, que fue un sonado fracaso comercial —aún contando con una estrella como William Holden en su reparto—, todo lo contrario del film que nos ocupa, que permanece como uno de los mayores éxitos de su director en la década de los 90. Todo un logro, si consideramos que el público al que va destinado el film no es precisamente el joven.
Al igual que en ‘Un mundo perfecto’ (‘A Perfect World’, 1993), Eastwood recogió el testigo del film de Steven Spielberg, quien barajó la posibilidad de dirigir la película con Robert Redford al frente del reparto. Más tarde, y debido a la completa agenda del Rey Midas, éste delegó en Bruce Breresford, quien finalmente y afortunadamente fue sustituido por Eastwood al expresar su intención de dirigirla. También se reservó el personaje del fotógrafo Robert Kincaid, y Meryl Streep se hizo con un personaje por el que lucharon varias actrices, entre ellas Catherine Deneuve, que viajó de Francia a USA muy interesada por el proyecto. Malpaso y Amblin unieron fuerzas por primera vez y el resultado no pudo ser más satisfactorio. El último gran melodrama clásico hasta la fecha.

La base del argumento se encuentra en el libro de idéntico título, obra de Robert James Waller, y que curiosamente no contaba con el beneplácito de Meryl Streep. En él se narra la historia de amor entre Francesca, una mujer de mediana edad y de procedencia italiana que vive en su granja de Iowa, y que a mediados de los 60 vivió un intenso y breve romance con Robert Kincaid, un fotógrafo del National Geographic, que visitó el lugar para hacer un reportaje sobre los famoso puentes del condado de Madison. Dicho romance permaneció en secreto durante años hasta que Francesca dejó escrito en su testamento la voluntad de que sus cenizas fueran esparcidas por el puente Roseman, narrando a sus hijos en forma de cartas lo más importante que le pasó en su vida. El libro, que fue un best seller increíble, superando en ventas durante 1995 —año de producción de la película— al mítico e imbatible ‘Lo que el viento se llevó’, posee una estructura narrativa a base de cartas, y el autor se permite ciertas licencias por cuanto da la sensación de estar narrando una historia verídica. No es un gran libro, la película lo supera con creces —si es que la comparación entre una obra literaria y una obra cinematográfica pudiese ser posible—, pero recomiendo su lectura sólo por el tramo final, de una emotividad arrolladora, y en el que se narra un hecho no recogido en el film.
Por primera vez en el cine de Eastwood, el personaje central de una de sus películas es una mujer. Aunque equivocadamente se le ha tachado de cineasta machista, los personajes femeninos han tenido una importancia vital en sus trabajos como realizador, y en algunos de ellos —‘Sin perdón’ (‘Unforgiven’, 1992)— es la única motivación para los actos de sus personajes masculinos. Francesca —una inmejorable Meryl Streep alejada de su típico histrionismo— es la que conduce todo el relato, y la sorpresa proviene del propio Eastwood y su rol. Jugando inteligentemente con su propia imagen en el séptimo arte, Kincaid (Eastwood) parece uno de sus típicos personajes, un personaje sobre el que apenas sabemos nada, que aparece y desaparece cual jinete pálido, pero que deja una poderosa impronta en la vida de Francesca, y por ende en el espectador. No sólo la angustia de una mujer que rechaza al amor de su vida nos conmueve en lo más dentro, sino que también sentimos un interés especial sobre Kincaid, personaje de aureola misteriosa y enigmática. La historia de amor de ‘Los puentes de Madison’ está narrada desde el punto de vista de Francesca en todo momento. Es sobre todo su historia. Eastwood quiere que la entendamos, y a través de sus secretos desvelados en forma de carta, consigue algo sorprendente: huir de todo juicio moral. No se nos ocurre, ni por asomo, juzgar la difícil decisión de Francesca.

La puesta en escena del director desvela un gran amor por el detalle, y lo narrado es tratado con un mimo único. Desde sus primeras secuencias, ya intuimos que lo que vamos a ver es por así decirlo, especial. La casi armoniosa llegada de una camioneta a una granja en pleno 1995 está marcada únicamente por el sonido, el cual nos transmite una tranquilidad y serenidad que más tarde se verá alterada emocionalmente de forma cruel y verdadera. Nos presentan a los personajes de los hijos de Francesca, quienes tras la muerte de su madre descubrirán una sorpresa que marcará para siempre su existencia. La Francesca madre no quiere que sus propios hijos desconozcan lo que fue más importante en su vida: conocer a la Francesca mujer, aquella que tuvo sus propios sueños y los acarició durante cuatro inolvidables días. En ese tramo, que corresponde al presente, los actores Annie Corley y Victor Slezak están sensacionales al recaer en ellos la responsabilidad de dar vida a personas anodinas, prácticamente vulgares. Y aunque Francesca y Kincaid son personas normales y corrientes, es su historia de cuatro días lo que les hace especiales, pues encuentran algo que, según Robert, muchos no creen ni en ello. El amor en su máxima expresión.
‘Los puentes de Madison’ posee dos líneas narrativas que se entrelazan de forma prodigiosa y muy natural. La historia de amor, el pasado, posee un halo lírico arrebatador, herencia directa de las dos películas de las que bebe, ‘Breve encuentro’ (‘Brief Encounter’, David Lean’, 1945) —no sólo la historia se parece, sino que ambas inciden en los convencionalismos sociales como impedimento de un gran amor—, y ‘Carta de una desconocida’ (‘Letter From a Unknown Woman’, Max Ophüls, 1948) —el amor imborrable que sintió una mujer es dejado a modo de legado en una carta de dolorosas revelaciones y con definitivas consecuencias—; Eastwood parece detener el tiempo, remarcando el carácter atemporal del amor, y sus personajes son como dos fantasmas rememorados por los hijos de Francesca, haciendo su última gran revelación antes de que su recuerdo se pierda para siempre, el uno ya con el otro, leales a esos cuatro días que todo lo significaron. Las irrupciones del presente son como golpes asestados que nos devuelven a la dura realidad.

El recurso del flashback conlleva en el relato un riesgo: por lógica no podemos ver acontecimientos en los que Francesca no ha estado presente, pues es su historia. Y así es durante todo el metraje, pero hay un instante que sólo protagoniza el fotógrafo en el que ella no está presente, aquel en el que es testigo de la humillación que sufre una mujer del pueblo, señalada por todos por haber sido infiel a su marido. La llamada de teléfono que le hace Robert a Francesca arregla el problema del punto de vista, e Eastwood aprovecha para criticar sin miramientos los prejuicios humanos y las malditas convenciones sociales. Se trata de una de esas pequeñas historias paralelas que tanto le gusta meter a Eastwood en sus films, y que sirve de complemento a la historia central. Poco a poco el relato se va endureciendo hasta llegar a una parte final, en las que las concesiones brillan por su ausencia —marca de la casa, señal de identidad—, y en la que el drama eclosiona en todo su esplendor. Otro golpe directo al corazón, sin maniqueísmos, sin trampa ni cartón, y en el que Eastwood se desnuda como artista, ése que es capaz de hablar de nosotros, de revolvernos por dentro, de tocarnos, si se quiere entender así, el alma.
Dicho tramo da comienzo tras la extraordinaria escena de la cena, iluminada con velas —exquisito trabajo de Jack N. Green, en la que Robert, respetando la decisión de Francesca, y seguro de sí mismo aclara lo mejor que siente la duda latente en el ambiente, “este tipo de certezas sólo se presentan una vez en la vida”. Lo que hasta entonces era tranquilidad y serenidad en una historia marcada por una cámara inexistente que apenas osaría interponerse entre ambos personajes, estalla en uno de los mejores travellings jamás utilizados en el cine actual, utilizado como elemento emocional de altura. Es aquél que sigue a Francesca cuando sale corriendo detrás de Robert antes de que él desaparezca de su vida para siempre. Volverá a verle en la ya famosa secuencia de la lluvia, en la que el tempo, la planificación y el gusto por el detalle alcanzan su máxima expresión. Eastwood descompone y al mismo tiempo reconstruye su propia imagen al aparecer bajo la lluvia —no utilizada como mero adorno estético— casi como un espectro.

El acierto de dicha escena está en conservar el punto de vista de Francesca, de forma que el espectador siente lo que ella siente. No hemos visto a Robert en unos días, y su aparición nos impacta tanto como a ella. A continuación viene el dolor a través de los pequeños detalles. La cruz colgada en el espejo retrovisor, los gestos familiares de Robert, el recuerdo instantáneo de lo vivido en esos cuatro días, el semáforo que está a punto de cambiar, y que cuando lo hace Robert aún espera —magistral dilatación del tiempo por parte de Eastwood, legado probablemente de Sergio Leone— a que Francesca haga lo que todos queremos, que se baje de su camioneta y se suba a la de Robert. El plano de la mano en la manilla es un claro ejemplo de la sencillez con la que es tratada la historia. En esa manilla se concentran todos los deseos que hemos tenido de escapar alguna vez, de huir en pos de algo mejor. Pocas veces con tan poco se dijo tanto. Por eso nos duele tanto que no lo haga. Vemos por última vez a Robert conduciendo su camioneta mientras gira en sentido distinto a la de Francesca. Nunca más volverán a verse.
El resto del film continúa desgarrándonos por dentro al hablarnos del paso del tiempo y el efecto de los recuerdos compartidos. Pero sobre todo de cómo lo más íntimo de una persona puede influir en el resto. Eastwood libera a su personajes con el esparcimiento de las cenizas de Francesca en el puente Roseman, treinta años después de la mejor época de su vida. Sus palabras resuenan en nuestro cerebro mientras intentamos lo imposible, no llorar: “haced todo lo que esté en vuestra mano para ser felices en esta vida”, el verdadero legado de Francesca y Robert. ¿Cuántos podemos presumir de llevarlo a cabo?

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54 comentarios
nick_nolte
Una película muy bonita.
Me sobra toda la parte de los hijos de Francesca, ya sé que son el vehículo para contar la historia, pero en sus escenas estoy deseando que acaben y vuelvan otra vez con Meryl y Clint.
También creo que le sobran los últimos 15 minutos, demasiado pastel que no pega con el tono de la película. La escena del coche para mí hubiera sido el final perfecto.
jose.puce
Seguramente la pelicula que mas hecho polvo me deja... "No quiero necesitarte, porque no puedo tenerte". Pero que grande eres Clint.
Cargate un puente Clint!!!!!!
ÁlexDarko
La escena de la camioneta bajo la lluvia es sencillamente perfecta. ¡Pero baja muchacha! ¡Baja!
Otra de las grandes de Eastwood, se ha explayado a gusto Abuín, y no es para menos, esta cinta lo merece con creces. Una de las mejores películas románticas del cine moderno.
butxana
Cada vez que la hacen (y cuando digo cada vez es CADA VEZ)mi madre se la traga, y siempre hace los mismos comentarios: que romántico, que si el amor esto y lo otro,que si el marido...,que pobre mujer... Que grande es mi madre!
La verdad es que a mi también me gusta la película,sin llegar a extremos como mi señora madre, pero es muy bonita, y Meryl Strep es una pedazo de actriz.
marat
Totalmente de acuerdo contigo Alberto, la escena de la mano en la maneta de la camioneta,apretándola con fuerza,diosss,se ve la lucha interna de Francesca entre lo que desea hacer y lo que debe (socialmente) hacer,es su último tren y el billete está en esa maneta, y mientras el marido hablándole del tiempo o de cosas banales.
Preciosa película!
Morx
La vi por primera vez despues de una aventura amorosa de 5 dias (casi 4, casi...), y me parti en pedazos.
Despues la volvi a ver y comprendi que debieron ser 5 decadas, no dias.
shade2814
Obra maestra de Eastwood y fácilmente de sus 5 mejores películas, si no lloras con esta película ya no lloras con ninguna, la escena en la que Francesca recibe el paquete de Robert te destroza completamente y rememora a cierta escena de un libro en otra de mis historias de amor favoritas: El diablo dijo no de Ernst Lubitsch.
La única pega que le pongo, al igual que Juan Luis al parecer, son los actores que encarnan a los hijos de Francesca simplemente no me los creo.
Saludos y excelente crítica, Alberto, parece que por fin te decidiste a acabar el especial.
McGuffin
Para mí es una de las películas que mejor ha sabido retratar el amor como antídoto contra la monotonía. La dirección es muy honesta porque sitúa la trama en un contexto cotidiano, sin recurrir a escenarios de ensueño ni encuadres grandilocuentes.
Sentimos cómo, a través de conversaciones, miradas y caricias, va naciendo el amor, y cómo es sacrificado para no caer de nuevo en la monotonía y así pueda seguir latiendo para siempre.
Pippen
La primera vez que la ví me dejo a medias,es una película que con el tiempo y con mis experiencias en esto del amor,he ido comprendiendo y sintiendo.Me parece una película grande,sin complejos,que habla del amor,algo muy difícil en el cine actual y mi pero también va para los hijos de Francesca ¿han vuelto a actuar?, y x supuesto la peli favorita de mi madre.
bob_marley
Me avergüenzo de no haberla visto. Pero tengo antes otras pendientes, no soy gran fan de los dramas románticos...
Moutache
Esta película merece un monumento, yo creo que como bien dices Alberto, esta repleta de detalles. Me gusta pensar que el espectador que le gusta fijarse en esas cosas lo valorará. Solo la he visto una vez pero ha sido suficiente, a mi me tocó muy hondo la verdad y estaria sin dudarlo entre mis tres favoritas de Eastwood. Pocas películas te atrapan tanto con su sencillez, te sumerjes totalmente y te obliga a empatizar a niveles que ni desearías. Brutal las tres ultimas fotografías que has escogido para acompañar la crítica, me he emocionado solo de verlas de nuevo.
Tengo curiosidad, a modo de spoiler, ¿me podrias decir que cosas cuenta la novela al final que no cuenta la película?
alforte
Mira que he intentado contenerme cuando he vuelto a ver la película, y mira que van varias veces, pero siempre lo consigue, a partir de la escena bajo la lluvia me pongo a llorar a cántaros.
citizenchinaski
No es lo mismo decir que esta es la mejor crítica que he leído aquí, que decir que es la crítica que mejor resume lo que pienso de una película... No me gusta ser pelotero, pero has clavado todo lo que pienso de la película, sobre todo el penúltimo párrafo... Creo que ese gusto por los detalles es lo que hace de Eastwood un grande y del cine en sí algo tan grande... Un ejemplo es que la película de por sí, me recordó una historia personal, y por eso mientras la estaba viendo, estaba hecho polvo en un 75 por ciento, pero fue el detalle del collar, lo que me terminó de matar... El momento en que captas eso por primera vez, es para mí, lo mejor del cine.
Alejandro
La volvi a ver hace como unos dos meses y volvi a llorar de emocion, de verdad sientes la dura decision de Francesca, de verdad que sientes cada uno de los sentimientos que trata de expresarte pelicula, para mi la mejor actuacion de la Streep en toda su carrera.
PS: Eso de como son los actores en su vida personal, realmente no importa a menos que afecte su trabajo, Van Gogh estaba loco y dejo hermosos cuadros, que al final se recuerda a Van Gogh por esos hermosos cuadros y no por volverse loco.
ipanonima
Cuando veo la escena en la que ella agarra el manillar de la puerta, siempre me entran ganas de gritar: ¡Pero maldita sea, vete con él! ...y nunca se va...
ssitte
Gran crítica Alberto. Nos tienes acostumbrados a lo bueno! Vi esta película con cierto "miedo" ya que no soporto los melodramas, pero tenía el sello de Eastwood y no podía dejarla pasar. Hice bien porque me dejó tocado y eso es bueno. Enorme película de gran sentimiento.
Gargorisi^^
Brutal crítica Alberto. Has clavado lo que sentí viendo la película, y casi se me vuelven a saltar las lágrimas con las interpretaciones del final. Todo ha vuelto a mi cabeza de repente.
Enorme película de Eastwood, y que meto en el saco de mejores películas amorosas junto con Casablanca o El Apartamento. La química entre Eastwood y Streep es descomunal. La sencillez con la que se narra, desgarradora.
lisi.delcastillo
Una crítica sin precedentes. Si todo lo que escriben estas manos y habrán visto los ojos del que lo plasma, se pusieran al otro lado del objetivo, tendríamos a ciencia cierta un gran director de cine. Aún así, deseo con todo el corazón que por muchos años siga regalándonos sus cuidadas, inteligentes y llenas de armonía, bonitas palabras que tan bien han descrito esta gran película.
sofita
También es una de mis películas favoritas y me ha gustado mucho tu crítica Alberto (me gusta que las fotos estén en orden cronológico). Pero hay una escena que no soporto: cuando empezan a bailar en la cocina. Esto es algo que em supera, ver a una pareja bailar porque sí. A lo mejor es mi nulo romanticismo pero, ¿alguien de vosotros baila o ha bailado así porque sí?
La banda sonora me encanta.
Y una tontería: En español, ¿no sería "Para F"? de Francesca... no "Para X"
Harry Powell
"...Aunque equivocadamente se le ha tachado de cineasta machista"
Eastwood es un genio, de eso no tengo ninguna duda pero no se puede negar que sí es algo machista y éso en cierta manera se ve reflejado en su cine, Sondra Locke; la que fue su esposa durante muchos años acabó hasta las narices de Eastwood, y escribió un libro en 1998 llamado irónicamente “ The good, the bad, and the Very Ugly” donde sacaba a la luz todos los trapos sucios del genial cineasta acusándolo de mujeriego, machista. Incluso relata que la forzó a abortar varias veces y a someterse a una operación de ligamento de trompas, casi nada.
Es un cineasta excepcional, pero por lo visto también es algo machista y cabroncete, una cosa no quita la otra, a mí su cine me encandila pero como persona creo que deja mucho que desear.
Y sobre"Los puentes de Madison" diré que es el film que menos me gusta de Eastwood, no le veo nada de especial.
Saludos.
posfale
Esta película me decepcionó sobremanera. Leí la novela antes de verla y me encantó. En cuanto a trama, situaciones y diálogos, la película hace una trascripción literal pero para mi fracasa estrepitosamente en el tono. La novela es más ágil, menos relamida y menos melodramática y me parece que es uno de sus grandes valores. La película de Eastwood peca, en mi opinión, de alargar y enfatizar demasiado sus virtudes, cosa que no hace el libro, y que personalmente creo que queda un tanto pedante. Y esto es algo raro en tito Clint, así que me llevé un chasco.
jeinzu
Gran película. Recuerdo verla por primera vez cuando tenía unos 16 años, y sin embargo me impactó esa historia de amor entre dos personas mayores.
Y esa foto de Eastwood esperando bajo la lluvia me pone la piel de gallina.