Me piro a Lisboa y ya me encuentro con que aquí en Blogdecine casi todos ya han dado su opinión sobre la película ésta del Kevin Smith. Pues yo no voy a ser menos. Aunque me encuentre en la tierra del fado donde los maravillosos cines emiten siempre películas en versión original subtitulada, ya que eso del doblaje es para minorías, intentaré en la medida de lo posible escribir algo sobre esta necesaria segunda parte de 'Clerks', y lo de necesaria va únicamente por el señor Kevin Smith, que estaba de capa caída desde que dirigió aquel horror de 'Jay y Bob el Silencioso Contraatacan de Nuevo', que no era más que un chiste personal. De 'Jersey Girl' prefiero no hablar, porque incluso no parece dirigida por él. Personalmente me quedo con su estupenda 'Mallrats' y a pesar de Ben Affleck, con 'Persiguiendo a Amy'. La vuelta por parte de Smith a sus orígenes después de los fracasos taquilleros de sus dos últimas películas era algo lógico, y es algo que los espectadores le agredecemos, pues con esta continuación de su film más famoso uno puede pasarse un buen rato de entretenimiento en una sala de cine, lo cual ya es bastante en los tiempos que corren.
La historia de 'Clerks II' sigue a los protagonistas del primer título trabajando nada más y nada menos que en Mooby´s, una especie de hamburguesería al estilo McDonald´s, después de que la mítica y entrañable tienda en la que trabajaban se quemase en un incendio. Es hora de avanzar en esta vida, es hora de hacer algo importante con sus míseras existencias, y por eso uno de ellos va a casarse, con todo lo que eso supone tanto para él (Dante), como para su mejor amigo (Randall), como para la jefa de ambos (Becky), como para el espectador (no me voy a poner a decir todos vuestros nombres). Smith repite prácticamente los mismos esquemas que los de su ópera prima. Estamos hablando de un retorno a los orígenes en toda regla. No sólo volvemos a ver a los mismos personajes, más alguno nuevo por supuesto. También asistimos a la misma forma que Smith tenía en sus principios de hacer un film. Eso sí, esta vez en color. La sencillez de su puesta en escena, apoyada simplemente en un par de escenarios, está compensada por unos diálogos brillantes verdaderamente chispeantes, aunque a veces eche mano de lo escatológico o del humor grueso. Evidentemente no estamos hablando de Billy Wilder, y tampoco es mi intención comparar a Smith con semejante maestro, pero ya les gustaría a muchos directores actuales que se van de autores el tener la misma chispa e ingenio que el director de 'Dogma'.
Las referencias cinéfilas tampoco faltan, y por supuesto la trilogía de Star Wars vuelve a ser nombrada, y esta vez comparándola con la de 'El Señor de los Anillos' en uno de los momentos más divertidos que el cine haya dado en sus últimos cinco años. La explicación que el personaje de Randal da de dicha trilogía es absolutamente desternillante y delirante. En lo que respecta a los diálogos serios, por así decirlo, Smith es un poco blandengue, un poquito acaramelado, e incluso la sombra de 'Jersey Girl' planea sobre su nueva película, aunque nunca lo suficiente como para preocuparse. Menos mal que están Jay y Bob el silencioso para interrumpirnos en el momento oportuno y hacernos reir, como el instante en el que se homenajea 'El Silencio de los Corderos'.
Los actores están todos en su salsa, tantos los de siempre como las nuevas incorporaciones, donde por supuesto hay que nombrar forzosamente a Rosario Dawson, cuya clase de baile a uno de los protagonistas en la terraza del Mooby´s quedará grabada para siempre en nuestras retinas, mientras vemos cómo la Ley de la Gravedad es burlada una y otra vez, una y otra vez... Puede que su personaje no esté del todo dibujado, y depende en su entera totalidad del de Dante, pero la actriz está enormemente convincente, con una gran naturalidad, presencia y frescura. Jeff Anderson hace un Randal antológico, y Jason Mewes siempre ma ha encantado como Jay. El resto está más o menos en su línea. Decir que, como en toda película de Smith, hay lugar para un cameo de alguien famoso. En esta ocasión les ha tocado el turno a Ben Affleck, cuya aparición es meramente anecdótica, y Jason Lee, cuyo personaje tiene un poco más de importancia e incluso gracia.
Puede que al final el film peque un poco de previsible o de terminar repentinamente con una solución muy cómoda por parte de su autor. Quizá también han pasado los años para Smith. Al fin y al cabo no sólo habla de sus personajes, también está hablando de sí mismo, de intentar madurar sin perder los orígenes, sin olvidarse de cómo empezó todo, de continuar un camino recordando siempre dónde lo empezaste. El plano final, absolutamente emocionante, y con gag recordatorio incluído, es toda una declaración de principios. Una buena película, entretenida, divertida y en ocasiones original. No necesitamos más.