Me da la sensación de que a algunos lectores a veces les parece que soy demasiado blando con las películas españolas, algo que se ha reafirmado en los últimos días con varios comentarios en mi crítica de ‘Fin‘ (Jorge Torregrossa, 2012).
Por ello (y otros motivos mucho menos llamativos) he considerado que la idea que me presentó mi compañero Alberto sobre cómo ofreceros mi opinión sobre ‘Invasor‘, el nuevo trabajo tras las cámaras de Daniel Calparsoro que, salvo que ‘La saga crepúsculo: Amanecer. Parte 2‘ (The twilight saga: Breaking dawn. Part 2, Bill Condon, 2012) siga acaparando un número excesivo de salas (hecho que provocó que algunos estrenos de esta pasada semana no llegaran a ciertos lugares de nuestro país), llega a los cines de toda España este próximo viernes 30 de noviembre.
El propio titular ya deja bien claro que no quedé muy satisfecho con lo que nos ofrece ‘Invasor’, pero me gustaría invitaros a descubrir exactamente cuáles son las cinco principales razones para ello. Vamos allá.
El protagonista
Fueron muchos los que criticaron con saña el trabajo de Alberto Ammann en ‘Celda 211‘ (Daniel Monzón, 2009) como el gran punto débil de la película, pero a mi entender cumplía perfectamente su función de contrapunto para la, esa sí, brillante actuación de Luis Tosar. Ammann no se había prodigado en exceso desde entonces, pero no logro entender qué pudo ver en uno de los personajes protagonistas más insulsos que recuerdo en una cinta de los últimos tiempos. Todo empieza a fallar cuando se empeña en convertirse en un adalid de la justicia y el honor, algo a lo que el guión de Javier Gullón y Jorge Arenillas no consiguen dotar de la más mínima emoción para el espectador. En cambio, sí que consiguen que sea un personaje monocorde sin el más mínimo trabajo para conseguir la empatía del espectador. Ammann se contagia de esa deficiencia para ofrecernos una actuación pobre y carente de todo tipo de matiz, estando a punto de caer en gestos casi robóticos en multitud de ocasiones.
El guión
‘Invasor’ es una película en la que todo parece falso o una vulgar dramatización para intentar despertar la conciencia de los espectadores, y el gran culpable de ello es su guión. Es cierto que calificarlo de desastroso como hice con la absurda ‘El hombre de los puños de hierro‘ (The man with the iron fists, RZA, 2012) sería un poquito injusto, pero es que tampoco se me ocurre nada que merezca la pena salvar. Abusa de tópicos, no sabe crear buenos personajes ni relaciones convincentes entre ellos, es previsible, los diálogos carecen de chispa y busca manipular al espectador en lo que quiere criticar, algo que encima uno nota a las primeras de cambio.
Su ingenuidad
Es evidente que ‘Invasor’ busca funcionar también como un alegato en contra de los horrores cometidos en la guerra y los efectos que ésta puede tener sobre las personas. El problema es que su intento de crítica resulta ingenuo y superficial, limitándose a reacciones un tanto exageradas – el cabreo de un soldado estando en un bar- o a poner a su protagonista en una situación en la que parece que sacar a la luz la verdad es más importante que su porvenir o el de su propia familia. Esta determinación, necesaria para la propia existencia de la película, cae también en una molesta previsibilidad, no teniendo tampoco problemas en echar mano de recursos de verosimilitud un tanto increíbles – la grabación en el móvil-.
Es aburrida
Siempre diré que cualquier película será rescatable si al menos consigue entretenerte. La magnitud de sus problemas pasa a un segundo plano cuando te atrapa durante la duración de la misma, pero es que ‘Invasor’ fracasa estrepitosamente en esta parcela, ya que sólo las escenas bélicas consiguen levantar un poco el interés de un thriller sin emoción, en el que uno se huele a la legua que su mencionada ingenuidad va ir cargándose poco a poco sus (escasos) aspectos más prometedores. Y lo peor de todo es que ni siquiera cuando intenta jugar con el cruce entre espectacularidad y emoción consigue provocar más que bostezos, llegando a ser hasta irritante en su desenlace.
El escaso brillo de los actores
Ya he comentado el decepcionante trabajo de Ammann, pero lo peor de todo es que Daniel Calparsoro no demuestra tener suficiente capacidad para extraer buenas actuaciones de intérpretes por lo general más que solventes. Personalmente, mi gran decepción fue ver como desaprovechaba a Antonio de la Torre, uno de los mejores actores de nuestro cine, en un personaje molestamente esquemático – uno sabe que va a acabar haciendo lo correcto nada más verlo- con el que protagonista de ‘Gordos‘ (Daniel Sánchez Arévalo, 2009) no termina de saber qué hacer. Su última escena, que busca ser el cenit dramático del personaje, roza peligrosamente absurdo. Esto se traslada en mayor – Inma Cuesta- o menor – Karra Elejalde- medida a todos los protagonistas de la misma.
Lo cierto es que no todo en ‘Invasor’ es un fracaso, ya que ocultos hay signos de un relato estimulante, algo que se podría haber conseguido de haber centrado el relato en el personaje de Karra Elejalde. Por desgracia, hasta eso está mal perfilado, por lo que la película es incapaz de redimirse por ese lado, y el brío que intenta imprimir Calparsoro en determinadas secuencias tampoco termina de surtir efecto, provocando que ‘Invasor’ ni siquiera sea capaz de traspasar la mediocridad en sus aspectos más conseguidos. Una pena.
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