Que si está ambientada en el mismo universo. Que si no lo está. Que si es una suerte de secuela de 'Monstruoso' ('Cloverfield', Matt Reeves, 2008). Que ni secuela, ni precuela, ni nada de nada. Que tanto movimiento, y titular a la cinta de forma tan similar a la de 2008, no es más que una clara estratagema comercial para mover de forma veloz una producción de la que nada se sabía hasta hace unas semanas. Y a la luz de los geniales resultados de la cinta, uno se pregunta, ¿y qué más da?
Es evidente que en el negocio del cine, todas las estratagemas que puedan usarse para aumentar las expectactivas y la publicidad hacia un título en concreto entran dentro del juego de la promoción de dicha cinta. Pero, una vez ésta se estrena, y se pueden juzgar los resultados de la misma sin dejarse contaminar por disquisiciones que nada tienen que ver con su calidad artística, todo el polvo previo no es más que eso, necedades que no deben empañar, ni en una dirección ni en otra, la valoración sobre el filme.
Un debut sobresaliente
Y como decía al final del primer párrafo, si de valoraciones acerca de 'Calle Cloverfield 10' ('10 Cloverfield Lane', Dan Trachtenberg, 2016) hemos de hablar, según a lo que atendamos nos estaremos moviendo entre un notable alto y el sobresaliente del que se hace justo merecedor Dan Trachtenberg, cineasta que, como ya pasara con Matt Reeves en 'Monstruoso', debuta de forma brillante en un ejercicio mucho más contenido que el espéctaculo grandilocuente que era por momentos la cinta de 2008.
Con el 90% del metraje desarrollándose en los escuetos confines de un búnker subterráneo al que han ido a parar, bajo diversas circunstancias, los tres protagonistas del relato, Trachtenberg demuestra una inventiva asombrosa en lo que a no acomodarse a soluciones comunes se refiere, confiriendo a los concisos metros cuadrados en los que se mueve la cámara una permanente sensación de que nunca se llegan a explorar todos los posibles encuadres.
Considerando la inmensa variedad de los mismos —espectacular, por ejemplo, el recorrido panorámico de la cámara por la zona central del búnker—, la forma en la que éstos quedan entrelazados por un montaje excepcional y el modo tan preciso en el que auxilian al trabajo de los tres protagonistas, reforzando la intensidad de sus interpretaciones, tachar de brillantez con repuntes de genialidad el ejemplar debut de Trachtenberg tras el objetivo es tan necesario como obvio resulta augurarle al cineasta un futuro tremendamente prometedor.
Un actor inmenso para un personaje inmenso
Hacer reposar todo el peso de una proyección en un puñado reducido de personajes siempre es una apuesta arriesgada, máxime si ese puñado son sólo tres como es el caso de 'Calle Cloverfield 10'. Es por ello que, si el ajuste en la elección del reparto debería ser siempre materia a mimar en cualquier filme, aquí es primera disquisición a tener en cuenta. Una disquisición que, afortunadamente, se resuelve con autoridad al tener en su haber a Mary Elizabeth Winstead, John Gallagher Jr. y John Goodman.
Y si los dos primeros plantean una aproximación a sus personajes que es tremendamente sólida y confieren a los mismos una muy necesaria naturalidad para que la empatía con ellos sea casi inmediata, es en el más veterano de la terna ante el que es imposible no rendirse por el impresionante modo en el que se mueve en los espeluznantes extremos a los que accede un granjero paraonico que afirma que el mundo fuera de las paredes del búnker está sufriendo un apocalipsis debido a una invasión extraterrestre.
Haciendo gala de la misma —o mayor— tridimensionalidad que sus compañeros de reparto, el carisma que desprende Goodman por una parte, y el terror que imprime al espectador por la otra plantean un constante tira y afloja que mantiene al respetable en perpetua tensión sin saber en ningún momento por dónde puede derivar el errático comportamiento de su personaje. Y eso, unido a los derroteros por los que transita el guión provoca que sea imposible anticiparse a nada de lo que transcurre durante los poco más de cien minutos de metraje.
'Calle Cloverfield 10', inesperada
Es debido a ésto último y al hecho comentado al principio de que nada se supiera del filme hasta hace unas cuantas semanas, que el mejor apelativo que cabría aplicarle a 'Calle Cloverfield 10' es el de mayúscula sorpresa. Mayúscula como hemos visto por su dirección, por sus interpretaciones y por ese libreto que, ante todo, termina aportando a la cinta una cualidad que la hace única: el servir como crisol a tal disparidad de géneros, que el meterla en este ciclo de ciencia-ficción se deba, únicamente a lo que acaece en los últimos minutos de proyección.
Hay quienes han afirmado por algún que otro rincón de la red que dichos minutos arruinan por completo todo lo que la película había expuesto hasta entonces y que mejor hubiera sido resolver la trama de otra manera. Mi opinión va en contra de dichas aseveraciones por cuanto creo que el giro por el que el trío de guionistas optan es tremendamente consecuente con parte del discurso por el que ha ido caminando la cinta y sirve, además, para que el clímax del metraje aumente aún más la sensación de asombro ante la producción.
Una producción que, puestos a comparar con aquella con la que se supone tiene relación, se eleva bastante por encima de los irregulares resultados que, al menos en cuanto a homogeneidad, podían derivarse del trabajo de Matt Reeves. Una cinta aquella que tenía demasiados altibajos y que resulta perdedora del encuentro con el firme pulso que 'Calle Cloverfield 10' mantiene con el espectador sin dejarlo respirar ni un sólo segundo. Lo dicho, una sorpresa con mayúsculas.
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