Cada año se estrenan varios remakes o reboots de dudosa categoría, llegando en algunos casos a ser unos bodrios. Hay no pocos motivos para desconfiar de ellos a priori, pero no ha sido hasta ‘Cazafantasmas’ (‘Ghostbusters’) cuando ha surgido un odio de tal intensidad sin haberla visto de los amantes de la cinta dirigida por Ivan Reitman de 1984 que cuesta un poco entender de dónde ha salido sin caer en las siempre peligrosas acusaciones de machismo.
Por mi parte, he de confesar que no sentía especial entusiasmo por verla, en parte porque su campaña promocional ha sido bastante floja -mención especial para este ridículo spot con Andrés Iniesta-, pero Paul Feig, su director, goza de mi total confianza, así que me acerqué al cine lo antes que pude, animado también por las buenas críticas. ¿El resultado? Una comedia de ciencia-ficción muy entretenida y con poco o nada que envidiar a la original, la cual considero que está mitificada en exceso.
Odio inmerecido
Soy consciente de que ‘Los Cazafantasmas’ (‘Ghostbusters’) es una cinta que ha marcado a millones de personas, en la mayoría de los casos por haberla visto en el momento elegido para que dejase una huella mayor en ellos. Sin embargo, nunca fue una gran película, aunque sí una con muchísimo encanto, y además con ese toque ochentero que tanto disfrutamos en su momento y que actualmente vuelve a pegar con fuerza.
Al final, no dejaba de ser un título pensado para entretener al espectador y, aunque también tiene sus problemas, sigue cumpliendo su cometido de una forma que Hollywood parece haber dejado de lado con la excepción de sucedáneos más o menos inspirados. Ahora sigue haciéndose lo mismo con otras armas, con la gran diferencia de que ahora resulta casi imposible que cualquiera de ellas nos deje una marca como entonces. Se estrenan tantas y hay tanto ruido a su alrededor que simplemente no es posible.
Por ello, lo primero que hay que tener claro es que ‘Cazafantasmas’ jamás iba a igualar a la original en ese apartado, pues la cada vez más asentada tendencia al usar y tirar -o al menos hacerlo hasta la llegada de la posible secuela- ya lo impedía de entrada. Su fracaso comercial también la condena a ello, pero ojalá se estuviera hablando ya de ella por sus méritos reales en lugar de por presuntamente mancillar algo por su mera existencia. Que los haters lo superen, porque no es el caso.
No pasa nada porque sean mujeres
Voy a ser sincero y reconocer que me preocupa que en Hollywood estén intentando utilizar la excusa de cambiar a los protagonistas por mujeres para seguir dando rienda suelta a la fiebre del reboot. La cuestión es que no es por ese detalle concreto, sino porque hace que los relanzamientos de sagas vayan a ser aún más habituales cuando yo simplemente quiero que al menos se intenten crear más nuevas sagas -que se vaya a renunciar a ellas es algo que jamás sucederá-.
Salvado ese detalle, si una propuesta de estas características mola, no creo que haya motivo alguno para dejar de disfrutarla. Eso es lo que sucede con ‘Cazafantasmas’, que se preocupa en ser respetuosa con el original y añadir varios guiños a ella -innecesarios pero muy simpáticos los cameos-, pero lo hace creando un nuevo comienzo que le permita respirar por su cuenta en lugar de ser un mero remake encubierto. Eso la habría condenado, pero el primer gran acierto de Feig, también guionista junto a Katie Dippold, es no caer en ello.
Para ello, Feig y Dippold crean un grupo de cuatro personajes que, en líneas generales, funciona mejor como grupo que como lo que ellas aportan individualmente. Eso lo consiguen con unas personalidades que se complementan muy bien y sabiendo extraer también lo mejor de las cuatro protagonistas. Un buen ejemplo de ello es que Feig ha sido hasta ahora el único director capaz de aprovechar satisfactoriamente la vis cómica de Melissa McCarthy. ¿Cómo lo ha hecho? Entendiendo que funciona mejor cuando el exceso es lo que le pasa en lugar de serlo ella misma.
Además, el propio uso de las actrices resulta bastante más equilibrado que en el original, donde había cierta -y comprensible- tendencia a fomentar el lucimiento de Bill Murray. De hecho, esa búsqueda del equilibrio es uno de sus mayores logros, ya que también consigue que los dos elementos más disonantes, unos divertidísimos Chris Hemsworth y Kate McKinnon -aunque ella a veces parezca que vive en una especie de realidad alternativa-, jamás lo rompan, algo que sospecho que habría sucedido de caen en la tentación de potenciarlos más de la cuenta.
’Cazafantasmas’, el veredicto
Más allá del hecho de que sean mujeres, cuyo detalle intrínseco más llamativo es que el personaje Kristen Wiig de pierda la cabeza por el de Hemsworth -algo en lo que tienen un filón cómico y Feig también sabe exprimirlo sin abusar de ello-, lo que tenemos en ‘Cazafantasmas’ es un pasatiempo ágil que sabe muy bien cómo presentar a sus protagonistas al mismo tiempo que van sucediendo diferentes cosas para que todo vaya avanzando sin caer en tiempos muertos innecesarios.
De hecho, lo más parecido a resultar confusa está en las explicaciones verbales que se dan ante ciertos hechos o creaciones. No tengo muy claro si es por intentar darles un barniz científico, pero al final cuando mejor funciona es cuando es McKinnon quien lo hace, pues su sincera excentricidad hace que ni nos planteemos por un segundo el galimatías que nos quieren vender. Ella es el gran gancho para que el público simpatice con estas cazafantasmas.
Con todo, una de sus grandes virtudes es que todo avanza de forma muy fluida, con el entretenimiento como nota dominante y el humor como recurso habitual para conseguir picos constantes de interés que te dejan con ganas de más. Eso es algo que incluso sabe mantener durante sus efectivos títulos de crédito finales, dándome mucha pena que finalmente esa posible secuela no vaya a concretarse tras el tibio recibimiento de la que nos ocupa.
En el apartado negativo hay dos aspectos esenciales, el primero es que su villano es bastante flojo. Vale que no deja de ser un enemigo estándar para demostrar las habilidades de las protagonistas -personalmente, odio que varias primeras entregas desaprovechen malos de bastante nivel por su naturaleza introductoria-, pero a ratos incluso da la sensación de ser mero relleno para que algo pase. Por suerte, eso se soluciona al final, aunque a cambio surge otro problema producto de ser una película hija de su tiempo.
En el blockbuster actual existe una clara tendencia al exceso innecesario durante sus tramos finales, seguramente porque los productores quieren que la millonaria inversión luzca lo máximo posible. En ‘Cazafantasmas’ también sucede, perdiendo en parte ese equilibrio que mencionaba antes. Por suerte, su propia energía sí que sigue ahí, logrando esquivar los efectos más nocivos de la saturación artificial y encima todos los efectos funcionan bastante bien. A eso le añadimos que se mantiene ese entusiasmo contagioso que caracteriza a la película y le perdono sus problemillas aquí.
Por mi parte, creo que habría funcionado mejor con un enfoque más minimalista y prescindiendo también del único detalle femenino que sí que no termino de entender -no llega hasta el tramo final, de ahí que no entre en detalles-, pero es que incluso cuando se convierte en una explosión de efectos especiales, mantiene su corazón y sabe hacer que disfrutes en la butaca. ¿Podría ser mejor? Por supuesto, pero también la original, y eso es algo que algunos parecen olvidar.
En definitiva, ‘Cazafantasmas’ puede que sea innecesaria, pero se queda muy lejos de ser una copia cutre como algunos temían -para encontrar algo así hay que buscar en otros sitios-, ya que es uno muy divertido que supera al original en algunos apartados y se queda por debajo del mismo en otros, aplastando así el odio que ha padecido con uno de los mejores reboots que se han hecho en Hollywood y que encima te deja con ganas de más.
Otra crítica en Blogdecine: 'Cazafantasmas', un reboot fresco y divertido
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