Nadie se esperaba el enorme éxito que tuvo 'Campeones' en 2018': 19 millones de euros de recaudación solamente en España y 3 premios Goya, entre ellos el de mejor película, superando así a 'El reino', la cinta que se llevó más galardones en esa edición. Todo eso dio pie a un remake en Estados Unidos protagonizado por Woody Harrelson que pasó bastante desapercibido y a una secuela que lleva este viernes 18 de agosto a los cines de toda España.
Con el título de 'Campeonex', lo primero que llama la atención de la película es la ausencia de Javier Gutiérrez, quien funcionaba a modo de gran eje sobre el que se iba construyendo la primera entrega. En su lugar se optó por un cambio radical con el fichaje de la poco conocida Elisa Hipólito para dar vida a una entrenadora novata que se ve a menudo superada por las circunstancias.
Pisando sobre seguro
El objetivo vuelve a ser el mismo que en 'Campeones': intentar hacer pasar un rato divertido al espectador pero prestando especial atención a las posibilidades de la historia como vehículo para emocionar al público. Eso sí, desde el principio se opta más por el enfoque amable que iba a adquiriendo la primera entrega una vez el cinismo del personaje de Gutiérrez iba perdiendo peso. Para mí eso no es algo positivo, pero estoy convencido de que lo que muchos realmente disfrutaron de su predecesora fue su capacidad para tocarles la fibra sensible.
Por lo pronto, esa tendencia habitual del cine de Fesser hacia una comedia tan excesiva como peculiar queda aquí totalmente reducido a una subtrama que inicialmente parece que va a ser vital dentro de 'Campeonex' y que a la hora de la verdad queda, siendo generosos, en un segundo plano, utilizándose más para explicar la llegada al equipo de Brianeitor, quien acaba por convertirse en el gran protagonista de la función.
Eso sí, esa es una transición que Fesser realiza con fluidez y cierta naturalidad, permitiendo así que el personaje sea un integrante más del equipo antes de que pase a ser la gran estrella del tramo final, y además el streamer Brian Albacete está de lo más convincente en todo momento. Es cierto que 'Campeonex' se alarga en su último acto más de la cuenta en su obsesión por emocionar al espectador y que la apuesta por los eSports pasa de la curiosidad inicial a acabar saturando como excusa para la búsqueda del inevitable final feliz, pero hasta entonces sí que se había dado con un efectivo equilibrio entre la carga humorística y el buenrollismo reinante.
Todo ello deriva del pequeño lío que provoca que los campeones tengan que cambiar de deporte, pasando del baloncesto al atletismo -aunque el deporte de la canasta sí es bien importante en el arranque-, lo cual da pie a situaciones en las que se incide en su falta de experiencia y cómo han de hacer frente a situaciones comprometidas. No es que sea nada del otro mundo y llama la atención lo desconectado que está muchas veces el personaje de Jesús Vidal, el que más brilló del grupo de campeones en la primera entrega, del resto, pero cumple como entretenimiento dentro de la línea que uno podría esperar de 'Campeonex'.
Al final la clave está en saber cómo jugar con esa ingenuidad imprescindible para que la película no se venga abajo casi de entrada. De nuevo se vuelve a usar la figura del entrenador(a) como punto de apoyo para que el espectador se sumerja en la historia, pero ahí el drama personal del personaje de la hija de Carlos Hipólito resulta decepcionante. Primero porque ese gafe se prestaba a echar mano más a menudo de ese humor marca de la casa de Fesser y segundo porque acaba siendo otro factor más en la sobredosis de buenas intenciones que acaban dominando 'Campeonex' por los cuatro costados.
Ojo, no creo que 'Campeonex' sea una de esas secuelas desganadas hechas con la única intención de exprimir el éxito de la primera entrega y vender millones de entradas, pero sí que igual simplemente este universo ya no daba mucho más de sí. Al final lo realmente clave aquí es la empatía que uno sienta hacia sus protagonistas y las ganas que tenga de verles triunfar. A mí ya me valía con lo que me dio 'Campeones' y esto no deja de ser una prolongación resuelta con cierto oficio pero ninguna brillantez por parte de Fesser.
Esto se nota principalmente en alguna subtrama puramente dramática que sí parece estar ahí con la única intención de ir allanando el camino para provocar la lágrima en el espectador, algo que hasta se percibe en la banda sonora. Y claro, no es lo mismo saber que una película quiere conseguir eso que sentir que lo está buscando de forma tan evidente. Habrá casos en los que consiga su objetivo igualmente, pero en otros espectadores puede generar un rechazo más o menos pronunciado. Yo pertenezco a este segundo grupo, que la secuela de Fesser que realmente anheló yo es la que nunca se hará de 'Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo'.
Al final lo que ofrece 'Campeonex' es continuismo pero intentando en todo momento evitar la posibilidad de ser un simple más de lo mismo. Por desgracia, eso rebaja para mí lo que mejor funcionaba en la primera entrega, donde la mala baba de Fesser con ciertos apuntes de humor negro encajaba de fábula, pero tengo bastante claro que la mayor parte de su éxito está en su lado más emocional. Y aquí se hace una apuesta aún más decidida por ello.
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