Puede que generalizar sea una de las mayores estupideces que puede cometer un ser humano, especialmente cuando se trata un tema tan vasto y rico en matices y productos de las más diversas naturalezas como lo es el cinematográfico, pero es innegable que el grueso de producciones españolas contemporáneas que llegan al gran público está viéndose dominado, salvo honrosas excepciones, por esa comedia rancia prefabricada en los grandes estudios.
Bajo este panorama —y repito, excepciones aparte—, el cine de género se eleva como un balón de oxígeno ante una evidente falta de riesgo, creatividad —y podríamos afirmar que también de calidad—, siendo la última muestra de ello '70 Binladens'; lo nuevo de un Koldo Serra que, tras la fantástica 'Gernika' —2016—, regresa por todo lo alto con su mejor película hasta la fecha.
Tirando de uno de esos símiles que, según cómo se miren, podrían sonar como auténticos disparates, podríamos llegar a la conclusión de que un atraco a una sucursal bancaria y un largometraje se asemejan en lo siguiente: ambos requieren de una planificación meticulosa que, de ejecutarse correctamente, puede generar resultados brillantes. Y esto es lo que el realizador bilbaíno y su equipo han conseguido con esta suerte de 'Tarde de perros' made in Spain.
Más "Binladens" y menos "Apellidos"
Aparcando a un lado cualquier comparación —siempre odiosa— con el clásico de Lumet, merece la pena detenerse en los elementos clave que convierten a '70 Binladens' en una de las mejores y más estimulantes cintas que nos ha dado el cine patrio durante los últimos años; comenzando por un guión sencillamente espectacular, firmado a seis manos por Javier Echániz, Juan Antonio Gil Bengoa y Asier Guerricaechebarría.
Pese a abrazar buena parte de los tics y lugares de paso necesarios dentro del subgénero, el libreto de '70 Binladens' logra desmarcarse de sus obras congéneres gracias a un repertorio casi interminable de esos giros y sorpresas capaces de mantenerte sentado al borde de la butaca durante toda la proyección. Calculado al milímetro, preciso, ingenioso, con una gestión del suspense y unos sentidos del ritmo y el humor ejemplares... todas las alabanzas hacia él son pocas.
Pero el juego de máscaras, engaños y espejos que propone este thriller no serían, ni por asomo, tan efectivos, de no haber contado con la visión y el dominio del lenguaje visual de su director, que regala pasajes para el recuerdo —magistral el plano secuencia con el que arranca el golpe en el banco—, que planifica con una eficacia envidiable y, lo que es aún más importante, que saca auténtico oro de su reparto.
Porque si algo lleva a '70 Binladens' a un nuevo nivel, eso es un elenco particularmente inspirado y deslumbrante desde su rico espectro de secundarios hasta un dúo principal con sello femenino encabezado por unas descomunales Emma Suárez y Nathalie Poza, que roban todos los focos de la función y que aprovechan plenamente el notable diseño de personajes, detallados y escritos con mimo.
Durante una escena de la película, uno de los personajes sentencia a voz en grito que "España es un país de mierda lleno de hijos de puta". Puede que esta perspectiva sea más o menos afortunada —no seré yo quien entre a evaluarla—, pero, desde luego, nuestra industria fílmica se vería muy beneficiada si apostase más a menudo por un cine tan valiente y arriesgado como este. Más "Binladens" y menos "Apellidos".
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