Con lo olvidadas que eran las últimas ganadoras en el festival de Cannes, el hecho de que se estrene con una decente distribución en nuestro país, una película como '4 Meses, 3 Semanas y 2 Días' ('4 luni, 3 saptamani si 2 zile', 2007) casi se puede considerar una especie de milagro, y es que siempre me ha llamado la atención como algunas de las películas ganadoras al premio mayor en un festival tan prestigioso como el de Cannes eran ninguneadas por el sector de la distribución de un forma verdaderamente preocupante... o ¿tal vez no le interesan a nadie este tipo de películas?
Sea como fuere '4 Meses, 3 Semanas y 2 Días' se ha estrenado, y deduzco que a pesar de que no será un éxito de taquilla, gustará bastante. Y ya de paso el público conocerá un poco la forma de hacer cine en Rumanía, lugar en el que, si no me equivoco, se producen unos 14 largometrajes al año, que si todos son tan buenos como el que nos ocupa, en dicho país pueden andar con la cabeza bien alta, cinematográficamente hablando. Aún diciendo esto, debo confesar que tampoco me he encontrado con esa magnificencia que promulgan en algunos sitios. '4 Meses, 3 Semanas y 2 Días' está ambientada en la Rumanía de los años 80 al final del comunismo, y narra la historia de dos estudiantes, compañeras de habitación que han organizado una cita con un hombre en un hotel. Una de las dos está embarazada, y el aborto es algo ilegal, y sin saber muy bien a qué se enfrentan, deciden contratar los servicios de un médico que les ayude a salir del embrollo.
Cristian Mungiu, el director, va directo al grano sin ningún tipo de estridencia ni parándose demasiado en pormenores. Enseguida nos mete en la acción, y lo hace prácticamente en tiempo real, dividiendo la trama en cuatro actos bien diferenciados: preparativos, estancia en el hotel, fiesta de cumpleaños y "desenlace". En los cuatro el punto de vista es siempre el mismo, el de una chica llamada Otilia, quien por amistad ayuda a su compañera embarazada. Es realmente curioso que el film esté narrado desde la perspectiva de este personaje y no del que quiere abortar, algo que hubiera sido mucho más lógico. Pero a veces, el escapar de la lógica, o de lo esperado, nos presenta aciertos como los de esta película, ya que precisamente ese punto de vista le da un cariz distinto al de cualquier otro drama social sobre el mismo tema.
Dicho personaje está interpretado por una actriz en puro estado de gracia, Anamaria Marinca, quien es capaz de sostener el plano con una entereza envidiable. La joven actriz da un verdadero y casi escalofriante registro, durante los cuatro actos del film, destacando en todos ellos. A su lado, el resto de actores, que cumplen con creces sus cometidos, parecen empequeñecerse comparados con el portentoso trabajo de Marinca, a quien una cámara nerviosa a veces, y muy segura otras, sigue en todo momento. Una cámara, que una vez más, no juzga a sus personajes ni los sentencia, se limita a mostrar una serie de hechos.
Sin embargo, y a pesar de las excelencias nombradas hasta ahora, la película adolece de un bajón de ritmo en su tercer acto, en el que una fiesta de cumpleaños es la excusa para apartarnos del tema central de la película. Y creo que es un error, ya que esos momentos son mucho menos interesantes que el resto, e incluso sus personajes, la mayoría familiares del novio de Otilia, son menos atrayentes. Algo que no ocurre con los de su amiga, de la que nunca quedan claras sus motivaciones, o la del médico, éste último sorprendente en un aspecto en concreto que es mejor no desvelar y que aporta uno de los dos momentos más incómodos de la película, aquél en el que negocian el aborto, secuencia en la que uno no tiene ni la más mínima idea de cómo van a acabar las cosas. El otro momento es en un baño, demasiado descriptivo, pero quizá necesario.
Una buena película, concisa, dura, nada manipuladora (esto empieza a ser moda) y que tal vez peque de exceso de metraje. También debo añadir que al final me quedé con una sensación un tanto vacía, como esperando más, y es que tal vez lo planteado en la parte del hotel, de una calidad inmejorable por la crudeza del asunto, choca de forma irreversible con el resto, mucho más anodino, incluso le impide al film definirse de una forma más concreta. Aún así merece bastante la pena.